Viernes tarde en Jerusalén, se sienten pasos apresurados como antesala del reposo, el sol se dispone a esconderse, suenan sirenas de fondo… En ese momento, la ciudad comienza a respirar más despacio, exhala una silenciosa mezcla de recogimiento con ligeras notas de alivio e imprecisos susurros de fiesta, se prepara ansiosa pero discreta para las horas más importantes de la semana. Empieza el shabbat.
Desde el ocaso del viernes al anochecer del sábado, los judíos celebran su día sagrado, dedicado al descanso, la oración, la lectura del torah, a visitar la sinagoga y a reunirse en familia. Según la ley judía, existen para los ortodoxos más de un treintena de prohibiciones a cumplir que marcan el ritmo del shabbat: no se puede prender ni apagar fuego, cocinar, hacer uso de la electricidad (con todo lo que conlleva), viajar en vehículos motorizados, utilizar el horno, escribir, coser, lavar… Frente a tantas privaciones, el shabbat se puede entender como un tiempo para olvidarse del trabajo y centrarse en el placer. El placer de reposar, de no hacer nada, de vestirse con las mejores galas, de dedicarse a la lectura, de encender velas y brindar con vino. El placer también del sexo, porque curiosamente este esfuerzo físico no está vetado ese día…
Muchos se preguntan qué hacer en Jerusalén durante el shabat cuando la ciudad parece suspendida en el tiempo y el silencio. Hay quien recomienda acercarse a la animada Tel Aviv donde el cumplimiento del shabat es más laxo o incluso pasar el día relajándose en el Mar Muerto. Sin embargo, Jerusalén no está muerto durante esas horas, sigue vivo aunque sea a otro ritmo y sí ofrece alternativas:
-Presenciar la recepción del sabbath en el muro de las lamentaciones
Si hay un momento especial para visitar el famoso muro de las lamentaciones, es, sin duda, el viernes al atardecer durante el kabalat shabat, la ceremonia de bienvenida al sabbath. Ten en cuenta que estás en un lugar y momento sagrado para los judíos así que actua con el máximo respeto y preparate para grabar en tu memoria esta escena cargada de emotividad puesto que está prohibido usar la cámara de fotos.
-Visitar el Museo de Israel
El sábado por la mañana puede ser un buen momento para visitar el Museo de Israel que no cierra sus puertas y donde recorrer 5.000 años de historia del país a través de la arqueología y el arte o comprender mejor el judaísmo. No puedes irte de allí sin visitar la inmensa maqueta de Jerusalén en la época del segundo templo ni el singular edificio del Santuario del Libro, donde se encuentran los Rollos del Mar Muerto, antiquísimos manuscritos encontrados en unas cuevas en Qumran.
-Apuntarse a una ruta guiada gratuita
¿Quién ha dicho que Jerusalén se duerme durante el shabbat? No te lo creas porque es mentira. Un buen ejemplo es que el propio ayuntamiento ofrece todos los sábados por la mañana rutas guiadas gratuitas en inglés. Cada semana el tour, de 3 horas de duración, cambia su itinerario y temática pero puedes consultar aquí con antelación los horarios y el punto de encuentro. La variedad es muy amplia y va desde conocer los distintos barrios de la Ciudad Vieja, a recorrer la Via Dolorosa, las calles por las que pasó Jesús cargando con la cruz, a rutas históricas, pasando por el famoso Monte de los Olivos o por descubrir las zonas más nuevas de la ciudad.
-Barrio ultraortodoxo
Para ver cómo se vive de verdad el shabbat más profundo, puedes desplazarte el viernes por la noche hasta Mea Shearim, el barrio de los judíos ultraortodoxos donde se respira religiosidad y tradición. Entre los edificios antiguos y las curiosas vestimentas de sus habitantes, al pasear por sus calles y contemplar las escenas cotidianas te parecerá haberte trasladado atrás en el tiempo. Eso sí, recuerda vestir de manera recatada, ya te lo advierten los carteles colgados en las fachadas, actua con mucho respeto y evita tomar fotografías directas a la gente.
-Descubrir el bucólico Ein Karem
Otra opción totalmente diferente es alejarse de la ciudad para visitar el apacible barrio de Ein Karem, situado en la falda de una colina al suroeste y rodeado de vegetación. Este lugar de peregrinaje para los cristianos ofrece un bonito paseo por sus calles empedradas y la posibilidad de visitar la iglesia de la Visitación y la iglesia de San Juan el Bautista. Durante el shabbat no funcionan los autobuses en Jerusalén así que necesitas coche propio o un taxi para recorrer los 7 kilometros que lo separan del centro.
-No todo es judío
Recuerda que el interior de la amurallada Ciudad Vieja alberga en su interior tres barrios más además del judío en los que no se paraliza la vida durante el shabbat. Puedes aprovechar para descubrirlos y apreciar las diferencias entre cada uno de ellos, pasando del bullicio de la Puerta de Damasco y el zoco de las calles árabes, a las banderas del vaticano ondeando en el barrio cristiano para terminar admirando los hermosos patios y pintorescos rincones de la zona armenia.
-Degustar el hummus perfecto
Es cierto que muchos restaurantes cierran sí, pero no todos. Te recomiendo acercarte, por ejemplo, a Nahalat Shiva, uno de los primeros barrios de Jerusalén creado fuera de las murallas de la ciudad vieja, donde podrás encontrar bastantes locales abiertos en su agradable zona peatonal. En la calle Yoel Moshe Salomon hay un pequeño bar llamado Nachla 16 donde por 30 shekels tienes un abundante y delicioso hummus casero con carne al que aún no he sido capaz de encontrarle rival.
Autora: Patricia Velasco
Periodista de profesión, viajera por necesidad y escritora por vocación. Voy recolectando por el mundo emociones, ilusiones y recuerdos. Descubremás sobre mí y contacta conmigo aquí
10/12/2015 en DE ILUSIÓN A RECUERDO.
http://deilusionarecuerdo.com/que-hacer-en-jerusalen-shabbat/
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