Activistas judíos solicitan al gobierno israelí que declare soberanía sobre antiguas ruinas judías en Cisjordania que están en territorio que Israel no pretende anexionar bajo los auspicios del “Pacto del Siglo” propuesto por la Administración de Estados Unidos.
El plan propuesto por el gobierno de Donald Trump contempla la anexión de aproximadamente un 30% del territorio que está al otro lado de la Línea verde, la línea de armisticio firmada en 1949 tras la creación de Israel, lo que los israelíes llaman Judea y Samaria y la comunidad internacional Cisjordania. De este modo, el plan de Trump permite la anexión israelí de cierta porción del territorio en disputa y que en el resto se construya el futuro Estado palestino.
Sin embargo, algunos grupos israelíes no están de acuerdo con esta medida y solicitan ampliación del territorio a anexionar para que incorpore sitios arqueológicos que no están incluidos en ese 30%. Algunos de ellos son las ruinas de fuertes de la dinastía de los Asmoneos y de Herodes, de hace dos milenios, y cientos de ruinas del gobierno judío en la zona durante la historia antigua.
Por ahora el gobierno israelí no ha respondido a estas solicitudes.
El principal grupo que lo pide, llamado “Salvaguardando la eternidad”, argumenta que las ruinas son el testigo del vínculo judío con la tierra y que deben ser preservados.
Otras voces apoyan a esta petición, como el arqueólogo Assaf Avraham, de la Universidad de Bar Ilán, quien pronuncia a favor de una custodia israelí de las ruinas judías. “Me preocupa el estado de las ruinas y lugares arqueológicos, porque no están bien cuidados”, señaló el arqueólogo. “Después de los acuerdos de Oslo ha habido más construcción en las zonas arqueológicas de Judea y Samaria que en toda la mitad de siglo previa, y eso se nota en el estado de los lugares”.
Avraham indicó que las ruinas bajo custodia palestina sufren mucho pillaje. “Tanto es así que se puede decir que el 95% de las ruinas son saqueadas en territorio que está bajo la Autoridad Nacional Palestina (ANP). En Israel también existe el fenómeno, pero es un 5% de los casos. Y no digo que los palestinos lo hagan por maldad, para nada, sino porque buscan encontrar algo de valor para venderlo por su muy mala situación económica”.
El arqueólogo indicó apenado que el continuo daño al paisaje bíblico y a su patrimonio es un crimen y también una tragedia irreversible: “Una ruina destruida no tiene vuelta atrás”, dijo. Por eso apuntó a que el conflicto palestino-israelí es complejo y que por ello los líderes, tanto regionales como mundiales, deben presionar para que se cumplan las leyes de protección y, más importante aún, que la población sea educada en ese sentido.
El Ministerio de Turismo de la ANP asegura que puede proteger y preservar los lugares sagrados, así como continuar con las obras de mantenimiento y restauración.
Cortesia: Diariojudio.com
08/07/2020 en DIARIO JUDIO
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