sábado, 22 de abril de 2023

#13. HISTORIA DE ISRAEL Y JUDA A TRAVES DE LOS PROFETAS: 2ª Samuel 18 - 22.

En la anterior lección pudimos ver ya el cumplimiento de lo profetizado por Natán a David: la violación de Amnón, la venganza de Absalón contra Amnón; el destierro de Absalón; su regreso a Jerusalén y la conspiración contra David; y finalmente la muerte de Absalón.

La angustia se apoderó de David ante todo lo que estaba pasando en su propia familia y también las consecuencias de todo ello en el propio reino.

Oración de David por liberación


2ª Samuel 18:19 al 19:8.     David hace duelo por Absalón.

La conspiración de Absalón acabó totalmente con su muerte. Ajimaz hijo de Sadoc se ofreció para ir a informar a David, pero Joab se lo impidió. Le dijo: hoy no, mañana. Las malas noticias se llevan su tiempo para madurar. Al fin y al cabo, se trataba de la muerte de su hijo Absalón y sería difícil para el rey.

Joab no informó al rey a través de unos de sus oficiales, sino que lo hizo a través de un soldado cusita (un soldado extranjero). Pero aún así Ajimaz insistió en ir también a informar a la rey y Joab no tuvo más remedio que dejarlo ir.

Ajimaz corrió tanto, que adelantó al cusita. Mientras tanto, David esperaba junto a la muralla noticias y un centinela situado en la muralla le informó que venía un hombre corriendo. David esperaba que si era uno sólo, podrían ser buenas noticias. Pero el mismo centinela vio luego un segundo hombre y eso desconcertó a David. Está bien correr, pero no entiendo porqué no fueron a caballo...

Ajimaz llegó el primero y le dio la noticia de su victoria y cuando le preguntó por Absalón mintió al decirle que sólo vio un gran alboroto a su salida y poco más. Su intención era alegrar al rey. Pero poco después llegó el cusita y él sí que le contó la verdad.

31 Entonces llegó el cusita y anunció: Le traigo buenas noticias a Su Majestad. El Señor lo ha librado hoy de todos los que se habían rebelado en contra suya. 32 Y está bien el joven Absalón? preguntó el rey. El cusita contestó: ¡Que sufran como ese joven los enemigos de Su Majestad, y todos los que intentan hacerle mal! 33 Al oír esto, el rey se estremeció; y mientras subía al cuarto que está encima de la puerta, lloraba y decía: «¡Ay, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar! ¡Ay, Absalón, hijo mío, hijo mío!»

Ajimaz intentó “dorar la píldora”, pero no pudo ser. El cusita se lo dijo todo y sin ningún tipo de cuidado.

Las noticias del rey llegaron pronto a Joab y todo su ejército. Se sintieron muy mal y entraron en la ciudad como si hubieran perdido la batalla: de forma furtiva y abochornada. Y mientras tanto el rey gritaba a viva voz por la muerte de su hijo. ¡Que bochorno! ¿No te parece?

5 Entonces Joab fue adonde estaba el rey y le dijo: «Hoy Su Majestad ha llenado de vergüenza a todos sus siervos que le salvaron la vida, y la de sus hijos e hijas y esposas y concubinas. 6 ¡Usted ama a quienes lo odian, y odia a quienes lo aman! Hoy ha dejado muy en claro que nada le importan sus generales ni sus soldados. Ahora me doy cuenta de que usted preferiría que todos nosotros estuviéramos muertos, con tal de que Absalón siguiera con vida. 7 ¡Vamos! ¡Salga usted y anime a sus tropas! Si no lo hace, juro por el Señor que para esta noche ni un solo soldado se quedará con usted. ¡Y eso sería peor que todas las calamidades que Su Majestad ha sufrido desde su juventud hasta ahora!»

En ese momento Joab tuvo que confrontar a David con su realidad. Duras palabras las de Joab. Era su responsabilidad y David debía oír la verdad.

¿Cuántas veces nos comportamos como David? No podemos pasar el tiempo llorando y llorando, sin ver y entender el apoyo que tenemos de los demás, ensimismados en nuestros propios problemas.

Pues David entendió y asumió las palabras de Joab. Su fortaleza estaba en arrepintiéndose de sus errores y pecados, para afrontar sus responsabilidades. Un buen ejemplo para nuestras vidas. ¿No te parece?

8 Ante esto, el rey se levantó y fue a sentarse junto a la puerta de la ciudad. Cuando los soldados lo supieron, fueron todos a presentarse ante él.



2ª Samuel 19:8B-43,     David regresa a Jerusalén.

Todos los guerreros de israelitas habían vuelto a sus casas y el pueblo supo de la victoria de David sobre Absalón. Ellos pedían que David volviera y entonces David envió un mensaje a los sacerdotes y ancianos de Judá.

11 Entonces el rey David mandó este mensaje a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: «Hablen con los ancianos de Judá y díganles: “El rey se ha enterado de lo que se habla por todo Israel. ¿Serán ustedes los últimos en pedirme a mí, el rey, que regrese a mi palacio? 12 Ustedes son mis hermanos, ¡son de mi propia sangre! ¿Por qué han de ser los últimos en llamarme?” 13 Díganle también a Amasá: “¿Acaso no eres de mi propia sangre? Tú serás de por vida el general de mi ejército, en lugar de Joab. ¡Que Dios me castigue sin piedad si no lo cumplo!”»

De esta forma se gano el aprecio de toda Judá y en ese momento emprendió su viaje de vuelta a su país. Llegó hasta el río Jordán y el pueblo de Judá fue también de camino al Jordán, pero Simí hijo de Guerá se adelantó y pasó el río antes de que llegara David. El iba junto con Siba (administrador de la familia de Saúl) y también 1.000 benjaminitas.

En los capítulos anteriores pudimos ver como Simí y Siba despreciaron a David, cada uno a su manera y ahora a su vuelta triunfal se adelantan para pedirles su perdón. Curioso que el relato divide al pueblo en tres partes: los israelitas, los benjaminitas y los de Judá. El reino estaba más dividido de los que parecía y necesitaba una intervención quirúrgica importante. Lo podremos comentar juntos.

Y para cerrar la profunda grieta en Israel, quitó a Joab y puso a Amasá en su lugar como responsable de su ejército. Amasá era el primer oficial de Absalón y se acostumbraba a realizar cosas similares para aunar y conseguir el apoyo de la otra parte.

Intervienen otros personajes más en el camino hasta Guilgal, pero ya allí los israelitas se enfrentan a los de Judá.

41 Por eso los israelitas fueron a ver al rey y le reclamaron: ¿Cómo es que nuestros hermanos de Judá se han adueñado del rey al cruzar el Jordán, y lo han escoltado a él, a su familia y a todas sus tropas? 42 Los de Judá respondieron: ¿Y a qué viene ese enojo? ¡El rey es nuestro pariente cercano! ¿Acaso hemos vivido a costillas del rey? ¿Acaso nos hemos aprovechado de algo? 43 Pero los israelitas insistieron: ¿Por qué nos tratan con tanto desprecio? ¡Nosotros tenemos diez veces más derecho que ustedes sobre el rey David! Además, ¿no fuimos nosotros los primeros en pedirle que volviera? Entonces los de Judá les contestaron aun con más severidad.

No sabemos que significó “más severidad”, pero si lo que sí está claro es que poco tiempo después el reino no se dividió por nada. La división se fue fraguando poco a poco desde el principio. Una pena.



2ª Samuel 20.     Sabá se rebela contra David.

Sabá hijo de Bicrí era benjaminita, como lo era Saúl. El inició otra conspiración contra David como anteriormente hizo Absalón, pero duró sólo este “capítulo”. Los de la tribu de Benjamín no llevaban nada bien que David de la tribu de Judá, fuera el rey de toda Israel. Cosas que pasan.

Nos dice el libro de Samuel que toda Israel siguió a Sabá y sólo Judá siguió a David y lo acompañó hasta Jerusalén.

A continuación mandó a Amasá que movilizara a las tropas y se las llevara en 3 días, para ir contra Sabá.

Pero viendo que Amasá no cumplía el mandato, David pidió a Abisay que se hiciera cargo del ejército y fuera por Sabá. Así que Joab con sus tropas, junto con los quereteos y los peleteos (pueblos que estaban junto a la frontera de los filisteos), fueron por Sabá a las órdenes de Abisay. Es curioso que el segundo del ejército sigue siendo Abisay y Joab que fue el primero esté ahora a las órdenes de Abisay. Bien, pues pronto iba a cambiar todo.

Ya en camino se les suma Amasá para hacerse cargo del ejército. Un poco extraño. No cumple lo pedido por el rey y luego su suma a mitad de camino para dirigirlo. Bien, pues en un descuido Joab mató a Amasa. Y en ese momento tan desconcertante, un soldado exclamó.

11 Uno de los soldados de Joab, deteniéndose junto al cuerpo de Amasá, exclamó: «¡Todos los que estén a favor de Joab y que apoyen a David, sigan a Joab!»

Amasá no era de fiar y Joab se quedó con todo el ejército a su cargo y sin fisuras. Siguieron adelante para llegar a Abel Betmacá y matar a Sabá. Esa ciudad estaba situada a sólo 30 kilómetros al este de Tiro.

Llegaron a la sitiaron y cuando fueron a derribar la muralla, una mujer astuta les gritó:

16 una astuta mujer de la ciudad les gritó: ¡Escúchenme! ¡Escúchenme! Díganle a Joab que venga acá para que yo pueda hablar con él. Joab se le acercó. ¿Es usted Joab? le preguntó la mujer. Así es. Entonces la mujer le dijo: Ponga atención a las palabras de esta servidora suya. Te escucho respondió Joab.

18 Ella continuó: Antiguamente, cuando había alguna discusión, la gente resolvía el asunto con este dicho: “Vayan y pregunten en Abel”. 19 Nuestra ciudad es la más pacífica y fiel del país, y muy importante en Israel; usted, sin embargo, intenta arrasarla. ¿Por qué quiere destruir la heredad del Señor?

Joab le explica que sólo quiere a Sabá, porque se había sublevado contra David. Sólo querían a ese hombre. Dicho y hecho. Pidió su cabeza y se la tiraron por la muralla. Bastó la intervención de 2 personas inteligentes, para evitar la destrucción de toda una ciudad ausente de todo el problema.

Y termina el capítulo con un breve resumen de algunas de las personas de confianza de David.



2ª Samuel 21.     Los gabaonitas se vengan.

1 Durante el reinado de David hubo tres años consecutivos de hambre. David le pidió ayuda al Señor, y él le contestó: «Esto sucede porque Saúl y su sanguinaria familia asesinaron a los gabaonitas».

El hambre asolaba a Israel. David pidió ayuda y saber porqué estaba pasando. Dios le respondió. ¿Sabes quienes fueron los gabaonitas? En Josué 9 podemos ver como este pueblo amorreo les engañó durante la conquista, consiguiendo un pacto de no agresión. La Biblia no relata cómo ni cuándo Saúl los exterminó.

David le preguntó que podía hacer por ellos, porque su interés era no seguir pasando hambre.

4 Los gabaonitas respondieron: No nos interesa el dinero de Saúl y de su familia, ni tampoco queremos que muera alguien en Israel. Entonces, ¿qué desean que haga por ustedes? —volvió a preguntar el rey. 5 Saúl quiso destruirnos —contestaron ellos—; se propuso exterminarnos y nos expulsó de todo el territorio israelita. 6 Por eso pedimos que se nos entreguen siete de los descendientes de Saúl, a quien el Señor escogió, para colgarlos en presencia del Señor en Guibeá de Saúl. Se los entregaré —les prometió el rey.

Pero estaba el juramente que se hicieron David y Jonatán de mutua protección para sí y sus familias. El evitó que ninguno de los descendientes directos de Jonatán entrara en el lote. David entregó a los seleccionados a los gabaonitas y fueron colgados en el pueblo de Saúl a la vista de todos.

Luego trajo los huesos de Saúl y sus hijos desde Jabés de Gallad, para llevarlos con los 7 cadáveres a la tumba del padre de Saúl en su tierra. Con ello se cierra definitivamente este capítulo familiar de Saúl.

14B Todo se hizo en cumplimiento de las órdenes del rey, y después de eso Dios tuvo piedad del país.

Termina el capítulo con una serie de hazañas de los oficiales de David, todas ellas contra los filisteos que al parecer estaban plagados de gigantes, pero no tuvieron que ser muy ágiles porque todos ellos cayeron.



2ª Samuel 22.     Salmo de David.

Este cántico se encuentra de nuevo en la Biblia casi sin variaciones en el Salmo 18. Pertenece a la primera parte del reinado de David, una vez que vence a las naciones paganas de su alrededor (filisteos, moabitas, sirios, amonitas y edomitas).

Merece la pena leerlo juntos. No es necesario comentarlo ni resumirlo.

«El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio.

Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!

Él es mi protector y mi salvador. ¡Tú me salvaste de la violencia!

Invoco al Señor, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos.

»Las olas de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron.

Me enredaron los lazos del sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte.

En mi angustia invoqué al Señor; llamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!

»La tierra tembló, se estremeció; se sacudieron los cimientos de los cielos; 
¡se tambalearon a causa de su enojo!

Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos!

»Rasgando el cielo, descendió, pisando sobre oscuros nubarrones.

Montando sobre un querubín, surcó los cielos y se remontó sobre las alas del viento.

De las tinieblas y de los cargados nubarrones hizo pabellones que lo rodeaban.

De su radiante presencia brotaron carbones encendidos.

»Desde el cielo se oyó el trueno del Señor, resonó la voz del Altísimo.

Lanzó flechas y centellas contra mis enemigos; los dispersó y los puso en fuga.

A causa de la reprensión del Señor, y por el resoplido de su enojo, las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra!

»Extendiendo su mano desde lo alto, tomó la mía y me sacó del mar profundo.

Me libró de mi enemigo poderoso, de aquellos que me odiaban y que eran más fuertes que yo.

En el día de mi desgracia me salieron al encuentro, pero mi apoyo fue el Señor.

Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí.

»El Señor me ha pagado conforme a mi justicia, me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos; pues he andado en los caminos del Señor; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios.

Presentes tengo todas sus sentencias; no me he alejado de sus decretos.

He sido íntegro ante él y me he abstenido de pecar.

El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a mi limpieza delante de él.

»Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable; sincero eres con quien es sincero, pero sagaz con el que es tramposo. 

Das la victoria a los humildes, pero tu mirada humilla a los altaneros.

Tú, Señor, eres mi lámpara; tú, Señor, iluminas mis tinieblas.

Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército: contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.

»El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable.
Escudo es Dios a los que en él se refugian.

¿Pues quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios?

Es él quien me arma de valor y endereza mi camino; da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas; adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce.

Tú me cubres con el escudo de tu salvación; tu bondad me ha hecho prosperar.

Me has despejado el camino; por eso mis tobillos no flaquean.

»Perseguí a mis enemigos y los destruí; no retrocedí hasta verlos aniquilados.

Los aplasté por completo. Ya no se levantan. ¡Cayeron debajo de mis pies!

Tú me armaste de valor para el combate; bajo mi planta sometiste a los rebeldes.

Hiciste retroceder a mis enemigos, y así exterminé a los que me odiaban.

Pedían ayuda; no hubo quien los salvara. Al Señor clamaron, pero no les respondió.

Los desmenucé. Parecían el polvo de la tierra. ¡Los pisoteé como al lodo de las calles!

»Me has librado de una turba amotinada; me has puesto por encima de los paganos; me sirve gente que yo no conocía.

Son extranjeros, y me rinden homenaje; apenas me oyen, me obedecen.

¡Esos extraños se descorazonan, y temblando salen de sus refugios!

¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi roca! ¡Exaltado sea Dios mi Salvador!

Él es el Dios que me vindica, el que pone los pueblos a mis pies.

Tú me libras de mis enemigos, me exaltas por encima de mis adversarios, me salvas de los hombres violentos.

Por eso, Señor, te alabo entre las naciones y canto salmos a tu nombre.

»El Señor da grandes victorias a su rey; a su ungido David y a sus descendientes les muestra por siempre su gran amor».

Alabado sea siempre Dios, nuestro Señor.


===== *** =====

Nos ha faltado muy poco para terminar 2ª Samuel. Creo que ha merecido la pena pararnos en este capítulo 23, con este cántico de David.

Seguiremos el próximo día con el final de este libro donde David dice sus últimas palabras y donde aparecerá otro PROFETA, para seguir ya con el rey Salomón.

¡¡¡Bendiciones!!!


23/04/2023
Escuela BIBLICA DOMINICAL





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