martes, 14 de junio de 2016

La superioridad militar de Occidente se está erosionando


El mayor acceso global a armas y tecnologías avanzadas, junto con el aumento de la inversión en países como Rusia y China, está cambiando el equilibrio militar del planeta en detrimento de Occidente, alertó el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, en inglés).

Al presentar su informe anual, donde analiza la capacidad militar y el gasto en defensa de más de 170 países, el organismo apuntó que "Rusia y China son cada vez más activas en el desarrollo y despliegue de equipamiento militar avanzado".

La proliferación de estos nuevos sistemas de tierra, aire y tecnológicos "está llevando a un equilibrio más complejo del poder militar", declaró el presidente del IISS, John Chipman, en Londres.

"La superioridad militar tecnológica de Occidente, una asunción fundamental de las dos últimas décadas, se está erosionando", advirtió.

En línea con los datos que divulgó en diciembre la publicación de análisis militar IHS Jane, el Instituto confirmó que Estados Unidos continúa siendo el país del mundo que más gasta en defensa, con un presupuesto en 2015 de 597.500 millones de dólares.

Le siguieron China, con una inversión de 145.800 millones, Arabia Saudita, con 81.900 millones de dólares, Rusia, que dedicó unos 65.600 millones, el Reino Unido, con 56.200 millones de dólares, e India, con 48.000 millones.

En la tabla de los quince primeros, que conjuntamente apenas sobrepasan el presupuesto estadounidense, figuran también Francia, Japón, Alemania, Corea del Sur, Brasil, Australia, Italia, Irak e Israel, según el informe.

El IISS señala que, pese a la supremacía de EEUU, la OTAN afronta serios retos para el futuro, pues la inversión en este organismo no ha aumentado al mismo ritmo que en regiones como Asia, con un incremento del 5,6 % en 2015, y Oriente Medio.

El año pasado, solo cuatro de los 26 miembros europeos de la Alianza Atlántica cumplieron con la meta de invertir un 2 % de su PIB en defensa, acordada en la cumbre de 2014 en Gales, mientras que el gasto medio del resto fue de 1,1 %.

"Estos países tendrían que aumentar su aportación colectiva en un 45 % -unos 100.000 millones de dólares- para llegar a ese objetivo", sostiene el Instituto.

Desde que las fuerzas occidentales participaron en su primera intervención tras la Guerra Fría, la Tormenta del Desierto en 1991, sus efectivos han disminuido: por ejemplo, de 475 y 579 aviones de combate que tenían entonces el Reino Unido y Francia, poseen ahora 194 y 271, respectivamente.

La OTAN se enfrenta también a otra dificultad: su relación con los países del Este de Europa se cimenta en la premisa de que podrá acudir en su ayuda con rapidez, pero esto puede no ser tan fácil en el futuro.

El IISS subraya que "Rusia ha desplegado efectivos en su Distrito Militar Occidental que pueden impedir el acceso y constreñir la libertad de acción en la región del Báltico".

Además de Rusia y China, que han demostrado la adquisición de nuevo equipamiento, como vehículos de combate y misiles balísticos, en recientes desfiles militares, también han potenciado la inversión los Estados del Golfo, en especial Arabia Saudita.

Estos países siguen de cerca los movimientos de Irán, que, con un gran potencial militar en número de soldados, podría actualizar sus obsoletos efectivos militares una vez se levanten las sanciones internacionales.

En cuanto a los conflictos en la región, el analista del IISS Douglas Barrie dijo que "el progreso contra el Estado Islámico en Siria e Irak es lento y gradual", mientras que en Yemen el conflicto "es estático", pero "no se vislumbra una solución política".

Según el Instituto, los estrategas militares de los gobiernos afrontan otro desafío a corto plazo, pues buena parte de los nuevos productos, en particular los tecnológicos, no se desarrollan en los laboratorios oficiales sino que surgen del sector privado, a menudo con un uso inicial civil.

"Esto presenta un reto para los gobiernos, no solo para estar al día con las nuevas tecnologías sino por la dificultad de controlar su proliferación, además de que hay que gestionar bien la borrosa frontera entre las tecnologías militares y las civiles, y las ofensivas y defensivas", apunta el análisis. EFE



09/02/2016 en AURORA DIGITAL. 



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