En 2008, la Unesco proclamó a Mada'in Saleh Patrimonio de la Humanidad, convirtiéndose en el primer lugar de Arabia Saudí en conseguirlo.
Localizada al suroeste de Jordania, la ciudad de Petra está considerada una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno y Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1985. No es de extrañar que esta impresionante ciudad excavada y esculpida en la roca durante el siglo VIII a.C. sea conocida por todo el mundo y uno de los lugares más visitados de Oriente Medio.
Pero a la joya de Jordania le ha salido una ‘competidora’, que va a abrir sus puertas al público después de 2.000 años: Al-Hijr. Tras décadas en las que solo ha podido ser visitada por locales, se ha anunciado la apertura al turismo internacional de este sitio arqueológico localizado en el desierto de AlUla en Arabia Saudí.
Al-Hijr, que significa "lugar de la roca", es el primer bien del Patrimonio Mundial inscrito en Arabia Saudita. También conocido como Mada'in Saleh (o Madain Saleh) es una antigua ciudad localizada en el norte de Hejaz (a 22 kilómetros de la ciudad de Al-`Ula). En la Antigüedad, la ciudad estaba habitada por thamudis y nabateos siendo denominada Hegra.
Algunas de las inscripciones encontradas en la zona están datadas hacia el segundo milenio antes de Cristo. Sin embargo, todos los elementos arquitectónicos restantes se fechan al período de las civilizaciones Thamudi y Lihyan.
Este increíble sitio arqueológico cuenta con tumbas monumentales bien conservadas cuyas fachadas decoradas datan del siglo I a.C. al siglo I d.C. El lugar también cuenta con unas 50 inscripciones del período prenabateo y algunos dibujos rupestres. Al-Hijr da un testimonio único de la civilización nabatea.
Foto: iStock
Con sus 111 tumbas monumentales, 94 de las cuales están decoradas, y pozos de agua, el sitio es un ejemplo sobresaliente del logro arquitectónico y la experiencia hidráulica de los nabateos.
Valor universal excepcional
Desde la Unesco explican que Al-Hijr fue un lugar muy importante para la civilización nabatea. Es un testigo único de la civilización nabatea, entre los siglos II y III a.C. y el período preislámico, y particularmente en el siglo I d.C. Es una ilustración sobresaliente del estilo arquitectónico propio de los nabateos, compuesto por monumentos tallados directamente en la roca y con fachadas con una gran cantidad de motivos decorativos.
Además, este espacio también tuvo un conjunto de pozos, la mayoría de los cuales se hundieron en la roca, lo que demuestra el dominio de las técnicas hidráulicas con fines agrícolas por parte de los nabateos.
El testimonio de Al-Hijr sobre la civilización nabatea es de una integridad y autenticidad sobresalientes, debido a su abandono temprano y el beneficio durante un período muy largo de condiciones climáticas muy favorables.
Es testimonio del desarrollo de las técnicas agrícolas nabateas utilizando un gran número de pozos artificiales en terrenos rocosos. Los pozos todavía están en uso.
Asimismo, esta antigua ciudad fue testigo del comercio internacional de caravanas durante la Antigüedad tardía. Aunque la ciudad nabatea fue abandonada durante el período preislámico, la ruta siguió jugando su papel internacional para las caravanas y la peregrinación a La Meca, hasta su modernización con la construcción del ferrocarril a principios del siglo XX.
30/12/2020 en EL CONFIDENCIAL
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