En la lección anterior pudimos ver que Israel ya tiene su templo en Jerusalén. Hoy veremos cómo Salomón se construye su palacio, después del templo. También como manda construir las columnas del pórtico del templo y todo el mobiliario del templo. El traslado del arca del pacto al templo y la oración de Salomón.
1ª Reyes 7:1-12. Salomón construye su palacio.
Después de terminar el templo para Dios y no antes, Salomón comienza la construcción de su palacio. Si para el templo se emplearon 7 años, para su palacio se emplearon 13.
A primera vista pueda parecer que Salomón puso más empeño en su propio palacio que en el templo, pero recordemos que Salomón empezó a construir el templo ya con todos los materiales preparados por David. Y por otro lado, es probable que el pueblo no estuviera tan predispuesto ya para esta otra construcción, como para el templo.
En los versículos 1 y 2 parece que hace referencia a 2 construcciones diferentes: la primera en Jerusalén para el invierno y el palacio “Bosque de Líbano” para el verano en un lugar más fresco, en un lugar que podría recordar al Líbano lleno de árboles.
Y sigue hasta el versículo 12 con todos los detalles de sus construcciones.
1ª Reyes 7:13-51. Mobiliario del templo.
La obra civil del templo ya estaba ejecutada, pero faltaban muchos detalles más y todo el mobiliario. Para ello mandó traer a Hiram de Tiro (en el Líbano).
El era un artesano especializado en el bronce. Aunque vivía en Tiro, pertenecía a la tribu de Neftalí.
Se presentó ante Salomón y le hizo todo cuanto Salomón le pidió construir.
15 Hiram fundió dos columnas de bronce, cada una de ocho metros de alto y cinco metros y medio de circunferencia, medidas a cordel. 16 Las columnas que hizo remataban en dos capiteles de bronce fundido que medían dos metros con veinticinco centímetros de alto.
Sigue el texto con todos los detalles de esas columnas y sus capiteles. Debía ser una preciosidad y daría mucha majestuosidad a toda la fachada del templo.
Además Hiram construyo una fuente circular de metal fundido.
23 Hizo también una fuente circular de metal fundido, que medía cuatro metros y medio de diámetro y dos metros con veinticinco centímetros de alto. Su circunferencia, medida a cordel, era de trece metros y medio.25 La fuente descansaba sobre doce bueyes, que tenían sus cuartos traseros hacia adentro. Tres bueyes miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este.
La fuente era inmensa, con una capacidad de unos 44.000 litros de agua. ¿A qué os recuerda los 3 bueyes al norte, al oeste, al sur y al este? Lo podremos comentar juntos.
Construyó 10 bases de bronce, que medían 1'80 metros de largo, 1'80 metros de ancho y 1,35 metros de alto cada una. También 10 lavamanos para colocarlas sobre las 10 bases con capacidad de 880 litros de agua cada uno. E igualmente construyó las fuentes, tenazas y cuencos.
Es curioso que en el libro de Reyes no se mencione la construcción del altar de bronce donde se realizaban los sacrificios. Algunos piensan que se mantuvo el altar que levantó David (2ª Samuel 24:25). Sin embargo en el libro de Crónicas (2ª Crónicas 4:1) y también en el relato del historiador Josefo se menciona que Hiram construyó también ese altar de bronce.
Por tanto, es probable que la no mención en Reyes sea simplemente una omisión sin más.
40B Así Hiram terminó todo el trabajo que había emprendido para el rey Salomón en el templo del Señor, es decir: 41 las dos columnas; los dos capiteles en forma de tazón que coronaban las columnas; las dos redes que decoraban los capiteles; 42 las cuatrocientas granadas, dispuestas en dos hileras para cada red; 43 las diez bases con sus diez lavamanos; 44 la fuente de metal y los doce bueyes que la sostenían; 45 las ollas, las tenazas y los aspersorios. Todos esos utensilios que Hiram le hizo al rey Salomón para el templo del Señor eran de bronce bruñido. 46 El rey los hizo fundir en moldes de arcilla en la llanura del Jordán, entre Sucot y Saretán. 47 Eran tantos los utensilios que Salomón ni los pesó, así que no fue posible determinar el peso del bronce.
Y Salomón también mandó hacer los utensilios que estarían dentro del propio templo.
- El altar de oro para el incienso.
- La mesa de oro para los panes de la proposición.
- Los 10 candelabros de oro puro.
- La obra floral, las lámparas y tenazas. Todo de oro.
- Las copas, las despabiladeras, los aspersorios, la vajilla y los incensarios.
- Y los goznes (bisagras) de oro para las puertas del Lugar Santísimo y para las puertas centrales del templo.
51 Una vez terminada toda la obra que el rey había mandado hacer para el templo del Señor, Salomón hizo traer el oro, la plata y los utensilios que su padre David había consagrado, y los depositó en el tesoro del templo del Señor.
Por si no era suficiente todo ese esplendor, Salomón mando llevar todo el oro, la plata y los utensilios ya consagrados anteriormente por David y quedó todo depositado en el templo de Dios.
1ª Reyes 8:1-21. Traslado del arca al templo.
1 Entonces el rey Salomón mandó que los ancianos de Israel, y todos los jefes de las tribus y los patriarcas de las familias israelitas se congregaran ante él en Jerusalén para trasladar el arca del pacto del Señor desde Sión, la Ciudad de David. 2 Así que en el mes de etanim, durante la fiesta del mes séptimo, todos los israelitas se congregaron ante el rey Salomón. 3 Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes alzaron el arca. 4 Con la ayuda de los levitas, trasladaron el arca del Señor junto con la Tienda de reunión y con todos los utensilios sagrados que había en ella.
El pueblo fue congregado y el arca fue llevado al Lugar Santísimo por los sacerdotes.
9 En el arca solo estaban las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en ella en Horeb, donde el Señor hizo un pacto con los israelitas después de que salieron de Egipto.
Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, una nube llenó todo el templo de Dios y no pudieron celebrar el culto. La gloria de Dios llenaba todo el templo. ¡Qué imagen más impresionante!
12 Entonces Salomón declaró: «Señor, tú has dicho que habitarías en la oscuridad de una nube, 13 y yo te he construido un excelso templo, un lugar donde habites para siempre».14 Luego se puso de frente para bendecir a toda la asamblea de Israel que estaba allí de pie, 15 y dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca le había prometido a mi padre David cuando le dijo: 16 “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no elegí ninguna ciudad de las tribus de Israel para que en ella se me construyera un templo donde yo habitara, sino que elegí a David para que gobernara a mi pueblo Israel”.
17 »Pues bien, mi padre David tuvo mucho interés en construir un templo en honor del Señor, Dios de Israel, 18 pero el Señor le dijo: “Me agrada que te hayas interesado en construir un templo en mi honor. 19 Sin embargo, no serás tú quien me lo construya, sino un hijo de tus entrañas; él será quien construya el templo en mi honor”.20 »Ahora el Señor ha cumplido su promesa: Tal como lo prometió, he sucedido a mi padre David en el trono de Israel y he construido el templo en honor del Señor, Dios de Israel. 21 Allí he fijado un lugar para el arca, en la cual está el pacto que el Señor hizo con nuestros antepasados cuando los sacó de Egipto».
Es un momento sublime dentro de la historia de Israel. Por una parte la presencia de Dios de nuevo en una nube y el pueblo ante Él. Y por otra, a Salomón (su líder en ese momento) para recordar las bondades de Dios para su pueblo, en este caso a través de David y su dinastía.
En momentos como esos se debe tener sumo cuidado, porque podemos olvidar que el centro de todo es Dios y no nosotros. Lo podemos comentar juntos.
2ª Reyes 8:22-60. Oración de Salomón.
En estos versículos tenemos la oración que Salomón hizo junto al altar y delante de todo el pueblo. La oración de Salomón, al igual que otras de David no necesitan ser comentadas, porque se explica por sí misma.
23 y dijo: «Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en el cielo ni abajo en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón. 24 Has llevado a cabo lo que le dijiste a tu siervo David, mi padre; y este día has cumplido con tu mano lo que con tu boca le prometiste. 25 »Ahora, Señor, Dios de Israel, cumple también la promesa que le hiciste a tu siervo, mi padre David, cuando le dijiste: “Si tus hijos observan una buena conducta y me siguen como tú lo has hecho, nunca te faltará un descendiente que ocupe el trono de Israel en mi presencia”. 26 Dios de Israel, ¡confirma ahora la promesa que le hiciste a mi padre David, tu siervo!27 »Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido! 28 Sin embargo, Señor mi Dios, atiende a la oración y a la súplica de este siervo tuyo. Oye el clamor y la oración que hoy elevo en tu presencia. 29 ¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este templo, el lugar donde decidiste habitar, para que oigas la oración que tu siervo te eleva aquí! 30 Oye la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Oye desde el cielo, donde habitas; ¡escucha y perdona! 31 »Si alguien peca contra su prójimo y se le exige venir a este templo para jurar ante tu altar, 32 óyelo tú desde el cielo y juzga a tus siervos. Condena al culpable, y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente, y vindícalo por su rectitud.33 »Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por el enemigo por haber pecado contra ti, si luego se vuelve a ti para honrar tu nombre, y ora y te suplica en este templo, 34 óyelo tú desde el cielo, y perdona su pecado y hazlo regresar a la tierra que les diste a sus antepasados.35 »Cuando tu pueblo peque contra ti y tú lo aflijas cerrando el cielo para que no llueva, si luego ellos oran en este lugar y honran tu nombre y se arrepienten de su pecado, 36 óyelos tú desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, de tu pueblo Israel. Guíalos para que sigan el buen camino, y envía la lluvia sobre esta tierra, que es tuya, pues tú se la diste a tu pueblo por herencia.37 »Cuando en el país haya hambre, peste, sequía, o plagas de langostas o saltamontes en los sembrados, o cuando el enemigo sitie alguna de nuestras ciudades; en fin, cuando venga cualquier calamidad o enfermedad, 38 si luego cada israelita, consciente de su propia culpa, extiende sus manos hacia este templo, y ora y te suplica, 39 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo. Trata a cada uno según su conducta, la cual tú conoces, puesto que solo tú escudriñas el corazón humano. 40 Así todos tendrán temor de ti mientras vivan en la tierra que les diste a nuestros antepasados.41 »Trata de igual manera al extranjero que no pertenece a tu pueblo Israel, pero que atraído por tu fama ha venido de lejanas tierras. 42 (En efecto, los pueblos oirán hablar de tu gran nombre y de tus despliegues de fuerza y poder). Cuando ese extranjero venga y ore en este templo, 43 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y concédele cualquier petición que te haga. Así todos los pueblos de la tierra conocerán tu nombre y, al igual que tu pueblo Israel, tendrán temor de ti y comprenderán que en este templo que he construido se invoca tu nombre.44 »Señor, cuando saques a tu pueblo para combatir a sus enemigos, sea donde sea, si el pueblo ora a ti y dirige la mirada hacia la ciudad que has escogido, hacia el templo que he construido en tu honor, 45 oye tú desde el cielo su oración y su súplica, y defiende su causa.46 »Ya que no hay ser humano que no peque, si tu pueblo peca contra ti, y tú te enojas con ellos y los entregas al enemigo para que se los lleven cautivos a otro país, lejano o cercano, 47 si en el destierro, en el país de los vencedores, se arrepienten y se vuelven a ti, y oran a ti diciendo: “Somos culpables, hemos pecado, hemos hecho lo malo”, 48 y allá en la tierra de sus enemigos que los tomaron cautivos se vuelven a ti de todo corazón y con toda el alma, y oran a ti y dirigen la mirada hacia la tierra que les diste a sus antepasados, hacia la ciudad que has escogido y hacia el templo que he construido en tu honor, 49 oye tú su oración y su súplica desde el cielo, donde habitas, y defiende su causa. 50 Perdona a tu pueblo, que ha pecado contra ti; perdona todas las ofensas que te haya infligido. Haz que sus enemigos le muestren clemencia, 51 pues Israel es tu pueblo y tu heredad; ¡tú lo sacaste de aquel horno de fundición que es Egipto!52 »¡Dígnate mantener atentos tus oídos a la súplica de este siervo tuyo y de tu pueblo Israel! ¡Escúchalos cada vez que te invoquen! 53 Tú los apartaste de todas las naciones del mundo para que fueran tu heredad. Así lo manifestaste por medio de tu siervo Moisés cuando tú, Señor y Dios, sacaste de Egipto a nuestros antepasados».
Y cuando terminó de orar se levantó y bendijo a todos los presentes.
56 «¡Bendito sea el Señor, que conforme a sus promesas ha dado descanso a su pueblo Israel! No ha dejado de cumplir ni una sola de las gratas promesas que hizo por medio de su siervo Moisés. 57 Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros antepasados; que nunca nos deje ni nos abandone. 58 Que incline nuestro corazón hacia él, para que sigamos todos sus caminos y cumplamos los mandamientos, decretos y leyes que les dio a nuestros antepasados.
59 Y que día y noche el Señor tenga presente todo lo que le he suplicado, para que defienda la causa de este siervo suyo y la de su pueblo Israel, según la necesidad de cada día.
60 Así todos los pueblos de la tierra sabrán que el Señor es Dios, y que no hay otro. 61 Y ahora, dedíquense por completo al Señor nuestro Dios; vivan según sus decretos y cumplan sus mandamientos, como ya lo hacen».
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El próximo día terminaremos el capítulo 8 y Dios dirá hasta donde podremos llegar.
Puedes llegar hasta el 12 si te parece. Seguro que disfrutarás mucho.
¡¡¡Bendiciones!!!
21/05/2023
Escuela BIBLICA DOMINICAL
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