martes, 7 de octubre de 2014

MITOS Y REALIDADES. #237. El proceso de paz.

MITO:
«El plan de paz de la Liga Árabe del 2002 representa una nueva visión dramática en la cual los árabes, por primera vez, abandonan sus demandas maximalistas».





REALIDAD:
Abdula, el príncipe coronado saudita, presentó un proyecto de paz que fue subsecuentemente revisado y adoptado por la Liga Árabe como una iniciativa de paz que le ofrecía a Israel «relaciones normales» a cambio de que se retirara a las fronteras de 1967 y resolviera el problema de los refugiados palestinos.




«Hay algunos que han instado, como una sola y simple solución, un inmediato regreso a la situación como estaba el 4 de junio… esto no es una receta para la paz, sino para renovadas hostilidades».   Presidente Lyndon Johnson.


De hecho, la «nueva» iniciativa no es nada más que una redefinición de la interpretación árabe de la resolución 242 de las NU. El problema es que la 242 no especifica lo que, conforme al plan de paz, Israel debe hacer. La resolución pide que Israel se retire de territorios ocupados durante la guerra, no de «todos» los territorios, a cambio de la paz. De hecho, los delegados árabes cabildearon para que la palabra «todos» fuese incluida en la resolución y esta idea fue rechazada.

Además, la resolución 242 también dice que cada estado tiene el derecho a vivir dentro de «fronteras seguras y reconocibles», lo que todos los analistas militares han interpretado que significan las fronteras de 1967 con modificaciones que garanticen la seguridad de Israel. Incidentalmente, la resolución no establece prioridades, sino más bien que son principios iguales. Israel no tiene ninguna obligación a retirarse antes de que los árabes se avengan a vivir en paz.

El plan árabe pide que Israel se retire de las Alturas de Golán. El gobierno israelí ha ofrecido retirarse de la mayor parte, si no de todo el Golán, a cambio de un acuerdo de paz; sin embargo, el presidente sirio Bashar Assa no ha estado hasta ahora dispuesto a negociar en modo alguno con Israel.

La demanda de que Israel se retire del «resto de los territorios libaneses ocupados en el sur de Líbano» no es sólo ingenua, sino que contradice la conclusión de NU de que Israel ha cumplido completamente con su obligación de retirarse del territorio libanés.

Mapa de Palestina de la Autoridad de Palestina.

La iniciativa árabe también pide una solución justa para el problema de los refugiados palestinos en base a la resolución 194 de la Asamblea General de NACIONES UNIDAS que no es de obligatorio cumplimiento. En la actualidad, la UNRWA dice que 3,9 millones de palestinos son refugiados. La población actual de Israel es de aproximadamente 6 millones, 5 millones de los cuales son judíos. Si todos los palestinos regresaran, la población sería de casi 10 millones, y la proporción de judíos y árabes palestinos sería de aproximadamente 5-5.

Dada la más alta tasa de natalidad árabe, Israel no tardaría en dejar de ser un estado judío y de facto se convertiría en un segundo Estado palestino (junto con el que se espera sea creado en Cisjordania y la Franja de Gaza). Esta fórmula suicida ha sido rechazada por Israel desde el fin de la guerra de 1948 y es totalmente inaceptable para los israelíes de hoy.

Israel ha convenido en permitir que algunos refugiados palestinos regresen por razones humanitarias y como parte de un plan de reunificación familiar.

Miles han regresado ya de esta manera. En el pasado, Israel ha expresado en repetidas ocasiones su disposición a aceptar hasta 100.000 refugiados como parte de una resolución sobre el problema. En efecto. Israel aceptó 140.000 refugiados desde los acuerdos de Oslo de 1993.

La exigencia árabe de que Israel acepte el establecimiento de un Estado palestino en Cisjordania y Gaza con Jerusalén Oriental como su capital ha sido parte de las negociaciones desde Oslo. Los líderes de Israel, incluido Sharón, han aceptado la idea de crear un Estado palestino en parte de esos territorios, e Israel incluso ha ofrecido concesiones sobre el status de Jerusalén, pero los palestinos los han rechazado todos.

Es también digno de notar que la mayoría de las naciones de la Liga Árabe no tienen ninguna razón para no estar en paz con Israel en la actualidad.

Israel no retiene ninguna parte de sus territorios y está más que dispuesto a hacer la paz con los miembros de la Liga. Varios miembros de la Liga ya habían comenzado a normalizar relaciones con Israel antes del último brote de violencia y su principal crítico era Arabia Saudita.

Para que el plan tenga alguna oportunidad de servir como un punto de partida para las negociaciones, los sauditas y otros miembros de la Liga Árabe tendrían que estar preparados para negociar directamente con Israel. El primer ministro israelí Ariel Sharón dijo incluso que él iría a la cumbre de la Liga Árabe a discutir el plan, pero no lo invitaron. Los sauditas también han sido invitados a ir a Jerusalén para discutir su propuesta, pero también han rechazado esta idea.





Fuente:
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.





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