El número de presos yihadista en nuestro país se dispara en la última década. También los presos comunes que se radicalizan en prisión.
Material incautado a Estado Islámico en Irak. | Archivo.
Las cifras de la aportación española a los grupos yihadistas que operan en Siria o Irak sigue creciendo. El Gobierno ha reconocido en las últimas horas, a través de una respuesta parlamentaria a un diputado independentista en el Congreso de los Diputados, que en la actualidad se tiene constancia de que 240 españoles o extranjeros residentes en nuestro país se unieron en los últimos años a grupos como Estado Islámico o Jabhat Fateh ash-Sham (antiguo Frente Al Nusra).
Este número supera en varias decenas a los últimos datos oficiales facilitados por el Ejecutivo sobre los denominados foreign fighters o Combatientes Terroristas Extranjeros (CTE). Ese último dato fue facilitado a mediados del año 2017 por el entonces ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y hacía alusión a la combatientes españoles confirmados que había a finales del año 2016. La cifra entonces fue de 204 combatientes.
Pese a que estas cifras obligan a estar en alerta a las Fuerzas de Seguridad españolas, lo cierto es que son reducidas si se compara con otros países europeos. Por ejemplo, Francia cifra en 1.700 los ciudadanos que han salido de su país para unirse a la yihad. O un país mucho más pequeño que España, como es Bélgica, tienen en estos momentos confirmado que más de 400 de sus ciudadanos abandonaron el país con destino a Siria e Irak.
En la misma respuesta parlamentaria, el Gobierno dice de esos 240 combatientes confirmados en estos momentos un 20 por ciento tenía la nacionalidad española (unos 48), ya sea por nacimiento o adquirida, y que el 80 por ciento restante (unos 192) eran ciudadanos extranjeros que estaban residiendo en nuestro país cuando tomaron la decisión de dejarlo todo y unirse a estos grupos terroristas en Oriente Medio.
También dice que existen indicios sólidos de que el 27 por ciento de estos combatientes que fueron a Siria e Irak (unos 65) habrían muerto durante estos años en los combates que han tenido lugar, y que otro 20 por ciento (unos 48) han retornado tras su periplo terrorista o bien a nuestro país o bien a sus países de origen. A mediados de 2017, se hizo público que 10 de esos retornados a España habían ingresado a prisión y otra veintena eran seguidos de cerca por las Fuerzas de Seguridad.
Yihadistas en las prisiones españolas
En otra respuesta parlamentaria al mismo diputado independentista, el Gobierno aporta datos sobre el número de yihadistas que habitan las prisiones nacionales. A finales de 2018, había 129 islamistas con causas de terrorismo en centros penitenciarios, una cifra un poco inferior en comparación con la que concluyó 2017 (150 yihadistas) y casi similar a la que había a finales de 2016 (128). El aumento es considerable en comparación con las cifras de finales de 2009 (62), 2010 (58) o 2011 (50).
También crece de forma preocupante el número de presos que entraron en las cárceles españolas por delitos comunes y que en los últimos años han mostrado indicios de radicalización o han llamado la atención por sus actividades proselitistas islamistas. A finales de 2018 el número de presos en vigilancia era de 125, una cifra similar a la de 2017 (122), pero muy superior a las que se registraban a principios de esta década: 71 en 2011, 51 en 2012 o 68 en 2013.
17/07/2019 en LIBERTAD DIGITAL
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