lunes, 21 de mayo de 2018

Percepciones desde Arabia Saudí: el efecto Bin Salmán

El paisaje político-religioso de Arabia Saudí está cambiando. El carismático príncipe Mohamed Bin Salmán está decidido a modernizar su país e incluso habla de un cambio hacia un islam más “moderado”.

Cartel del rey Salmán y de su hijo, el príncipe Bin Salmán, en Riad, capital de Arabia Saudí. / Puertas Abiertas 

A día de hoy, Arabia Saudí no está especialmente abierta a religiones diferentes al estricto islam suní. No se permiten iglesias ni símbolos cristianos de ningún tipo. En teoría, a los cristianos extranjeros se les permite organizar sus propias reuniones a pequeña escala siempre que no causen molestias. Sin embargo, las incursiones en reuniones de hogares todavía suceden y a las criadas y niñeras cristianas extranjeras rara vez se les permite salir de sus casas, haciéndoles imposible asistir a la iglesia. 

Para los locales saudíes, decidir seguir a Cristo es subir una montaña que solo se puede escalar por fe. La apostasía del islam está castigada con la muerte según la ley. En la práctica, la mayoría de los creyentes mantienen su nueva fe en completo secreto por miedo a que sus familiares los rechacen, los maltraten o incluso los maten. La enorme presión social hace extremadamente difícil reunirse y edificarse mutuamente entre el pequeño número de creyentes nativos clandestinos. 

Pero el paisaje político-religioso de Arabia Saudí está cambiando. El carismático príncipe Mohamed Bin Salmán está decidido a modernizar su país e incluso habla de un cambio hacia un islam más “moderado”. Pero ¿aliviaría esto la situación de los cristianos locales? ¿Podría significar una mayor oportunidad para que el Evangelio se abra hueco entre la sociedad saudí? En una visita reciente, compañeros de Puertas Abiertas hablaron con cristianos en Arabia Saudí para preguntarles sobre su percepción. 

“TODO ESTÁ CAMBIANDO” 

“El cambio está en el ambiente. Eso es seguro”, dice un cristiano occidental que vive y trabajan en Arabia Saudí, y añade: “todo está cambiando. Algunos están más abiertos al Evangelio, pero otros se están radicalizando”. Según él, los tiempos actuales son comparables a la época de la primavera árabe que se extendió por Oriente Medio en 2010 y 2011: “Es un cruce de caminos. Si funciona, traerá grandes cambios y mayor libertad a este país. Si fracasa, Arabia Saudí podría ser el próximo Yemen, solo que aún peor. Si los fundamentalistas ganan la batalla que se lucha tras las cortinas e inician una guerra civil, este lugar retrocederá a los tiempos oscuros. Así que esto puede ser un enorme despertar o uno de los mayores baños de sangre de la historia”. 

Lo bueno del desarrollo político actual, de acuerdo a este creyente, es que ahora nadie en el Gobierno parece preocupado por los cristianos y las iglesias en Arabia Saudí. “Los cristianos son plancton comparados con las ballenas que están atrapando. Así que sencillamente no tienen tiempo para preocuparse. Mientras los creyentes mantengan sus cabezas agachadas y no haya que llamarles la atención desde el Gobierno, todo va bien”. 

Este hermano en la fe quiso aprovechar para pedir oración por los cristianos de Arabia Saudí: “Como iglesia global, necesitamos orar. Estamos llegando a un punto crítico, el mundo exterior necesita saber que este lugar necesita mucha oración”. 

Por su parte, un pastor hindú que también trabaja y vive en Arabia Saudí, describe la situación de forma un poco más positiva, señalando, por ejemplo, la desautorización al departamento árabe de policía islámica para ordenar detenciones en 2016: “Antes de eso, nadie podía llevar una Biblia por la calle sin ser arrestado. Ahora podemos. Antes era muy peligroso para alguien que no fuera cristiano asistir a una reunión cristiana, pero ahora hay menos miedo. Oro a Dios para que pasemos al siguiente escenario y empiece a traer más saudíes a Cristo”. 

Otro de los cristianos entrevistados, que vive en una parte más rural del país, confía en que los cambios sobre políticas igualitarias sean una buena señal: “La estricta separación entre hombres y mujeres ha dado como resultado que haya pocos matrimonios sanos en este país… Sería bueno que las barreras que separan a hombres y mujeres se derribaran”. Permitir a las mujeres conducir coches puede darles más movilidad y mejorar su posición, e incluso acercarlas a Cristo: “Sería más fácil que salieran de casa. Eso les permitiría conocer a cristianos”. 

MUCHOS INTERROGANTES POR DELANTE 

Sin embargo, también nos advierte contra los efectos de “demasiado cambio de golpe” y explica: “El cambio puede llevar al conflicto. Nadie sabe lo que sucederá si los grandes colectivos empiezan a sentirse abandonados en su propio país”. Pero, aunque esto ocurriese y los aires de cambio se convirtiesen con el tiempo en un recrudecimiento del sentimiento nacionalista islámico, mantiene la esperanza: “Un sistema religioso represivo puede provocar que la gente se haga preguntas. Mira lo que sucede en Irán. Cuanto más se persigue a los cristianos, más parece crecer la iglesia. Si Arabia Saudí adoptara una forma más moderada de islam abierta a todo tipo de ideas, eso podría ser más difícil de revertir que si hubiera un islam más estricto”. 

De hecho, este entrevistado percibe que muchos saudíes ya han rechazado en sus mentes el islam fundamentalista que caracteriza la enseñanza de las mezquitas, aunque todavía asistan y recen en ellas: “A muchos musulmanes de aquí no les gusta el islam de los estrechos de mente. Muchos musulmanes moderados están hartos de la hipocresía”. 

Aunque resulte paradójico, para este último entrevistado, el paso a un islam más moderado en la mentalidad saudí no tiene por qué significar una puerta abierta a un avivamiento de la fe cristiana en el país: “Muchos saudíes que se convierten en musulmanes ‘indiferentes’ no empiezan a buscar otras religiones. Empiezan a vivir vidas mundanas, centrándose en conseguir un trabajo, una familia, niños y buenas vacaciones. Nada que tenga que ver con Dios”.


20/05/2018 en PROTESTANTE DIGITAL




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