Seis meses después del ataque israelí 'Operación Margen Protector', ni una sola de las casas destruidas ha sido reconstruidas. 100.000 personas siguen desplazadas y miles de familias viven en viviendas sin tejado, muros, agua potable o electricidad. Sólo un cuarto de los fondos comprometidos han realmente llegado a Gaza. Pero no sólo es un problema de dinero.
La ONG OXFAM insta a la comunidad internacional y a España a actuar
En agosto del año pasado, mientras la mitad del mundo estaba de vacaciones, unos pocos, los gazatíes, sintieron que estaban en el infierno. 51 días de ataques sin tregua bajo lo que se llamó 'Operación Margen Protector' fue algo muy cercano a ese averno. El nivel de destrucción que causó no se había visto en décadas. Viviendas, escuelas, hospitales y sistemas de agua fueron reducidos a escombros.
Poco después de que se firmase un alto fuego temporal, se celebró una conferencia internacional en la que se comprometieron 3.500 millones de dólares hasta 2017 para reconstrucción y rehabilitación, incluyendo la aportación de 36 millones de España. Pero mucho más importante, los países ahí reunidos acordaron cambiar de estrategia con un objetivo más a largo plazo para poner fin al conflicto.
Pero lamentablemente, todas esas promesas se han convertido en palabras vacías. Seis meses después, ni una sola de las casas destruidas ha sido reconstruidas. 100.000 personas siguen desplazadas y miles de familias viven en viviendas sin tejado, muros, agua potable o electricidad. Sólo un cuarto de los fondos comprometidos han realmente llegado a Gaza. Pero no sólo es un problema de dinero.
Gaza sigue estando bajo el bloqueo de Israel después de nueve años. Este bloqueo condiciona la vida y la economía de cada uno de los gazatíes: familias separadas en los dos lados de la franja que no pueden reencontrarse, comida que nunca llega, material de reconstrucción paralizado al otro lado sin poder alcanzar su destino.
Ahmed, de 18 años, consiguió matricularse en la Universidad en Sudán donde empezaba en septiembre de 2014. Sabiendo que tendría que cruzar a través Rafá para llegar a Egipto empezó a solicitar el visado con tiempo pero cuando los ataques empezaron la frontera se cerró. Aún no ha podido salir de Gaza. Espera no tener que perder otro año más.
Terminar el Status Quo
Un nuevo informe de Oxfam y otras 45 organizaciones internacionales que trabajan en Gaza señala las cuestiones fundamentales que deben cambiar para terminar con este status quo. Soy consciente de que suena repetitivo y que no es la primera vez que se oye, pero realmente si la comunidad internacional no hace nada es muy probable que volvamos a presenciar otro conflicto evitable. Resumo muy brevemente qué estamos pidiendo.
Debe acordarse un alto al fuego permanente. La violencia continúa a pesar del cese temporal pactado en verano de 2014. Por ello, es imprescindible que todas las partes acuerden un proceso de paz a largo plazo. Parece un imposible en un conflicto que lamentablemente se cuenta por décadas, pero no existe otra alternativa.
Debe frenarse la política de separación israelí entre Gaza y Cisjordania. El bloqueo no se puede entender más que como un castigo colectivo para los civiles en Gaza. Esta política ha devastado la economía, donde el 80 por ciento de la gente depende de la ayuda internacional y el 60 por ciento de los jóvenes están en paro. Pero también tiene consecuencias políticas, alimentando la división entre los partidos políticos palestinos y minando la posible solución de los dos estados.
Debe haber rendición de cuentas de las violaciones del Derecho Internacional. Ya son muchas violaciones de derechos que han quedado impunes, y de seguir así dichas atrocidades nunca pararán. Los países que participaron en la conferencia de donantes han firmado el Tratado de Comercio de Armas, lo que les obliga a suspender la transferencia de armas a los países donde hay riesgo de que se viole el Derecho Internacional.
Además, países como España pueden condicionar los acuerdos de financiación dentro del marco de la UE al cumplimiento del Derecho Internacional y exigir compensación por la destrucción de los proyectos de ayuda financiados por los contribuyentes europeos.
Minimizar el coste humano
Si dentro de unos meses vuelve a resurgir el conflicto en Gaza no podremos sorprendernos porque ya se sabía que era evitable. Para que eso no suceda y los gazatíes no tengan que volver a sufrir más ataques, violaciones y destrucción es necesario que todas estas propuestas se conviertan en hechos. Hacerlo es posible aunque a un lógico coste político, pero por lo menos el coste humano se habrá minimizado.
Y en este contexto, España tiene un rol importante que jugar. Por varias razones: porque es miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, porque es un donante histórico y porque es considerado un mediador relevante entre las distintas partes del conflicto
Y espero que todo esto lo tengan en cuenta los distintos partidos políticos en esta época preelectoral. Yo hasta la fecha no he oído a ninguno hablar de qué tipo de soluciones van a ofrecer, mucho me temo que ni lo han analizado. Mientras esto sucede los gazatíes guardan esperanza de que alguien no sólo reflexione sino que ponga en marcha soluciones.
Fuente: Agencia Europa Press
15/04/2015 en PALESTINA LIBRE.
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