El director del Santuario del Libro de Israel presenta en España un nuevo proyecto para acercar los manuscritos al público en general que comienza con una obra sobre el 'Comentario a Habacuc'.
Adolfo D. Roitman (Buenos Aires, 1957) se disculpa antes de comenzar a hablar de los Rollos del Mar Muerto por si en algún momento de la conversación se refiere a ellos como 'sus' manuscritos. Es comprensible. Acaba de cumplir nada menos que 27 años como director del Santuario del Libro del Museo de Israel, donde se custodian los siete primeros rollos descubiertos en las cuevas de Qumrán en 1947, el Rollo del Templo de la cueva 11 y otros más de 900 manuscritos de los hallados desde entonces en este asentamiento sectario del desierto de Judea. Como conservador de estas excepcionales copias de textos sagrados de más de 2.000 años de antigüedad, que han cambiado la comprensión que se tenía de los orígenes del judaísmo y el cristianismo, conoce todos sus secretos.
Al menos, los que se han descubierto hasta ahora, porque continuamente surgen nuevas noticias. Este mismo año se ha anunciado el hallazgo de nuevos fragmentos en la llamada Cueva del Horror, gracias a la Inteligencia Artificial se han identificado las manos de dos escribas en el Rollo de Isaías y hace apenas unas semanas se ha publicado una nueva investigación sobre el uso que debieron de tener las edificaciones de Qumrán. No, «el mundo de los Rollos no es un tema acabado, sigue creciendo», constata.
Roitman estuvo hace unos días en Madrid, donde ofreció una conferencia en la Biblioteca Nacional de España y presentó en la Centro Sefarad-Israel el ambicioso proyecto que tiene entre manos y que él resume en una frase: «Queremos sacar los Rollos del Mar Muerto del Olimpo y traerlos a la Tierra». Objeto de innumerables investigaciones y traducidos a multitud de lenguas, estos manuscritos que fueron concebidos para ser abiertos y consultados hoy son piezas intocables, protegidas con estrictas medidas de seguridad y conservación por quienes tienen encomendado preservarlas para el futuro. Con ocasión de la visita del príncipe Carlos de Inglaterra al Santuario del Libro en enero de 2020 sacaron uno de estos rollos de su vitrina para que pudiera contemplarlo mejor. «El proyecto tiene que ver mucho con eso, queremos acercar estos tesoros de la Humanidad a todo el mundo, con textos accesibles que cualquier lector no experto pueda comprender», explica. El primero de los libros de esta serie editada por Arte Scritta se adentra en el Comentario a Habacuc, un manuscrito clave para el estudio del judaísmo y el cristianismo. Ya es una realidad en inglés y pronto lo será en español.
¿Por qué se eligió el rollo de Habacuc para ser el primero en este proyecto?
Cuando propuse al Museo de Israel este proyecto editorial que no tiene parangón en el mundo de los Rollos del Mar Muerto tenía que elegir uno de los manuscritos del Santuario del Libro y consideré que el candidato más obvio era el Comentario a Habacuc. Primero porque de este documento no existe ninguna otra copia en el mundo. Es un manuscrito del siglo I a.C., probablemente de la segunda mitad, de la época romana. Pertenece al género literario de los 'Pesharim' o Comentarios, que conocimos por primera vez gracias a los manuscritos de Qumrán y este es su mejor representante, el mejor conservado y el más completo. La tercera razón es que es un documento de carácter sectario, que no ha formado parte del acervo de todo el pueblo de Israel, sino de una pequeña parte. La idea es que a través de este escrito los lectores puedan acercarse a la comunidad del Mar Muerto, a su literatura, su pensamiento y su vida espiritual. El Comentario a Habacuc cumple con esos requerimientos. Además, es una obra relativamente breve en extensión, un rollo de 1,48 metros con 13 columnas.
¿Y no hubiera sido mejor el apócrifo del Génesis, por empezar por el principio?
Ese también está en la recámara. Esther Eshel, de la universidad israelí de Bar-Ilan, que es una de las grandes epígrafas de Israel y una de las expertas mundiales en epigrafía de los Rollos del Mar Muerto, está terminando su libro para la serie oficial en la editorial Brill, en Holanda. Cuando edite su investigación científica oficial, nos gustaría que produjera esa edición más popular, dirigida a un público culto, pero obviamente no técnico o experto en el tema. El otro manuscrito que también vemos como candidato es el Rollo del Templo. Le ha sido ofrecido el proyecto a una de las grandes eminencias del mundo, el profesor Lawrence Shiffman, de la Universidad de Nueva York. Es un manuscrito de más de 8 metros, con más de 50 columnas y la elaboración de este libro va a llevar varios años. El del Rollo de Isaías todavía está en estudio porque tendrá que ser diferente. En este caso, no se necesita un comentario popular porque es uno de los textos más comentados en el mundo desde hace siglos. Tendremos que explorar otros aspectos que tengo en mente, que tienen que ver con la importancia del profeta Isaías en la historia de la civilización de Occidente.
¿El libro sobre el Comentario a Habacuc va a descubrir aspectos diferentes de ese texto poco conocido en España?
Habacuc es uno de los profetas menores. No es Isaías, Jeremías o Ezequiel, pero su obra es capital para entender una época crucial en la historia de la Humanidad y en la historia de Occidente, como es la grecorromana, en la que nace el judaísmo histórico rabínico y la Iglesia. Para todo aquel al que le interese la historia, el pensamiento religioso, la espiritualidad de Occidente, ocuparse de esa época es interesarse en los orígenes mismos de la civilización en la que vivimos. Somos el resultado de los procesos que han nacido a partir de esos años.
Creo que lo que tiene de particular este proyecto editorial es que por primera vez, al menos en el mundo de los Rollos del Mar Muerto, se realiza un intento para bajar estas obras del Olimpo y llevarlas a la Tierra. Son obras realmente complejas, de hace 2.000 años. Ahora nosotros, modernos, tratamos de entender a hombres que no solamente se expresaban en una lengua distinta a la nuestra, sino que también veían el mundo de una manera diferente. Creo que este libro puede aportar una manera diferente de aproximarse a la Antigüedad.
Hacer comprensibles estos textos antiguos al público en general no será una tarea fácil
Los investigadores tenemos que hacer un esfuerzo para llevar estos tesoros intelectuales al público. En la tradición judía, al que dirige el servicio religioso en la sinagoga se le conoce como ‘enviado de la comunidad’. Yo me veo así. Soy un enviado de la comunidad porque he tenido el privilegio de que mi profesión sea estudiar, escribir, leer y diseminar conocimiento. Creo que lo mínimo que puedo hacer es devolverle este conocimiento a la comunidad. Los Rollos pertenecen a los hombres, no a mí, ni al Museo de Israel, ni al pueblo judío. Son Patrimonio Cultural de la Humanidad. Y por lo tanto, hay que devolvérselo. Ese es nuestro trabajo: traducirlos a un lenguaje que le sea accesible al público. Es lo que tratamos de hacer con este proyecto.
Esta obra es un comentario al Comentario de Habacuc...
Tal cual. Muy bien definido. Es un comentario al comentario y este a su vez un comentario al original, que son los oráculos. Y el oráculo también era de alguna manera expresar una inspiración que es la palabra divina, por lo menos a ojos del profeta. Todos comentamos.
¿Qué se ha descubierto sobre los nuevos fragmentos hallados en Qumrán?
En la conferencia en la Biblioteca Nacional comenté y contextualicé el anuncio realizado en marzo de este año por la Autoridad de Antigüedades de Israel, en el que se dio a conocer un nuevo hallazgo conmovedor después de 60 años sin encontrar fragmentos de material bíblico en el desierto de Judea. En este caso, son fragmentos de un manuscrito de los profetas menores, del libro de Nahúm y de Zacarías, que fue descubierto en la década de los 60 en la Cueva del Horror. En aquel entonces se dieron cuenta de que el pergamino ya era conocido desde la década de los 50, porque les había llegado parte a los investigadores por beduinos. Es la tercera vez que se encuentran fragmentos de este manuscrito específico.
¿Era un manuscrito especial?
No, simplemente la arqueología ha ido encontrando fragmentos. Las condiciones de excavación son muy difíciles en la cueva y a medida que han ido excavando y han mejorado las técnicas se han podido descubrir nuevos pedazos. Puede ser que todavía se encuentren más porque siguen excavando todo el tiempo. El sueño de todo investigador es encontrar fragmentos de manuscritos del Mar Muerto. El mundo de los Rollos no es un tema acabado. Sigue creciendo con descubrimientos físicos de nuevos fragmentos como estos últimos o con hallazgos de nuevas letras o palabras mediante nuevas tecnologías. Técnicas como las imágenes multiespectrales, los análisis de ADN o la inteligencia artificial nos permiten estudiar y descubrir nuevas dimensiones de estos documentos que creemos conocer. Hoy entendemos que el conocimiento no es solamente que entendamos las palabras y su contexto social o arqueológico, sino que el propio documento tiene secretos. En este caso, nuestro proyecto es otra dimensión para acercarnos a nuevos niveles de comprensión de estos escritos antiguos.
La inteligencia artificial descubrió las manos de dos escribas en el Gran Manuscrito de Isaías. ¿Ha habido más hallazgos posteriores?
Un arqueólogo de origen argentino que trabaja en la Universidad de Beersheva y es miembro del Museo de Israel, el doctor Daniel Vainstub, acaba de publicar un nuevo artículo en que ha tratado de revelar el misterio de Qumrán desde el punto de vista arqueológico, articulando información que tenemos en los Rollos del Mar Muerto, concretamente en el documento de Damasco. Cree entender ahora para qué sirvieron los edificios de Qumrán. Considera que se utilizaron para una función litúrgica dentro de la comunidad, que este sitio era el lugar donde se llevaba a cabo la renovación anual de la alianza en la celebración de Pentecostés. Ofrece una interpretación interesante, aunque no creo que agote Qumrán. Es otro aporte original. Es lo fascinante del mundo científico, que en ciencia nuestro conocimiento es siempre momentáneo. Entendemos cosas según las conclusiones de un momento hasta que una nueva generación de investigadores aporta nuevos conocimientos. No sabemos la verdad, vamos conociendo verdades y cuando articulamos el conocimiento entendemos que la realidad es compleja, pero fascinante.
¿Qué vías de investigación tiene abiertas el Santuario del Libro?
Estamos creando un laboratorio de investigación para poder entender cuestiones de la física de los manuscritos que tienen que ver también con la actividad del Museo. Buscamos respuestas a preguntas que son centrales para mi profesión, como por ejemplo: ¿en qué ángulo tengo que exhibir los rollos? ¿por cuánto tiempo yo los puedo físicamente exhibir? ¿los rollos pueden o no viajar al exterior? La realidad es que han viajado al exterior, los exponemos en un ángulo determinado, pero ¿es acaso el mejor? ¿estamos haciendo lo correcto? Podíamos intuir ciertas cosas, pero hasta ahora no se habían desarrollado tecnologías con las que hoy contamos. Este laboratorio nos asesorará a mí y a mi equipo en el Santuario del Libro sobre cómo atacar estos problemas, porque en última instancia, una función sagrada de cualquier museo es poder preservar sus artefactos para las próximas generaciones. Los Rollos del Mar Muerto están escritos en material orgánico, en pergamino, que finalmente va a desaparecer como todo material orgánico desaparece en el mundo. Queremos lentificar el proceso de degradación. Y como es un material que no tiene parangón en la historia de la humanidad, porque no existen otros manuscritos de hace 2.000 años en cuero de animal, tenemos que aprender a costa de los propios Rollos. Es una línea de investigación que nos va a dar muchas sorpresas.
30/11/2021 en ABC
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