miércoles, 29 de julio de 2015

Dos edificios de un asentamiento amenazan al gobierno de Israel.

El movimiento colono judío ha convertido en casus belli la posible demolición de dos inmuebles ilegales en el asentamiento de Bet El, a las puertas de Ramallah, y amenaza al primer ministro, Biniamín Netanyahu, con abandonar su gobierno si no frena el proceso en curso ante la Corte Suprema de Justicia.

Al menos tres colonos fueron detenidos por fuerzas de seguridad en los enfrentamientos que tuvieron lugar allí a lo largo de la jornada, en los que los manifestantes exigieron al líder del partido religioso nacional Habait Haiehudí [Hogar Judío] (que aglutina el voto colono), Naftalí Bennett, y otros ministros de la derecha, que abandonen el Gobierno.

"Regrésenos a casa", "Salgan del gobierno", corearon a Bennett durante un discurso que este daba desde el balcón de uno de los inmuebles.

Los choques tienen lugar después de que fuerzas policiales tomaran los dos edificios levantados de forma ilegal, en cumplimiento de una orden de la Corte Suprema que ordenó la paralización de los trabajos.

Los jueces dictaminarán en agosto el futuro de ambos edificios, con 24 viviendas en total, aunque en los últimos días cientos de jóvenes nacionalistas se habían atrincherado en ellos para impedir su posible demolición.

"La orden (de evacuarlos) ha sido apresurada y no va en línea con el espíritu de este Gobierno", dijo Bennett en referencia al carácter nacionalista de las formaciones que forman parte del nuevo Ejecutivo, que además de Habait Haiehudí, integran el Likud (el partido de Netanyahu), el centrista Kulanu y los ultra ortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá.

Los manifestantes, más de un mil según la Policía, exigieron al carismático líder nacionalista que abandone el Ejecutivo nacional si los dos edificios son finalmente destruidos, lo que técnicamente dejaría a Netanyahu en minoría en el Parlamento (Kneset).

Las obras comenzaron en 2010 sobre tierra privada palestina y sin la autorización de las autoridades, lo que los convierte en "ilegales" a ojos de la legislación nacional.

El propietario de los terrenos, Abdelrahmán Kasem, de la vecina aldea de Durat Al Kara, manifestó su esperanza de que las tierras le sean devueltas con el fin de volver a trabajarlas.

"He oído lo que ha ocurrido pero soy persona optimista y estoy convencido de que la Corte Suprema me devolverá mis tierras", afirmó en declaraciones al diario Yediot Aharonot.

Su caso llegó a la máxima instancia judicial de la mano de la ONG Yesh Din (Hay Ley), que denunció que la construcción no cumple los requisitos legales y sus tierras fueron confiscadas por el Ejército hace 30 años por "necesidades de seguridad".

Dado que el Ejército no les ha dado ningún uso militar, la ONG sostiene que la legislación local prescribe su devolución a los legítimos propietarios y, desde luego, prohíbe explícitamente su traslado a manos de colonos.

El movimiento colonizador judío, que lleva semanas quejándose de que Netanyahu ha impuesto una congelación de facto de la construcción en el territorio disputado de Cisjordania (Judea y Samaria) para satisfacer a la comunidad internacional, ha convertido por ello el futuro de ambos edificios en un auténtico casus belli.

"Ha llegado el momento de que el Gobierno nacionalista lidere con la ideología por la que ha sido elegido y no siga el camino de la izquierda", afirmó el líder de Habait Haiehudí.

Su correligionario y también ministro Uri Ariel, líder de la pequeña facción ultranacionalista Tekuma, adscrita al partido de Bennett, aseguró que la toma de los inmuebles podría llevarle a abandonar la coalición porque "el flagrante uso de la violencia es un error horrible y no será olvidado".

Durante los primeros disturbios, en los que los colonos llegaron a tumbarse delante de las patrullas, la Policía de Fronteras desalojó la zona por la fuerza y se llevó a una treintena de manifestantes para interrogarlos, aunque luego los dejó en libertad.

El ambiente se caldeó aún más con las visitas de los políticos nacionalistas hasta estallar en nuevos enfrentamientos.

La campaña de los colonos coincide, según el calendario hebreo, con el décimo aniversario de la evacuación por Israel de Gaza y cuatro colonias aisladas en Cisjordania, un traumático episodio que es recordado estos días en numerosas exposiciones y actos.

Uno de ellos ha sido la toma por cientos de colonos -principalmente jóvenes, adolescentes y niños- de las tierras donde se alzaba el asentamiento de Sanur, en el distrito palestino de Jenín, para exigir que se les permita regresar.

En las paredes de la vieja fortaleza del lugar, que aún sigue en pie, algunos manifestantes escribieron eslóganes como "Muerte a los árabes", "La Tierra de Israel es indivisible", o "Sanur=Redención". EFE y Aurora




28/07/2015 en AURORA DIGITAL.
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