lunes, 30 de septiembre de 2013

MITOS Y REALIDADES. #6. Las raíces de Israel.

MITO:
"El sionismo es racismo".



REALIDAD:

En 1975, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución en que difamaba al sionismo al igualarlo con el racismo. En su inspirada respuesta a la resolución, el embajador de Israel ante las Naciones Unidas, Chaim Herzog, hacía notar la ironía de la ocasión, la votación se producía exactamente 37 años después de la "Kristallnacht" (noche de los cristales rotos).


El sionismo es el movimiento nacional de liberación del pueblo judío, que sostiene que éste, al igual que cualquier otra nación, tiene derecho a una patria.


La historia ha demostrado la necesidad de garantizar la seguridad de los judíos mediante un hogar nacional. El sionismo reconoce que el judaísmo es definido por un origen, una religión, una cultura y una historia compartidas. Mas de cinco millones de judíos, provenientes de mas de 100 países, que son ciudadanos de Israel, ejemplifican la realización del sueño sionista.

La Ley del Retorno a Israel les garantiza ciudadanía automática a los judíos, pero los no judíos también tienen derecho a convertirse en ciudadanos, conforme a procedimientos de naturaleza semejantes a los que existen en otros países. Aproximadamente 1.000.000 de musulmanes y cristianos árabes, drusos, bahais, circasianos y de otros grupos étnicos también están representados en la población de Israel. La presencia en Israel de miles de judíos de piel oscura provenientes de Etiopía, Yemen y la India es la mejor refutación a la calumnia contra el sionismo. En una serie de históricos puentes aéreos, llamados Moisés (1984), Josué (1985) y Salomón (1991), Israel rescató a casi 42.000 miembros de la antigua comunidad judía etíope.


El sionismo no discrimina a nadie. El carácter abierto y democrático de Israel, y su escrupulosa protección de los derechos religiosos y políticos de cristianos y musulmanes, rebate la acusación de exclusividad. Además, cualquier persona -judío o no judío, israelí, norteamericano, o saudita; negro, blanco, amarillo o púrpura- puede ser sionista.


Al escribir después de darse a conocer la "Operación Moisés", William Safire apuntaba: "...Por primera vez en la historia, millares de negros están siendo llevados a un país, no en cadenas, sino con dignidad; no como esclavos, sino como ciudadanos".

En contraste, los estados árabes definen la ciudadanía estrictamente por el parentesco nativo. Es casi imposible convertirse en ciudadano por naturalización en muchos estados árabes, especialmente Argelia, Arabia Saudita y Kuwait. Varias naciones árabes tienen leyes para facilitar la naturalización de árabes extranjeros, con la específica excepción de los palestinos. Jordania, por otra parte, promulgó su propia "ley de retorno" en 1954, en la que se les otorga la ciudadanía a todos los anteriores residentes de Palestina, excepto a los judíos.


Elegir la autodeterminación de los judíos en particular es en sí misma una forma de racismo. En 1968, abordado por un estudiante de Harvard que atacó el sionismo, Martin Luther King respondió: "Cuando la gente critica a los sionistas, quieren decir judíos. Usted está hablando de antisemitismo".

La resolución de las Naciones Unidas de 1975 fue parte de la campaña anti-israelí de soviéticos y árabes durante la Guerra Fría. Casi todos los no árabes que apoyaron la resolución se han excusado y han cambiado su postura. Cuando la Asamblea General votó para rechazar la resolución en 1991, sólo algunos estados árabes y musulmanes, así como Cuba, Corea del Norte y Vietnam, se opusieron.


Fuente:
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.





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