viernes, 22 de junio de 2018

Jarra de Judea prueba que no moriremos por un cambio magnético de los polos

Foto Oded Lipshits - Universidad de Tel Aviv

Las nuevas pruebas encontradas en antiguos frascos de arcilla de Judea muestran que el campo geomagnético de la Tierra ha fluctuado durante miles de años y que no hay razón para preocuparse por su bienestar actual, aunque está disminuyendo y algunos científicos sospechan que está a punto de voltearse.

En un nuevo estudio publicado en Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), investigadores de la Universidad de Tel Aviv, de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la Universidad de California-San Diego citan datos obtenidos del análisis de 67 jarras de Judea bien datados.


Estas jarras de cerámica de impacto térmico, que llevan impresiones de sello real desde el octavo al siglo II aC, muestran evidencia de cambios en la fuerza del campo geomagnético a lo largo de los años.

“El período transcurrido por los frascos nos permitió obtener datos sobre el campo magnético de la Tierra durante ese tiempo -la Edad de Hierro a través del período helenístico en Judea”, dijo Erez Ben-Yosef del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, investigador principal del estudio.
Los científicos no entienden por completo la función del campo geomagnético, pero algunos sospechan que hay una correlación entre los giros del polo magnético, que dejan al planeta vulnerable a la radiación cósmica, y las extinciones en masa.

“Este nuevo hallazgo pone en contexto el reciente descenso de la fuerza del campo. Aparentemente, este no es un fenómeno único – el campo a menudo se ha debilitado y se ha recuperado durante los últimos milenios”, dijo Ben-Yosef. “La tipología de las impresiones de sellos, que corresponden a cambios en las entidades políticas que gobiernan este área, proporciona excelentes estimaciones de edad de estos artefactos”, añadió.

El campo geomagnético llegó a su pico durante el siglo VIII aC, algo que Ben-Yosef sostiene que “corrobora observaciones anteriores de nuestro grupo, publicadas por primera vez en 2009, de un campo inusualmente fuerte en la Edad del Hierro temprana. Lo llamamos el “Pico de la Edad de Hierro”, y es el campo más fuerte registrado en los últimos 100.000 años”.

Medición natural de la arcilla

Para medir con precisión la intensidad geomagnética, los investigadores – Ben-Yosef, Oded Lipschits y Michael Millman de la Universidad de Tel Aviv, Ron Shaar de la Universidad Hebrea y Lisa Tauxe de UC-San Diego – realizaron experimentos en el Laboratorio Paleomagnético del Instituto Scripps de Oceanografía en UC-San Diego, utilizando hornos paleomagnéticos de laboratorio y un magnetómetro superconductor.

“Cerámica, arcilla al horno, ladrillos de barro quemado, escoria de cobre – casi cualquier cosa que fue calentada y luego enfriada puede convertirse en un registrador de los componentes del campo magnético en el momento del evento”, expresó Ben-Yosef.

“La cerámica tiene minúsculos minerales – grabadores magnéticos – que guardan información sobre el campo magnético de la época en que la arcilla estaba en el horno. El comportamiento del campo magnético en el pasado se puede estudiar mediante el examen de artefactos arqueológicos o material geológico que se calienta y luego se enfría, como la lava”, agregó el investigador.

Método avanzado de datación de artefactos arqueológicos

Los investigadores dicen que sus nuevos descubrimientos beneficiarán tanto a los campos de la arqueología como a las ciencias de la tierra.

Muestran, en su estudio, cómo los cambios en el campo geomagnético pueden ser utilizados como un avanzado método de datación complementaria a la datación por radiocarbono.

“El registro arqueológico mejorado puede ser usado para fechar cerámica y otros materiales arqueológicos impactados por el calor cuya fecha es desconocida”, manifestó Ben-Yosef.

Una comprensión más profunda de “agentes como el campo magnético, que alcanza más de 1.800 millas de profundidad en la parte líquida del núcleo externo de la Tierra”, dicen los investigadores, dará “una imagen más clara del planeta y su estructura interna”.

Los investigadores están trabajando actualmente en mejorar la base de datos arqueológica del Levante, una de las regiones más ricas arqueológicamente del planeta, para comprender mejor el campo geomagnético y establecer una fuerte referencia de datación.


16/02/2017 en AURORA DIGITAL




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