Antropólogos de
la Universidad de Tel Aviv en conjunto con los de la Universidad Ben Gurión que
exploran en Israel la Cueva Manot descubrieron un cráneo fosilizado de 55 mil
años de antigüedad que pordría ser la evidencia de una importante transición
para la evolución humana, durante un tiempo y lugar cuando algunos de los
primeros seres humanos se hallaban saliendo de África y aparentemente empezaron
a cruzarse con los neandertales.
La historia tuvo
lugar cuando la zona del Levante era un corredor para los seres humanos
anatómicamente modernos que estaban extendiéndose fuera de África y luego por
Euroasia, sustituyendo a todas las otras formas de especies tempranas
relacionadas con ellos.
Dada la escasez
de fósiles humanos que datan de dicha época, estos ancestros de las poblaciones
no africanas de hoy se mantuvieron básicamente enigmáticos.
Según el nuevo
fósil localizado, al parecer estos pueblos ya poseían características físicas
un poco distintas de otros africanos a quienes estaban dejando atrás y de
muchos habitantes radicados a lo largo del corredor. De hecho, ya pudieron
haber tenido una apariencia algo similar a sus descendientes conocidos a partir
de fósiles en la Europa de la Edad de Piedra.
El hallazgo
podría apoyar la reciente evidencia genética de que el homo sapiens moderno y
sus primos neandertales se cruzaron, quizá en Oriente Medio entre 65 mil y 47
mil años atrás.
No obstante, el
equipo descubridor exhortó a tener cautela sobre el tema del mestizaje pero
notó que las características anatómicas del cráneo sugieren que presuntamente
ya había ocurrido cierta mezcla humana-neandertal antes de se registrara
cualquier encuentro en Europa y algún otro lugar de Asia.
El descubrimiento
de la Cueva Manot, hecho en 2008 pero sujeto a años de riguroso análisis, fue
reportado en el boletín «Nature» por un equipo internacional de investigadores
encabezado por Israel Hershkovitz de la Universidad de Tel Aviv. Los científicos
señalaron tratarse de «la primera evidencia fosilizada del crucial periodo
cuando los modelos genéticos y arqueológicos pronostican que los seres humanos
africanos modernos emigraron exitosamente de África y colonizaron Euroasia».
Los
investigadores concluyeron además que el espécimen de Manot «brinda pistas
importantes acerca de la morfología de los seres humanos modernos en cercana
proximidad cronológica con un posible cruce con los neandertales». Indicaron
asimismo que la forma del cráneo estableció a éste como un ser humano
completamente moderno en un tiempo cuando las condiciones más cálidas y húmedas
eran favorables para que los humanos emigraran de África.
En otras
palabras, dijo Hershkovitz, que el cráneo de Manot «es el eslabón perdido entre
las poblaciones africanas y europeas».
Científicos que
no colaboraron con el equipo de investigación elogiaron el «fascinante fósil
nuevo» y la cauta interpretación en torno a sus implicaciones más amplias para
comprender las primeras migraciones hacia Euroasia.
Una inquietud es
que el tamaño del cráneo es considerablemente pequeño, con un neurocráneo un
poco más bajo que el de los humanos modernos. Con un solo espécimen, resulta
difícil saber si lo anterior es normal o falso para la población general, de
acuerdo con científicos.
Investigadores
recomendaron que sería interesante realizarle pruebas de ADN para fundamentar
su posible hibridez en un momento de poblaciones variadas cuando los primeros
humanos se dirigían a Europa.
30/01/2015 en ISRAEL EN LINEA.
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