domingo, 17 de mayo de 2015

Magdi Cristiano Allam abandona la Iglesia Católica tras la rendición al islam del Papa Francisco.

Si fuese necesario un símbolo fuerte de la página que ha sido pasada con la renuncia de Benedicto XVI y la elección de Francisco I, lo tenemos en la persona de Magdi Cristiano Allam, el más famoso converso de Italia, un ex musulmán bautizado personalmente por Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro de Roma en 2008, que ha anunciado su abandono de la Iglesia Católica.
 
Magdi-Cristiano-Allam

Magdi Cristiano Allam ha comunidado su decisión en un artículo de Il Giornale. “Creo en Jesús, al que he amado desde mi infancia, leyéndolo en los Evangelios y encontrándolo vivo en muchos testigos auténticos (cristianos religiosos y laicos) a través de sus buenas obras, pero ya no creo en la Iglesia. Mi conversión al catolicismo, de manos de Benedicto XVI en la noche de la vigilia pascual, el 22 de marzo de 2008, la considero hoy terminada con el final de su pontificado”.

Los motivos de esta decisión, que Allam es consciente de que va a “herir a muchos amigos católicos que sentirán amargura y me desaprobrán, es la “papolatría” que ha desencadenado la euforia por Francisco 1º, y que ha hecho olvidar rápidamente a Benedicto XVI. Esta ha sido la última gota que ha hecho desbordar el vaso de un conjunto de incertidumbres y de dudas sobre la Iglesia”.

“Lo que más me ha alejado de la Iglesia, es su relativismo religioso y en particular su legitimación del islam como verdadera religión, de Alá como verdadero Dios, de Mahoma como verdadero profeta, del Corán como texto sagrado, de las mezquitas como lugares de culto. Que Juan Pablo II haya llegado a abrazar el Corán el 14 de mayo de 1999, que Benedicto XVI haya posado su mano sobre el Corán rezando en dirección a La Meca en el interior de la Mezquita Azul de Istambul el 30 de noviembre de 2006, mientras que Francisco I ha comenzado su pontificado exaltando a los musulmanes”que adoran el Dios único vivo y misericordioso (citación de la declaración Nostra aetate, VII): todo eso constituye una auténtica locura suicidaria”.

Allam manifiesta estar “cada vez más convencido de que Europa acabará por ser sometida por el islam si no tiene la lucidez y el valor de denunciar la incompatibilidad del islam con nuestra civilización y con los derechos fundamentales de las personas”. Allam declara estar igualmente “opuesto al mundialismo, que lleva a la apertura incondicional de las fronteras nacionales “en nombre de la fraternidad universal”. Se muestra convencido de que la población autóctona debe gozar legítimamente del derecho y del deber de proteger su propia civilización y de su propio patrimonio”. Se declara en consecuencia, “opuesto a los buenos sentimientos que llevan a la Iglesia a convertirse en la principal protectora de los inmigrantes, y sobre todos de los ilegales”.

Siendo él mismo un inmigrante (es de origen egipcio y llegó a Italia en 1972), Allam subraya que la acogida debe hacerse de acuerdo a unas reglas, “y la primera regla es que en Italia debemos ante todo garantizar el bien de los italianos, aplicando correctamente la exhortación de Jesús: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Allam concluye diciendo que seguirá “creyendo en Jesús” y identificándose con el cristianismo “tanto como con la civilización que, más que ninguna otra, acerca el hombre al Dios que ha elegido hacerse hombre. Pero la pertenencia a la Iglesia Católica le parece ya “incompatible con el deber moral de ser coherente consigo mismo y con los demás en nombre de la preeminencia de la verdad y la libertad”.

La decisión de Magdi Cristiano Allam corresponde a una evolución personal. Sin embargo, esta plantea preguntas fundamentales acerca de lo que significa hoy la Iglesia Católica, y en última instancia sobre la posibilidad de ser al mismo tiempo católico e identitario europeo.




 

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