sábado, 13 de junio de 2015

EI Estado Islámico avanza en la costa libia del Mediterráneo.

Separadas por cerca de 1.100 kilómetros de costa, las ciudades libias de Darna y Misrata comparten desde hace semanas un inquietante destino que amenaza tanto al país como a Europa: el avance por el Mediterráneo de la rama libia del Estado Islámico (EI) sin que nadie parezca a día de hoy capaz de impedirlo.

La primera, situada a unos 300 kilómetros de la frontera con Egipto, está considerada el bastión en un Estado fallido, sumido en el caos y la guerra civil.

La segunda, a 250 kilómetros de Trípoli, fue escenario este fin de semana del último ataque de los islamistas, que desde hace meses avanzan con rapidez hacia el oeste y toman posiciones en las principales ciudades.

"La situación en Libia es cada vez más peligrosa y urgente. Basta con mirar la evolución del mapa en 2015 para percatarse de que hay que actuar sin demora", explica un diplomático europeo destinado en Trípoli y ahora evacuado en Túnez.

"El problema es que el proceso de paz está bloqueado. Mientras ambos gobiernos sigan usando sus milicias para hacerse la guerra, los jihadistas lo tendrán más fácil", agrega el diplomático, que prefiere no ser identificado.

Una preocupación ya expresada en voz alta en Bruselas el enviado especial de la ONU para Libia, Bernardino León, responsable de un proceso de paz que lleva semanas encallado.

El diplomático español alertó de que "el tiempo se agota" para el país y para el proceso de paz, ya que, aunque existe un acuerdo al 80 por ciento entre los gobiernos enfrentados, aún queda por cerrar la parte más compleja.

Los libios han entendido que la única solución es política, pero es difícil decir si será posible en las próximas dos o tres semanas, explicó León en alusión a la ronda de diálogo que arrancará esta semana en Marruecos.

"Libia está al borde del colapso económico y financiero. Afronta grandes amenazas de seguridad por la guerra civil, y por la amenaza del DAESH (acrónimo en árabe del Estado Islámico)", advirtió el diplomático.

Los significativos avances que la rama libia del EI logró está semana parecen certificar su inquietud.

Recientemente, los jihadistas ocuparon la base militar de Al Qardabiya, un enclave estratégico ya que desde allí se controla el aeropuerto civil de la ciudad de Sirte, cuna de Muamar al Gadafi, el dictador derrocado en 2011 con la colaboración armada de la comunidad internacional.

Testigos declararon que su bandera negra ondea en sus edificios y en las proximidades de las ruinas de lo que un día fue el proyecto megalómano de Al Gadafi -el gran río artificial- y que aviones afines al gobierno internacionalmente reconocido en Tobruk bombardearon las zonas ocupadas, sin lograr recuperarlas.

Los jihadistas expulsaron además del área a la Brigada 166, una de las milicias de élite afines al gobierno considerado rebelde en Trípoli, que se vieron obligadas a replegarse en sus cuarteles de la ciudad de Misrata.

El Estado Islámico ofreció una nueva muestra de su creciente fuerza al atacar en esta localidad, último gran bastión de resistencia en el camino a la capital: cinco milicianos de la plataforma "Fayr Libia", leal al gobierno en Trípoli, murieron en un atentado suicida contra un puesto de control.

Los jihadistas han conquistado en los últimos días, igualmente, zonas de Bengasi, segunda ciudad del país, testigo desde hace un año de la principal batalla entre los dos gobiernos que se disputan el control del país.

Desde hace un año, el Ejército leal a Tobruk, bajo dirección del oscuro general Jalifa Hafter, bombardea regularmente y mantiene un estrecho cerco sobre la urbe, que defienden las milicias de "Fayr Libia".

Diplomáticos y expertos coinciden en que su decisión de prolongar el asedio a Bengasi y proseguir con las operaciones militares contra Trípoli es uno de los principales escollos para la paz que negocia la ONU.

Hafter, socio de Al Gadafi en la década de los setenta y devenido años después en uno de sus principales opositores en el exilio, culpó hace dos semanas a Naciones Unidas de la situación en el país "por prolongar el embargo de armas" decretado en 2011.

El oficial, que cuenta con el respaldo, y las armas de Egipto y Arabia Saudita, busca una victoria militar que conceda una posición ventajosa al gobierno de Tobruk en las negociaciones auspiciadas por León, objetivo que a día se antoja complicado.

Además de los frentes abiertos, las fuerzas de Hafter repelen con dificultad a los jihadistas en Al Baida, localidad a medio camino entre Tobruk y Darna, donde el primer ministro del gobierno reconocido buscó refugio ante la creciente inseguridad en el citado puerto.

"Sobre la mesa está la opción de una (nueva) intervención extranjera", admite el diplomático europeo.

"Pero a día de hoy, la prioridad sigue siendo el acuerdo político, que posibilitaría la unión militar contra un enemigo común", apuntó. EFE




01/06/2015 en AURORA DIGITAL.
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Newsletter/65178/?utm_source=Noticias+diarias+Martes-TEA&utm_medium=02-06-2015%202da%20edic



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