MITO:
«Los derechos de las mujeres ahora se protegen en el mundo árabe».
«Los derechos de las mujeres ahora se protegen en el mundo árabe».
REALIDAD:
En la mayoría de los países árabes, la sharí’a o ley islámica, define las reglas del comportamiento social tradicional. Según esta ley, a las mujeres se les asigna un papel inferior al del hombre y, en consecuencia, se les discrimina en lo tocante a sus derechos y libertades personales.
Como explica Daniel Pipes, experto sobre el Oriente Medio: «en la visión islámica…la sexualidad de la mujer se cree que es tan poderosa que constituye un peligro real para la sociedad». Por tanto, las hembras licenciosas constituyen «el desafío más peligroso a que se enfrentan los hombres que intentan cumplir los mandatos de Dios». Combinados, «los deseos de las hembras y su irresistible atractivo les da a las mujeres un poder sobre los hombres que rivaliza con el de Dios».
«Dejados a su capricho», continúa Pipes, «los hombres podrían muy bien caer víctimas de las mujeres y abandonar a Dios», dando lugar a desórdenes civiles entre los creyentes. En el pensamiento tradicional, señala Pipes, las mujeres poseen una amenaza interna a la sociedad islámica semejante a la externa representada por el infiel.
Tradicionalmente, las mujeres árabes se casan a temprana edad con un hombre elegido por su padre [de ella]. Un marido tiene derecho a divorciarse en cualquier momento, incluso contra la voluntad de su esposa, con sólo declarar verbalmente que ésa es su intención.
Aunque la imagen de la igualdad de la mujer se está desarrollando lentamente dentro de algunos estados árabes más seculares, sigue estando en gran medida reducida a los centros urbanos y a los círculos de la clase alta. La mutilación sexual ritual de las mujeres sigue siendo común en las zonas rurales de Egipto, Libia, Omán y Yemen.
Además, en casi todos los países árabes las leyes que restringen los derechos de las mujeres siguen estando en vigor. En Egipto, Irak, Libia, Jordania, Marruecos, Omán y Yemen las mujeres casadas deben tener permiso de sus maridos por escrito para viajar al extranjero y ellos pueden impedir que lo hagan en base a cualquier razón. En Arabia Saudita, las mujeres deben obtener un permiso escrito de su pariente masculino más cercano para salir del país, o para viajar en transporte público entre las diferentes partes del reino.
Según las NU, «la utilización de las capacidades de las mujeres árabes mediante la participación económica y política sigue siendo la más baja del mundo en términos cuantitativos… En algunos países con asambleas nacionales elegidas, a las mujeres aún les niegan el derecho al voto o a desempeñar cargos. Y una de cada dos mujeres árabes no sabe ni leer ni escribir».
En un tribunal de la Sharía saudita, el testimonio de un hombre equivale al de dos mujeres. En Kuwait, a la población masculina se le permite votar, mientras las mujeres carecen de ese derecho. Egipto, Marruecos, Jordania y Arabia Saudita tienen leyes que establecen que la herencia de una mujer debe ser menor que la de sus hermanos varones (usualmente alrededor de la mitad del monto). Las leyes marroquíes excusan el asesinato o la injuria de una esposa que es sorprendida en el acto de cometer adulterio; sin embargo, se castiga a las mujeres que agreden a sus maridos en las mismas circunstancias.
El golpear a la esposa es una práctica relativamente común en los países árabes, y las mujeres maltratadas cuentan con muy poca protección. Como el Departamento de Estado ha hecho notar referente a Jordania (y a la mayor parte del mundo árabe): «el golpear a la esposa es técnicamente motivo de divorcio, pero el marido puede intentar demostrar que él tiene el respaldo del Corán para corregir a golpes a una mujer irreligiosa o desobediente».
En Arabia Saudita, las restricciones contra las mujeres se encuentran entre las más extremas del mundo árabe. Las mujeres sauditas no pueden casarse con no sauditas sin permiso del gobierno (que rara vez se otorga); les está prohibido conducir vehículos de motor o bicicletas; no pueden usar instalaciones [sanitarias] públicas cuando los hombres están presentes; y están obligadas a sentarse en la parte trasera de los autobuses públicos, segregadas de los hombres. En la Universidad Rey Saud de Riyadh, los profesores imparten clases a aulas de hombres mientras las mujeres las siguen vía televisión de circuito cerrado desde aulas distantes sólo para mujeres. Las columnas de consejos [islámicos] en la prensa de Arabia Saudita recomiendan estricta disciplina de las mujeres como parte de un matrimonio digno.
Las mujeres deben cubrirse todo el cuerpo y la cara en público, y las que no lo hagan están sujetas a hostigamiento físico de parte de la policía religiosa saudita, conocida como la Mutaaw’in. Los sauditas extienden incluso su tratamiento discriminatorio a las mujeres en el extranjero. Por ejemplo, durante una visita a los Estados Unidos del príncipe coronado Abdula, los ayudantes del príncipe pidieron que no se permitiera que ninguna reguladora del tránsito aéreo estuviera a cargo de su vuelo a Texas para reunirse con el presidente Bush. También exigieron que no le permitieran a ninguna mujer estar en la pista con el avión.
Los regímenes árabes encuentran diferentes modos de enfrentarse a la presión internacional para que mejoren los derechos de las mujeres. Con frecuencia prefieren introducir leves mejoras en la condición de las mujeres en lugar de legislar reformas radicales que pudieran contradecir su ideología y antagonizar a los elementos conservadores del país.
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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