Por Nadav Shragai.
En la esquina sur de la pared occidental del Monte del Templo, en Jerusalén, ha sido encontrada una rara y bien conservada cisterna del periodo del Primer Templo, oculta de la vista y desconocida para muchos.
Foto: Autoridad de Antigüedades de Israel / Vladimir Neychin
Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs
En la esquina sur de la pared occidental del Monte del Templo, en Jerusalén, ha sido encontrada una rara y bien conservada cisterna del periodo del Primer Templo, oculta de la vista y desconocida para muchos. La Autoridad de Antigüedades de Israel desveló la cisterna siete años atrás, pero el difícil acceso al sitio impide las visitas públicas. A pesar de la enorme importancia arqueológica de la cisterna, cuyo volumen se acerca al de una pequeña represa, la puerta de entrada está cerrada y el sitio no está incluido en los diversos programas turísticos patrocinados por la Ciudad de David y guías turísticos locales.
El descubrimiento de la cisterna socava la largamente sostenida tesis de que durante el período del Primer Templo Jerusalén fue abastecida únicamente por las aguas del manantial de Gihón. Durante cinco décadas, los arqueólogos han buscado en vano pruebas arqueológicas para confirmar el bíblico e histórico testimonio de Rabsaces, comandante del ejército del rey asirio Senaquerib. Rabsaces trató de convencer a Ezequías, rey de Judá, y a los sitiados habitantes de Jerusalén a rendirse, diciendo: “Vengan a mí; y comamos cada uno de su vid y cada uno de su higuera, y bebamos cada uno las aguas de su propia cisterna [Isaías 36]”.
Por muchos años los arqueólogos buscaron en vano las cisternas mencionadas por Rabsaces. Muchos depósitos de agua a partir del periodo del Segundo Templo fueron descubiertos, pero ninguno perteneciente a los días del Primer Templo fue encontrado. Por lo tanto, el supuesto prevaleciente fue que durante la época del Primer Templo Jerusalén fue sostenida únicamente por las aguas del manantial de Guihón.
El descubrimiento del depósito de agua oculto
En 2012 fue descubierto el oculto depósito de agua durante la limpieza de los canales herodianos de drenaje (bajo el Camino Herodiano de los Peregrinos), que se extienden desde el estanque de Shiloah hasta el sur de la pared del Monte del Templo.
El arqueólogo Eli Shukron y la profesora de arqueología Ronny Reich, responsables de muchos de los descubrimientos en la Ciudad de David, supervisaron un equipo de limpieza de dos mikves (baños rituales) del período del Segundo Templo, que fueron transversalmente intersectados por el canal de drenaje herodiano. En un punto, uno de los trabajadores se dio cuenta de que el suelo de uno de los paneles del canal de drenaje se tambaleó. Un examen más detallado mostró que debajo del panel del tambaleante piso había un gran vacío.
Trajeron linternas, la tambaleante roca se movió y los trabajadores iluminaron el oscuro vacío. Con una escalera, los trabajadores y Shukron cuidadosamente descendieron y se encontraron a sí mismos dentro de un gran reservorio público cincelado en la roca, que era mucho más grande que cualquier cisterna regular. El depósito fue sellado con yeso marrón-amarillo, característico del período del Primer Templo. El descubrimiento ofrece la primera pista de cómo Jerusalén se abastecía de agua durante el periodo del Primer Templo.
Hoy, siete años más tarde, Shukron cree que si continúan la búsqueda encontrarán otras cisternas similares del mismo período. Las descripciones bíblicas del Libro de Reyes sobre la construcción del Templo de Salomón describen el “Mar Cobre” —un enorme tanque de agua hecho de cobre colocado en el patio del templo— y los diez cuencos que juntos tenían la capacidad, en los actuales términos, de aproximadamente 120 mil litros (32 mil galones o 120 metros cúbicos).
El arqueólogo, Dr. Tzvika Tzuk, y el Prof. Shmuel Avitsur , quienes por separado trataron la antigua necesidad de agua de Jerusalén, ofrecen otros cálculos: el Primer Templo requirió varias docenas de metros cúbicos (o decenas de miles de litros) de agua por día para diversos propósitos. Pero la distancia entre el manantial Gihón y el Monte del Templo es de unos 800 metros. Para llevar un metro cúbico de agua (1000 litros ) se requieren 13 viajes de burro, cada uno llevando aproximadamente 75 litros de agua a la vez. Por lo tanto, para llenar una cisterna de 100 metros cúbicos, 1300 cargas de burro serían necesarias.
De este modo, la antigua teoría de que el manantial de Guihón “mantuviera a Jerusalén” durante el periodo del Primer Templo no se atiene a la prueba de este cálculo. Pero, sin otros hallazgos, la teoría vivió durante muchos años hasta el descubrimiento del reservorio del período del Primer Templo.
Sin embargo, el descubrimiento, publicado en su momento por la Autoridad de Antigüedades de Israel y la Ciudad de David, había sido olvidado. Jerusalén todavía está esperando el descubrimiento de cisternas adicionales del periodo del Primer Templo para confirmar que la ciudad no fue sostenida "solo por el manantial de Gihón".
Yo visité el depósito recientemente. Tiene 4,5 metros de alto; 5,5 metros de ancho y 12 metros de longitud. El techo del depósito tiene dos aberturas. La abertura principal sirvió para extraer el agua. La segunda sirve hoy como una entrada al depósito por medio de una larga escalera de hierro, que desciende hasta el suelo. Su capacidad es de unos 250 metros cúbicos.
Cisternas similares que permitieron la datación del depósito del pie del Monte del Templo fueron descubiertas en el año 1990 en Tel Beer Sheva y Tel Beit Shemesh. Las cavernas en esos otros sitios no son simétricas y de su principal cámara parten ramales y compartimientos adicionales. El depósito en el pie del Monte del Templo también se ramifica, posiblemente, hacia el este, por debajo de la actual plaza del Monte del Templo y de una zona por debajo del Museo Islámico. Sin embargo, esta ramificación está bloqueada y sin acceso.
Israel no tiene planes para cavar en el Monte del Templo, pero hay que hacer notar que el área fue cartografiada e inventariada en el siglo xix por Charles Warren, quien encontró 49 cisternas y 42 acueductos que transportan agua1.
<leyenda> Mapa preparado por el ingeniero y explorador de Jerusalén Ermete Pierotti y publicado póstumamente en 18882.
Los depósitos de agua, cisternas y acueductos también fueron mapeados por el ingeniero italiano Ermete Pierotti, quien fue designado en 1858 como arquitecto e ingeniero de Jerusalén por el gobernador otomano. El cargo le permitió explorar la ciudad y el Monte del Templo y publicó un polémico libro llamado Jerusalén explorada.
Hace pocos años la cabeza de la rama del norte del Movimiento Islámico en Israel, el jeque Raed Salah, concibió la idea de importar agua del santo pozo Zamzam de La Meca, como una vía para elevar el estatus de los musulmanes del Monte del Templo y su propio estatus. Israel y Jordania tuvieron éxito en la cancelación de su plan.
Notas
2 archivos imperiales otomanos , colección de Lenny Ben-David
Acerca del autor: Nadav Shragai es un alto investigador en Jerusalem Center for Public Affairs . Sirvió como periodista y comentarista en Ha'aretz entre 1983 y 2009, actualmente es periodista y comentarista en Israel Hayom y ha documentado la disputa sobre Jerusalén durante treinta años. Sus libros incluyen: Jerusalén: Delirios de división (Jerusalem Center for Public Affairs, 2015); el libelo "Al-Aksa está en peligro": la historia de una mentira (Jerusalem Center for Public Affairs, 2012); el libro electrónico Jerusalem: Correcting the International Discourse – How the West Gets Jerusalem Wrong(Jerusalem Center for Public Affairs, 2012); En la encrucijada: la historia de la tumba de Raquel(entradas a los estudios de Jerusalén, 2005); El conflicto del Monte del Templo (Keter , 1995); y el ensayo: “Jerusalén no es el problema, es la solución”, en Sr. Primer Ministro: Jerusalén, Moshe Amirav, ed. (Instituto Carmel y Florsheimer, 2005).
13/08/2019 en AURORA DIGITAL
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