El Gobierno estadounidense ha asestado un duro golpe a Irán con una nueva ronda de sanciones destinada a aislar al régimen de los ayatolás de los sistemas financieros internacionales. Se trata de las penalizaciones más contundentes desde que Donald Trump decidió retirar a EE.UU. unilateralmente del acuerdo de desnuclearización de la república islámica, y llegan justo cuando esta se enfrenta a una de sus crisis económicas de mayor envergadura en años, agravada por la pandemia de coronavirus.
Estas sanciones anunciadas por el Departamento de Estado norteamericano afectarán a 18 bancos iraníes y, lo más importante, penalizan a empresas, bancos y otras entidades financieras en terceros países, incluida Europa, que hagan negocios con ellos. De este modo, y dado que antes ya se había sancionado a otros bancos de ese país, el sector financiero de Irán queda completamente aislado del resto del mundo, con la excepción de los aliados tradicionales del régimen islamista, como Siria o Venezuela.
Según dijo el jueves el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo: «Nuestras sanciones están dirigidas al régimen y sus funcionarios corruptos que se han aprovechado de la riqueza del pueblo iraní para alimentar su causa revolucionaria radical, que ha provocado un sufrimiento incalculable en todo Oriente Próximo y más allá. EE.UU. sigue apoyando al pueblo iraní, las víctimas que súfranlos abusos del régimen».
Desafío a la ONU
Ya el mes pasado, Washington anunció por su cuenta y riesgo que reimponía de forma unilateral todas las sanciones internacionales contra Irán, levantadas gracias del acuerdo nuclear. El Consejo de Seguridad de la ONU advirtió a EE.UU. que no tiene autoridad alguna para reimponer sanciones internacionales, desde luego no las que fueron aprobadas en el marco de la ONU, al ya no ser parte de ese acuerdo nuclear. Aun así, Trump ha mantenido sus rondas de sanciones, como demuestra el anuncio de esta semana.
Estas sanciones implican que los países europeos que se han resistido a reanudar las sanciones sobre Irán por su programa nuclear, su fabricación de armamento y sus abusos de los derechos humanos, incluidas mujeres y minorías, se arriesgan a padecer sanciones de EE.UU. si mantienen lazos financieros con ese régimen teocrático. No es que Trump le tema a sancionar a aliados y adversarios. A la petrolera estatal rusa Rosneft la sancionó a principios de año porque estaba dando salida al crudo venezolano, sometido este como está a un embargo.
Trump llega al final de su mandato y aunque ha debilitado notablemente el acuerdo nuclear de China, Francia, Rusia, Reino Unido y Alemania con Irán, negociado por Barack Obama (el actual presidente retiró a EE.UU. de él en 2018) no ha conseguido invalidarlo del todo, y de hecho la Unión Europea lo considera vigente y lo respeta.
Por eso el mandatario estadounidense ha intensificado gradualmente las sanciones, penalizando incluso a a su sector petrolero, fuente principal de su riqueza.
09/10/2020 en ABC
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