No estimados simpatizantes del movimiento BDS:
Me dirijo a vosotros porque, si bien mucho se ha dicho y escrito ya sobre vuestro movimiento, me veo en la obligación de seguir intentando despertaros a la realidad.
Ante todo, me interesa ayudaros a descubrir la máscara que esconde su real objetivo: la destrucción del único y diminuto Estado judío.
Y no lo digo yo, lo dicen vuestros propios líderes. Omar Barguti, uno de sus fundadores, admitió que el objetivo del BDS es la destrucción de Israel. Norman Finkelstein explicó que, si se logra lo que busca este movimiento, “no hay Israel. De eso se trata”.
Hamas y Fatah también lo reconocen:
– Tawfiq al Tirawi, miembro del Comité Central de Fatah: “El Estado palestino en las fronteras de 1967 [es decir, en la Margen Occidental y Gaza], con Jerusalén como capital, es solo una fase”.
– Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina: “No aceptaré un Estado judío”.
Ese objetivo que compartís con los líderes de los grupos terroristas fue también revelado por Mosab Hasán Yusef, hijo del fundador de Hamás, en la ONU.
La Autoridad Palestina dice a los niños: “Seguid siendo refugiados”; porque no le interesa procurar una vida digna a su pueblo, quiere seguir presionando para atacar a Israel y recibiendo los miles de millones de dólares que le da la comunidad internacional (dinero que en Gaza se destina a la fabricación de misiles y la construcción de túneles para atacar a la población civil israelí, mientras Israel continúa proporcionando a los palestinos medicinas, educación, trabajo, electricidad, etcétera).
Hay muchos mitos perpetuados por el BDS que revelan vuestro antisemitismo disfrazado de antisionismo, la negación del derecho del pueblo judío a vivir en paz y seguridad en su propia tierra.
Para dar algunos ejemplos:
1. El BDS pide el boicot a los productos de la “invasión” israelí sobre Palestina hasta que Israel entregue las tierras árabes “ocupadas” en junio de 1967.
La realidad: los judíos no invadieron, ocuparon ni robaron la tierra de nadie. Miles y miles de judíos vivían en la región antes del establecimiento del Estado de Israel, y esos judíos se llamaban a sí mismos palestinos. Los judíos son indígenas de Sión/Judea/Palestina/Israel. Palestina fue el nombre que pusieron los romanos a Judea para evitar que se relacionase la tierra con sus habitantes, precisamente los judíos.
Jerusalén fue siempre la capital del pueblo judío y nunca lo fue de ningún otro. Incluso durante el Mandato Británico, billetes, monedas y sellos postales tenían las letras EI, por Eretz Israel (“Tierra de Israel” en hebreo). Los judíos que inmigraron a esa tierra como reacción a la limpieza étnica y el genocidio en Europa y los países musulmanes compraron las propiedades, como han ido haciendo todos los judíos que retornaron a Judea. Lo cual fue testificado incluso por uno de los más grandes antisemitas de la historia, el gran muftí de Jerusalén Haj Amín el Huseini: “Los judíos no robaron tierra árabe en Israel”.
Cuando se hizo la partición de Palestina en un 77% para los árabes palestinos y un 23% para los judíos palestinos, estos aceptaron, aunque lo que se les dio era un territorio muy reducido, con tal de vivir en paz y libertad. Los árabes también aceptaron su parte y crearon Transjordania –posteriormente denominada Jordania–, pero rechazaron la existencia de un Estado judío. Cuando Israel declaró su independencia, Egipto ocupó ilegalmente Gaza y Jordania hizo lo mismo en Jerusalén Oriental, la región de Judea y Samaria (a la que renombró Margen Occidental); y expulsó a los judíos que habían vivido allí por miles de años.
2. El BDS acusa a Israel de haber expulsado a los árabes que vivían allí.
La realidad: los ejércitos de los países árabes que atacaron Israel en 1948 pidieron a los árabes que se fueran para facilitarles los ataques y les prometieron que retornarían una vez ganaran la guerra y se adueñaran de la tierra, lo que nunca sucedió.
Si no me creéis, escuchad esta compilación de trece testimonios árabes: ¿por qué los palestinos son refugiados?
Por otro lado, para comprender que no existió limpieza étnica por parte de Israel basta saber que el 20% de la población israelí es árabe; se trata de los descendientes de quienes no siguieron a los líderes árabes en la guerra del 48.
3. El BDS acusa a Israel de genocida.
La realidad: según la Oficina Central de Estadísticas de Palestina, la población palestina se cuadruplicó en los últimos 50 años y sigue creciendo.
4. El BDS dice que en Israel hay apartheid y pide iguales derechos para los árabes israelíes.
La realidad: como el Dr. Kenneth Meshoe, político sudafricano, presidente del Partido Demócrata Cristiano Africano, dijo: “Lo de que Israel es un Estado que practica el apartheid es mentira”.
Cada ciudadano israelí tiene iguales derechos y libertades que el resto de sus compatriotas. Los miembros de las minorías, empezando por los cerca de dos millones de árabes, pueden estudiar en las universidades, son profesionales, empresarios, incluso diputados. En este momento, en el Parlamento israelí hay 17 árabes. Como anécdota, tened en cuenta que fue un árabe, el juez Salim Yubrán, quien leyó la sentencia de la Corte Suprema contra el ex primer ministro Ehud Olmert. ¿Podría pasar esto si en Israel hubiera apartheid?
5. El BDS pide que Israel deje de bloquear Gaza.
La realidad: el bloqueo es totalmente legal, según la legislación internacional y el manual de San Remo, dado el conflicto armado entre Israel y Hamás –que gobierna en la Franja desde 2007–. Para más información, les recomiendo el artículo “La base legal del bloqueo naval israelí a Gaza”, de la profesora Ruth Lapidoth.
El bloqueo es necesario para evitar que los grupos yihadistas consigan más armas. La carta fundacional de Hamás recoge específicamente su deseo de destruir Israel. En los últimos años, decenas de miles de misiles fueron lanzados desde Gaza sobre la población civil israelí, dejando cientos de muertos y heridos y miles de millones de dólares en daños, a lo que hay que sumar tres guerras y los continuos ataques con cohetes y bombas incendiarias. En la Franja de Hamás es continua la incitación contra Israel en particular y contra los judíos en general, en la televisión, las escuelas y los campos de entrenamiento para niños y jóvenes.
6. El BDS critica la cerca de seguridad.
La realidad: la cerca es un método legal de autodefensa. Esta barrera (el 10% es muro, el resto es alambrada) ha logrado reducir los ataques terroristas en un 90%. Como reconoció en su día un capo de la Yihad Islámica Palestina: “La cerca de seguridad de Israel previene el terror”.
7. El BDS demanda el derecho de retorno de los refugiados palestinos.
La realidad: en 1989, el entonces presidente egipcio Hosni Mubarak dijo: “La exigencia palestina del retorno es poco realista. Habría que resolverla con compensaciones económicas y el reasentamiento [de los refugiados] en países árabes”. Barguti, por su parte, ha declarado: “Si Israel absorbiera los más de seis millones de árabes palestinos refugiados, desaparecería como Estado judío y democrático”.
La UNRWA, organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, define como refugiados a las “personas cuyo lugar habitual de residencia fuera Palestina durante el período del 1 de junio de 1946 al 15 de mayo de 1948, y que perdieron sus hogares y medios de subsistencia como resultado del conflicto de 1948”, el cual comenzó cuando los países árabes atacaron al recién nacido Estado de Israel. Además, considera refugiados a los descendientes de aquellos. Aproximadamente 750.000 palestinos dejaron Israel por elección a causa del conflicto, y otros se fueron después de la Guerra de los Seis Días (1967), también resultado de la agresión árabe.
Por otro lado, si quisieran que se aplicase el retorno de los palestinos (autodenominados así desde 1964, hasta entonces siempre se llamaban a sí mismos árabes) a su verdadero lugar de origen, deberían escuchar lo que dijo Fathi Hamad, entonces ministro del Interior y Seguridad Nacional de Hamás, en 2012: “La mitad de los palestinos son egipcios y la otra mitad son saudíes. Los palestinos no son indígenas de Israel”.
Llegados a este punto, os pregunto, seguidores del BDS: ¿por qué no os importa la expulsión de 850,000 judíos de los países árabes?, ¿por qué no criticáis el muro construido por Egipto en su frontera con Gaza, el bloqueo egipcio de Gaza, la destrucción de barrios de Gaza para crear una zona neutral entre la Franja y Egipto?
Si os preocuparais realmente de los palestinos, deberíais estar peleando contra los abusos de la Autoridad Palestina y de Hamás sobre su propio pueblo. Pero no: en lugar de luchar por liberar a los árabes palestinos del yugo de sus líderes terroristas y corruptos, os volcáis en la destrucción de Israel.
Vuestro pedido de boicot, desinversiones y sanciones contra Israel no ayuda a los palestinos:
– Basem Eid, árabe palestino activista por los derechos humanos: “El BDS daña solo a los palestinos”. “El BDS está dispuesto a luchar contra Israel hasta la última gota de sangre palestina”.
– Israelíes y palestinos trabajan juntos por la coexistencia económica, mientras el BDS pelea por quebrar ese esfuerzo.
Vuestro movimiento no busca la paz:
Y debe considerarse socio del terrorismo:
Y es que el verdadero objetivo del BDS no es otro que acabar con los judíos:
Ah, y si aducís que muchos judíos apoyan el BDS, sí, tenéis razón, hay cientos de tontos útiles que sufren el síndrome de Estocolmo. Me adhiero a las palabras de Albert Einstein: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo”.
Para terminar, os dejo lo que hace unas semanas dijo un imán en un centro islámico de Estados Unidos:
"La causa palestina es islámica, pero debemos marcarla
como humanitaria para obtener el apoyo de todos."
Espero que reflexionéis sobre lo que estáis apoyando y en qué invertís vuestro valioso tiempo.
Atentamente,
Silvana Goldemberg.
22/03/2019 en POR ISRAEL
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