
La Knesset (Parlamento) deberá pronunciarse ahora en varias sesiones sobre este texto a favor del cual votaron 14 ministros, mientras que 6 mostraron su oposición.
Este proyecto de ley ya no busca definir a Israel como un estado “judío y democrático”, sino como “el estado nacional del pueblo judío” en su Constitución.
Este texto se inscribe en el línea de extremismo del discurso del primer ministro Benyamin Netanyahu y sus socios ultraderechistas. Netanyahu hace frente a unas posibles elecciones anticipadas en 2015, según los expertos. Su temor a verse superado por otros partidos extremistas como el Yisrael Beiteinu de Avigdor Lieberman o el Hogar Judío de Naftali Bennet, ministros de Exteriores y Economía respectivamente en el gabinete de Netanyahu, le llevan a asumir posturas más radicales hasta el punto de que podría provocar una explosión en los territorios ocupados.
Inscribir el racismo en la ley.
Con este texto, la entidad sionista quiere “inscribir el racismo, ya presente en la calle, en la Ley y en el corazón del sistema político”, señala Majd Kayyal, de Adalah, el Centro Jurídico de Defensa de los Derechos de los Árabes Israelíes, es decir los palestinos que viven en los territorios ocupados en 1948.
“La democracia garantiza que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos y deberes frente al Estado, pero esta manifestación racista introduce una distinción basada en la religión para favorecer a los ciudadanos judíos”.
El asesor jurídico del gobierno, el fiscal general Yehuda Weinstein, ha criticado también el proyecto, estimando que él debilita el “carácter democrático” de Israel.
25/11/2014 en AL-MANAR.
http://www.almanar.com.lb/spanish/adetails.php?eid=77603&cid=23&fromval=1&frid=23&seccatid=30&s1=1
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