En retrospectiva, las eliminaciones de figuras importantes de Hezbollah y líderes de la Fuerza Quds en Líbano y Siria socavaron dramáticamente la capacidad del Eje de Resistencia de Irán para ayudar al Ejército sirio, sellando probablemente el destino del régimen de Assad.
Sin Assad y con un Hezbollah debilitado, Irán se verá obligado a recalcular su estrategia y posiblemente incluso reconsiderar su enfoque nuclear para “compensar” el duro golpe a su eje.
La serie de eventos de los últimos meses, en particular el duro golpe sufrido por Hezbollah a manos de Israel y la caída del régimen de Bashar al Assad, amenazan con desmantelar el sistema de defensa que Qasem Soleimani construyó con tanto éxito para Teherán.
Soleimani básicamente estableció el “Eje de la Resistencia”, que dependía de la capacidad de Irán para promover sus intereses en Medio Oriente, disuadir a Israel y Estados Unidos de actuar contra Teherán y mantener la guerra lejos de las fronteras de Irán sin pagar un precio significativo por lograr estos objetivos.
Incluso si Teherán busca seguir armando a sus proxies [representantes], su capacidad para controlarlos se ha erosionado dramáticamente.
Además, la reconstrucción de las capacidades de Hezbollah sin Assad es altamente cuestionable.
Por lo tanto, es probable que Irán intente finalizar su acuerdo con Rusia sobre el avión Sukhoi Su-35, reconstruir sus capacidades de defensa aérea (que sufrieron un duro golpe por los ataques israelíes) y renovar su producción de misiles para amenazar aún más a Israel.
El mayor interrogante se refiere al programa nuclear de Irán.
Teherán podría teóricamente enriquecer uranio a un nivel de grado militar del 90% “tan pronto como mañana” e intentar construir una instalación nuclear dentro de unos meses.
Esto podría teóricamente “compensar” el daño al eje y fortalecer significativamente la disuasión de Irán.
Por eso, altos funcionarios del régimen (actuales y anteriores) han insistido en repetidas ocasiones en la necesidad de reconsiderar la estrategia nuclear de Teherán.
Sin embargo, una medida de ese tipo sin el paraguas protector de Hezbollah, combinada con la capacidad demostrada de Israel para atacar a Irán y la presencia del presidente Trump en la Casa Blanca, podría representar una amenaza directa para el régimen de Teherán.
Esto agrava el dilema al que se enfrenta el líder supremo de Irán, Ali Khamenei, a un nivel sin precedentes.
Es cierto que todavía es demasiado pronto para descartar a Irán o a los demás elementos del eje, pero es dudoso que su situación haya sido tan grave desde que Qasem Soleimani concibió la idea del Eje de la Resistencia.
Esta realidad “cambia las reglas del juego” y debilita significativamente la influencia de Irán en Oriente Medio al menos durante los próximos años.
Por Danny Citrinowicz
13/12/2024 en AURORA
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