sábado, 29 de abril de 2023

#14. HISTORIA DE ISRAEL Y JUDA A TRAVES DE LOS PROFETAS: 2ª Samuel 23 - 1ª Reyes 1.

El día anterior pudimos ver el duelo de David por la muerte de su hijo Absalón, su regreso a Jerusalén tras la rebelión de Absalón, otra nueva rebelión por Sabá, la venganza de los gabaonitas por lo que Saúl hizo contra ellos y el canto de David de alabanza a Dios, que es el mismo Salmo 18, pero con sólo algunas ligeras variaciones.

Y hoy veremos ya el final del rey David y el inicio del reinado de Salomón. Un reinado unido todavía, pero con profundas grietas, como ya hemos podido ver a los largo de todo Samuel.

Recreación del Templo de Salomón. Primer Templo de Jerusalén.

Hoy terminaremos 2ª Samuel y empezaremos 1ª Reyes. Es la continuación natural en el tiempo y según vayamos avanzando se nos irá complicando poco a poco el estudio, porque algunos pasajes de Reyes los iremos completando también con los de Crónicas. Crónicas ofrece algunos detalles que conviene tener presentes también, pero nuestra “línea del tiempo” será Samuel y Reyes.

Según vayamos avanzando en Reyes tendremos que ir parando de vez en cuando para ver en detalle a cada uno de los Profetas que van apareciendo. Incluso estudiaremos los libros de aquellos que tengamos en la Biblia. Lo estudiaremos de forma cronológica, sin perder de vista el momento histórico y a quién va dirigido cada libro.

Recupero parte del gráfico que vimos en la 1ª lección, donde en la parte central tenemos a los profetas y los lados los reyes.


Después de Salomón, el reino se partirá en 2: Reino de Judá al sur y Reino de Israel al norte. Con el tiempo los Asirios conquistarán el Reino de Israel, quedando sólo un debilitado Reino de Judá, hasta que llegaron los Babilonios destruyendo también el reino de Judá, Jerusalén y su Templo en 586 A.C.

En los siguientes meses estudiaremos la repuesta de Dios a su pueblo a través de sus Profetas, no sólo hasta la destrucción de Jerusalén y su Templo, sino un poco más adelante.

Es importante estudiar la Biblia de forma ordenada, paso a paso, porque nos permitirá llegar a conocer mejor su mensaje y sobre todo las aplicaciones prácticas para nuestras vidas.




2ª Samuel 23:1-7.     Últimas palabras de David.

En capítulo anterior teníamos el Canto de David, que fue escrito en un momento álgido de su reinado, donde consiguió llevar la paz a su reino. Las siguientes palabras parecen describir un mensaje directo de parte de Dios al final de sus días.

5 »Dios ha establecido mi casa; ha hecho conmigo un pacto eterno, bien reglamentado y seguro. Dios hará que brote mi salvación y que se cumpla todo mi deseo.

6 Pero los malvados son como espinos que se desechan; nadie los toca con la mano. 7 Se recogen con un hierro o con una lanza, y ahí el fuego los consume».




2ª Samuel 23:8-39.     Héroes en el ejército de David.

Del 8 al 12 nos habla de sus 3 más famosos soldados:
  • Joseb Basébet el tacmonita, que en una batalla mató a 800 hombres con su lanza.
  • Eleazar hijo de Dodó el ajojita, que se mantuvo firme y derrotó a tantos filisteos que, por la fatiga, la mano se le quedó pegada a la espada.
  • Sama hijo de Agué el ararita, que aunque el ejército de Israel huyó ante los filisteos, él se plantó en medio del campo y lo defendió, derrotando a los filisteos.
Este texto se puede complementar con el equivalente en 1ª Crónicas, donde incluso parece estar mejor explicado.

Sigue con otras hazañas de otros soldados terminando con una relación de 37 valientes más. Es curioso ver con quien termina la relación. Termina con Urías el hitita. Quizás no sería de los más valientes, pero al menos se le dio ese premio después de todo.

38 Ira el itrita, Gareb el itrita,
39 y Urías el hitita. En total fueron treinta y siete.




2ª Samuel 24:1-17.     David hace un censo militar.

Este pasaje lo tenemos también el 1ª Crónicas 21 y además está un poco más claro que en Samuel. Veamos que nos dice en los primeros versículos de 1ª Crónicas.

1 Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel. 2 Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa. 3 Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos estos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel?

Dios no quería ningún tipo de censos, como ya había mostrado con anterioridad. A diferencia de Samuel, en Crónicas se nos muestra que Satanás tentó e incitó a David a realizarlo. Joab sabedor de ello, le recuerda que estaban pecando contra Dios al hacer el censo.

No se nos dice porqué se encendió la ira de Dios, pero no hay duda que veía tanto en David como en su pueblo un creciente espíritu de “orgullo terrenal” y confianza en su propia fuerza que les condujo al pecado.

Fueron Joab y sus capitanes por todo el país a contar todos los hombres en edad para luchar y fueron por todo el país, según se describe en 2ª Samuel en detalle, por todo el país dando el siguiente resultado:
  • En Israel 800.000 hombres para servir en el ejército.
  • En Judá 500.000.
Sin embargo en 1ª Crónicas los números son un poco diferentes (1.100.000 + 470.000). Veamos como sigue en 1ª Crónicas 21:5-6.

5 Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada. 6 Entre estos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab.

Al pobre David después de hacer el censo, le entró remordimiento. ¡Que curioso que fue justo después de saber la cantidad y no mientras se estaba haciendo el recuento!

Siempre es así, porque aunque sepamos que hacemos el mal, persistimos hasta el final, para luego tener remordimiento y sólo en algunas ocasiones tenemos la suficiente humildad para arrepentimos.

Pues pasó lo que tenía que pasar: el castigo. El profeta Gad fue a comunicar a David la palabra de Dios.

11 Por la mañana, antes de que David se levantara, la palabra del Señor vino al profeta Gad, vidente de David, y le dio este mensaje: 12 «Ve a decirle a David: “Así dice el Señor: ‘Te doy a escoger entre estos tres castigos; dime cuál de ellos quieres que te imponga’ ”».

13 Entonces Gad fue a ver a David y le preguntó: ¿Qué prefieres: que vengan tres años de hambre en el país, o que tus enemigos te persigan durante tres meses, y tengas que huir de ellos, o que el país sufra tres días de peste? Piénsalo bien, y dime qué debo responderle al que me ha enviado. 14 ¡Estoy entre la espada y la pared! —respondió David—. Pero es mejor que caigamos en las manos del Señor, porque su amor es grande, y no que yo caiga en las manos de los hombres.

Así que David decidió la peste sobre el país como mal menor y murieron por su pecado 70.000 personas, pero dice la palabra que extendió el ángel del Señor su mano para destruir a Jerusalén y Dios se lo impidió. Mientras tanto David intercedía, pidiendo que todo ese castigo cayera sobre él, ya que todo había pasado por su culpa.




2ª Samuel 24:18-25.     David construye un altar.

El mismo día que empezó el castigo de la peste volvió el profeta Gad para ver a David y le pidió que hiciera un altar en “la parcela de Arauna el jebuseo”.

David fue hacia allí, compró la parcela y todo lo necesario para realizar el altar y el sacrificio a Dios y una vez lo realizó, la peste se terminó en toda Israel.

24 Pero el rey le respondió a Arauna: Eso no puede ser. No voy a ofrecer al Señor mi Dios holocaustos que nada me cuesten. Te lo compraré todo por su precio justo. Fue así como David compró la parcela y los bueyes por cincuenta monedas de plata. 25 Allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Entonces el Señor tuvo piedad del país, y se detuvo la plaga que estaba afligiendo a Israel.

Muchos piensan que ese lugar podría ser el Monte Moriá (donde Abrahán llevó a Isaac para ser sacrificado) y donde también luego se construyó el Templo de Jerusalén.

De esta forma termina Samuel, con un David arrepentido y en oración a Dios pidiendo por su pueblo.




1ª Reyes 1: 1-27.     Adonías usurpa el trono.

1 El rey David era ya tan anciano y tan entrado en años que, por más que lo abrigaban, no conseguía entrar en calor. 2 Por eso sus servidores le dijeron: «Busquemos a una joven soltera para que atienda a Su Majestad y lo cuide, y se acueste a su lado para darle calor».

¡Menuda forma para empezar un libro! ¿No te parece? Un rey viejo, que no entraba en calor en su propia cama y al que le tienen que buscar una “estufa”.

Se estima que ya tenía unos 70 años. Estaba demasiado débil como para levantarse de su cama. Su vida no fue nada sencilla y por eso podría estar más “cascao” de lo normal para su edad.

Así que buscaron a una joven y hermosa muchacha por todo el país y la encontraron en Galilea, que lo arropaba, calentaba, pro con quien nunca mantuvo relaciones intimas,

5 Adonías, cuya madre fue Jaguit, se llenó de ambición y dijo: «¡Yo voy a ser rey!» Por lo tanto, consiguió carros de combate, caballos y cincuenta guardias de escolta. 6 Adonías era más joven que Absalón, y muy bien parecido. Como David, su padre, nunca lo había contrariado ni le había pedido cuentas de lo que hacía, 7 Adonías se confabuló con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, y estos le dieron su apoyo.

8 Quienes no lo apoyaron fueron el sacerdote Sadoc, Benaías hijo de Joyadá, el profeta Natán, Simí y Reguí, y la guardia personal de David.

En esas circunstancias con un rey que no entraba en calor y con muy pocas ganas de gobernar, otro de sus hijos usurpa el trono de David y se procura hacer con el ejército y con parte de los sacerdotes.

Todo estaba listo e invita a sus hermanos, a todos los hijos del rey y a los altos funcionarios para sacrificar a ovejas, bueyes y terneros engordados. Pero no invitó al profeta Natán, ni a Benaías que era comandante de la guardia personal de David, ni a la guardia real y tampoco a Salomón su hermano.

11 Por eso Natán le preguntó a Betsabé, la madre de Salomón: «¿Ya sabes que Adonías, el hijo de Jaguit, se ha proclamado rey a espaldas de nuestro señor David? 12 Pues, si quieres salvar tu vida y la de tu hijo Salomón, déjame darte un consejo: 13 Ve a presentarte ante el rey David, y dile: “¿Acaso no le había jurado Su Majestad a esta servidora suya que mi hijo Salomón lo sucedería en el trono? ¿Cómo es que ahora el rey es Adonías?” 14 Mientras tú estés allí, hablando con el rey, yo entraré para confirmar tus palabras».

Y fue Betsabé a David para contarle todo lo que Natán le dijo. Mientras ella le hablaba, Natán llegó y se lo confirmó todo.

24 le dijo: Mi señor y rey, ¿acaso ha decretado usted que Adonías lo suceda en el trono? 25 Pregunto esto porque él ha ido hoy a sacrificar una gran cantidad de toros, terneros engordados y ovejas. Además, ha invitado a todos los hijos de Su Majestad, a los comandantes del ejército y al sacerdote Abiatar, y allí están todos ellos comiendo y bebiendo, y gritando en su presencia: “¡Viva el rey Adonías!”

26 Sin embargo, no me invitó a mí, que estoy al servicio de Su Majestad, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaías hijo de Joyadá, ni a Salomón, que es un fiel servidor de Su Majestad. 27 ¿Será posible que mi señor y rey haya hecho esto sin dignarse comunicarles a sus servidores quién lo sucederá en el trono?




1ª Reyes 1:28-53.     David proclama rey a Salomón.

Nada más oír las palabras del profeta Natán, David le dijo a Betsabé que cumpliría su juramento de hacer rey a su hijo Salomón. Dicho y hecho.

29 Entonces el rey le hizo este juramento: Tan cierto como que vive el Señor, que me ha librado de toda angustia, 30 te aseguro que hoy cumpliré lo que te juré por el Señor, el Dios de Israel. Yo te prometí que tu hijo Salomón me sucederá en el trono y reinará en mi lugar.

De pronto se le quitaron a David todas las “tonterías”, entró en calor y se puso a trabajar.

32 David ordenó: Llamen al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías hijo de Joyadá. Cuando los tres se presentaron ante el rey, 33 este les dijo: Tomen con ustedes a los funcionarios de la corte, monten a mi hijo Salomón en mi propia mula, y llévenlo a Guijón 34 para que el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo unjan como rey de Israel. Toquen luego la trompeta, y griten: “¡Viva el rey Salomón!” 35 Después de eso, regresen con él para que ocupe el trono en mi lugar y me suceda como rey, pues he dispuesto que sea él quien gobierne a Israel y a Judá.

Así que el sacerdote Sadoc, el profeta Natán y el comandante de su guardia persona Benaías, junto con los quereteos y peleteos (los mismos que acompañaron a David en su huida por Absalón), montaron a Salomón en la mula del rey David para escoltarlo hasta el Guijón. Allí lo ungieron y todo el pueblo gritó “viva el rey Salomón”.

Guijón está en el valle del Cedrón, junto a Jerusalén y muy cerca del propio palacio de David. Recientemente se han encontrados restos arqueológicos junto al Guijón de un pequeño molino/almazara de aceite y algo que parece ser un antiguo altar. Quien sabe si allí donde Salomón fue ungido.

Al escuchar Adonías y sus invitados el estruendo y fueron informados de que Salomón ha sido proclamado rey por David, tuvieron miedo. Tuvieron tanto miedo, como cuando Absalón mató a Amnón.

De inmediato fueron a Salomón para pedir clemencia por Adonías, porque el sabía que era hombre muerto.

51 No faltó quien fuera a decirle a Salomón: Adonías tiene miedo de Su Majestad y está agarrado de los cuernos del altar. Ha dicho: “¡Quiero que hoy mismo jure el rey Salomón que no condenará a muerte a este servidor suyo!”

52 Salomón respondió: Si demuestra que es un hombre de honor, no perderá ni un cabello de su cabeza; pero, si se le sorprende en alguna maldad, será condenado a muerte. 53 Acto seguido, el rey Salomón mandó que lo trajeran. Cuando Adonías llegó, se inclinó ante el rey Salomón, y este le ordenó que se fuera a su casa.

Salomón empezó dándole una oportunidad a su hermano Adonías. Una oportunidad que no supo aprovechar como podremos ver el próximo día y ya os podréis imaginar el final de Adonías...

Empezamos un nuevo reinado y al rey emérito le queda ya sólo los primeros versículos del capítulo siguiente.

A Salomón le quedaba la opción de vivir de las rentas de su padre o pedir sabiduría para poder lidiar con todo lo que le venía por delante. Tomó la opción correcta al menos en la primera parte de su reinado y consiguió realizar lo que a su padre se le negó: construir el Templo de Jerusalén.


===== *** =====

Te animo a que en los próximos días hasta llegar a la siguiente clase, además de repasar todo esto leas los siguientes 6 capítulos de 1ª Reyes.

¡Se leen en un momento!

¡¡¡Bendiciones!!!


30/04/2023
Escuela BIBLICA DOMINICAL





No hay comentarios:

Publicar un comentario