domingo, 22 de marzo de 2020

El coronavirus lleva a Irán al colapso económico



Los expertos saben lo difícil que es obtener datos fiables sobre Irán. El régimen oculta todo, desde las cifras macroeconómicas básicas hasta el gasto gubernamental y el volumen de venta de petróleo y gas.

Determinar el verdadero alcance de la epidemia del Covid-19 (coronavirus) en Irán es tan difícil como hacerlo con cualquier otro dato relacionado con la República Islámica. Sin embargo, hay cosas que no se pueden manipular. Por ejemplo, los listados con los vuelos que llegan a los dos mayores aeropuertos iraníes: el Jomeini, que es el principal punto de comunicación del país con el mundo exterior, y el de Mehrabad, más antiguo, el de mayor tráfico de vuelos nacionales.

La actividad aérea en ambos da cuenta inequívoca del alcance de la crisis económica iraní, provocada por el coronavirus y por las sanciones decretadas por la Administración Trump en 2018. Antes de que se impusieran las sanciones aterrizaban 100 vuelos diarios en el Jomeini –en su mayoría procedentes del extranjero– y 130 en el de Mehrabad. Después de la segunda ronda de sanciones –otoño de 2018–, la actividad se redujo a unos 60 vuelos con destino el Jomeini y unos 100 con destino Mehrabad. Ese descenso se convirtió en desplome –especialmente en los vuelos internacionales– a medida que se iban conociendo informaciones sobre la epidemia en Irán.

Si se echa un vistazo a las llegadas al Aeropuerto Internacional Jomeini el pasado día 3, se comprueba que hubo 32 vuelos y 11 cancelaciones, con un total neto de 21 aterrizajes. Un día después, de los 22 vuelos programados, sólo llegaron cinco. De esos 22, diez estaban clasificados como “desconocidos” (lo que Israel suele identificar como vuelos relacionados con el transporte de armas); y seis de los “programados” nunca aterrizaron. Significativamente, los cinco que sí lo hicieron eran todos de compañías iraníes.

En gran medida, el hundimiento de Irán en el aislamiento internacional se puede atribuir a los decretos de los distintos Gobiernos que obligaron a las compañías aéreas a dejar de volar a la República Islámica debido a la sensación de que las autoridades iraníes habían perdido el control sobre la epidemia.

El devastador efecto económico se puede constatar igualmente en las rutas de las aerolíneas iraníes que han seguido funcionando. Los vuelos programados a Estambul, la principal puerta de acceso de Irán al mundo exterior, han pasado de ocho a ninguno. Obviamente, han sido cancelados por falta de demanda. Lo mismo cabe decir con las rutas a Doha y Dubai, otros dos grandes conectores internacionales para Irán.

Mientras la economía explica por qué muchos de esos aviones no aterrizaron, quizá la política explique algunos de esos cinco aterrizajes que sí se produjeron. Dos fueron de aviones procedentes de ciudades chinas (Shanghái y Shenzhen) y uno de otro con origen en Beirut, donde tiene su base Hezbolá, el principal satélite de Irán.

Los iraníes han acusado a su Gobierno de no interrumpir los vuelos a China por razones políticas y económicas pese al vínculo entre el origen chino del coronavirus y la propagación del mismo en Irán. China es el único gran amigo poderoso de Irán, cuyas relaciones con Turquía y Rusia son conflictivas. Pekín ha hecho una fuerte inversión en el sector energético iraní.

Los vuelos nacionales también se han suspendido casi por completo. De los 89 vuelos con destino Mehrabad programados para el pasado día 3, sólo aterrizaron 27. El resto fue clasificado como “desconocido”. Recordemos que en los mejores tiempos desde ese aeródromo tenían lugar 130 aterrizajes diarios.

Sin duda, los jerarcas iraníes llevan rezando por la derrota del presidente Trump desde mucho antes del Supermartes demócrata, y probablemente sintieron alivio ante el fuerte impulso que experimentó ahí la candidatura de Joe Biden, en la esperanza de que venza a Trump y suavice las duras sanciones estadounidenses. Ahora bien, tienen muchas más cosas por las que rezar. No se vislumbra remisión alguna de la crisis del coronavirus. La hecatombe económica no hará más que elevar la ansiedad del pueblo ante el coronavirus, y avivará su ira por cómo ha gestionado la crisis el Gobierno.

Definitivamente, el régimen de los ayatolás ha transformado Irán, que ha dejado de ser un nodo civilizatorio para convertirse en un paria internacional.

© Versión original completa (en inglés): BESA Center
© Versión en español: Revista El Medio


20/03/2020 en POR ISRAEL





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