domingo, 31 de julio de 2016

La gastronomía kosher, en auge por todo el mundo


La comida "kosher", que cumple los preceptos judíos de alimentación, vive un boom en el mundo con el florecimiento de cientos de estos restaurantes en los últimos años, producto de un creciente turismo de los colectivos judías más observantes.

En total se calcula que, fuera de Israel, hay actualmente más de 4.000 restaurantes que cumplen con las estrictas normas de la alimentación judía, desde Guayaquil a Hong Kong, pasando por Tokio o la mismísima Alaska, entre distintos destinos en más de 35 países.

El fenómeno, según expertos del gremio, se debe por un lado a una mayor religiosidad en las comunidades judías de la diáspora y, también, a que son cada vez más los observantes que viajan tanto por motivos de ocio como de trabajo y que su poder adquisitivo, sobre todo en Israel, ha crecido considerablemente.

Es una tendencia fácilmente apreciable por internet en el número de agencias del llamado "turismo religioso" o "vacaciones kosher", y en las aplicaciones para esta comunidad, entre ellas el "Kosher near me", "Get kosher", "Koshwehere", "Yeahs that's kosher".

El número exacto de estos restaurantes es difícil de saber, puesto que muchos abren y cierran en cortos períodos o trabajan únicamente en los períodos estivales.

Un restaurante kosher es el que respeta la reglas judías de manipulación, supervisión y cocinado de los alimentos, que prohíben, por ejemplo, el consumo de animales que no rumien y tengan la pezuña partida -como el cerdo- y que no hayan sido sacrificados por un "shojet" (matarife judío) cualificado.

Todo el proceso, hasta el consumo, debe estar supervisado además por un "mashguíaj" (vigilante) autorizado por alguno de los Rabinatos reconocidos en el mundo.

"Es una comodidad increíble, ahora puedes planificar el viaje sabiendo de antemano si te tienes que llevar comida o no", dice Alona Tzadok, de Jerusalén.

En sus viajes, los judíos observantes solían llevarse hasta ahora en la maleta carnes, quesos y hasta panes, o una lista específica de productos en el mercado de destino "tolerados" por no contener nada particularmente prohibido o porque cuentan con un mínimo seguimiento rabínico.

"Hace diez años era difícil encontrar estos restaurantes fuera de EEUU o algunos países de Europa como Inglaterra o Francia los dos países con más judíos de ese continente)", explica el marido de Alona, Shmuel, "pero hoy hay hoteles enteros kosher en Europa del Este e incluso en la Costa del Sol (sur de España)".

Según la aplicación "Kosher near me", Nueva York es la ciudad con más restaurantes kosher, unos 800 de los 2.593 que hay en EEUU, seguida de Francia con 334, casi la mitad de los 700 registrados en suelo europeo.

Pero la lista está lejos de ser completa y por ello la aplicación invita a los usuarios a registrar cualquier establecimiento de estas características que conozcan.

La concentración de estos restaurantes depende directamente de dos factores: la presencia de una numerosa comunidad judía en el lugar y el hecho de que se trate de un destino turístico preferencial para judíos, por ejemplo, Tailandia.

También los hay en alejados poblados de Europa del Este en los que existen tumbas de grandes rabinos o veneradas sinagogas, y que son frecuentados por judíos ultra ortodoxos de todo el mundo.

Alternativa a los restaurantes kosher son los servicios de comida que presta en cientos de lugares del mundo la organización ortodoxa Jabad, cuyos activistas motorizados están dispuestos a llevarle la comida al turista judío hasta su hotel en bandejas de aluminio y cajas de plásticos. Eso sí, a precio de un restaurante con estrella Michelín.

"Hoy cualquier 'datí' (observante, religioso) puede viajar a muchos sitios sin comer todo el día bocadillos de atún con una ensalada, y hasta disfrutar de experiencias gastronómicas típicas del lugar que visita", señala Renaná Horowitz, de una agencia turística especializada en este colectivo.

"De esta forma -subraya- ahora puede ir a Hungría y disfrutar de un verdadero gulash kosher, a España y comerse una buena tortilla española, o a Argentina y devorarse un buen bife".

Eso sí, destaca, ningún plato combinará productos lácteos con carne, por lo que: "De la rica gastronomía francesa y europea tendrá únicamente lo que se adapte a las reglas de kasherut, que no es poco".

Además pagará por él bastante más que en un restaurante normal por los altos costos que arrastra el mantenimiento y los productos de este tipo de alimentación, que generan en todo el mundo un mercado de 13.000 millones de dólares anuales, según distintas estimaciones. EFE


28/07/2016 en AURORA DIGITAL. 



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