Rusia ha vetado la Resolución 2585 del Consejo de Seguridad de la ONU, esbozada para extender la operación en el último cruce fronterizo a través del cual se transfiere la ayuda humanitaria internacional al noroeste de Siria.
El cruce de Bab al-Hawa, ubicado en la frontera sirio-turca, es el principal sustento de la región de Idlib, hogar de unos 4,4 millones de personas, de las cuales 2,8 millones están desplazadas de sus hogares y viven en condiciones de hambre y pobreza extrema.
Desde 2014, cuatro cruces fronterizos han operado en los esfuerzos de la ayuda internacional a Siria, sin pasar por el régimen de Damasco.
En 2020, Rusia y China vetaron la operación de tres de los cuatro cruces, alegando que violaban la soberanía del gobierno central en Siria, dejando así el cruce de Bab al-Hawa como el único cruce para la ayuda humanitaria.
En la votación actual, Rusia presentó un borrador rival de propuesta, que incluye extender la operación en el cruce fronterizo por solo seis meses, pero esto fue rechazado por inadecuado.
Hasta el momento no ha habido acuerdo sobre la prórroga, y si los miembros del Consejo de Seguridad no aprueban una propuesta alternativa, el mandato actual expirará y cesará la ayuda humanitaria a Siria.
El evento tiene un gran significado, a varios niveles:
1. El efecto de la guerra en Ucrania: más allá del impacto económico en el Medio Oriente (precios en aumento, escasez de trigo y más), el empeoramiento de las relaciones entre Rusia y EE. UU. a raíz de la guerra ya está afectando a la región y se mantiene en gran medida detrás de la decisión del veto ruso, desafiando así a los estadounidenses. Además de la ayuda humanitaria, el efecto de la guerra reduce aún más la probabilidad de que EE. UU. y Rusia se comprometan y cooperen incluso en cuestiones más fundamentales relacionadas con un acuerdo en Siria. El evento actual en Siria ilustra cómo el interés entre las potencias supera al regional en el orden internacional contemporáneo.
2. La reducida atención estadounidense a Siria: el año pasado, uno de los principales problemas en el contexto sirio que preocupó a Joe Biden, el nuevo presidente de los EE. UU., fue la situación humanitaria. El tema de extender la actividad transfronteriza se discutió en su primera reunión con Putin en junio de 2021 y fue precedido por esfuerzos diplomáticos masivos por parte de altos funcionarios de la Administración. Estos esfuerzos dieron sus frutos y Rusia se abstuvo de ejercer el veto. A pesar de la importancia que la Administración otorga en sus declaraciones a la situación humanitaria en Siria, esta vez está claro que no se han realizado movimientos diplomáticos o declaraciones significativas por parte de los funcionarios estadounidenses con respecto al tema.
3. Otra expresión de la cruel alianza ruso-siria: Assad busca establecer la soberanía sobre Siria a toda costa, incluso a costa de otra catástrofe humanitaria en el país, y recibe pleno respaldo de Rusia. Desde el estallido de la guerra en 2011, Rusia ha vetado más de 15 resoluciones del Consejo de Seguridad sobre violaciones a los derechos humanos, el uso de la fuerza contra la población civil y el uso de armas químicas. Los expertos advierten que, tras la decisión actual, el suministro de alimentos a Idlib terminará en septiembre, lo que provocará hambre y pobreza en la zona y posiblemente incluso otra ola de refugiados.
Por Dr. Carmit Valensi
12/07/2022 en AURORA
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