martes, 30 de mayo de 2017

Ley de Reubicación Embajada de Estados Unidos no reconoce a Jerusalén como parte de Israel


Hay un malentendido fundamental, que es, que si Estados Unidos reconoce a Jerusalem como capital de Israel, eso significaría que Estados Unidos reconoce a Jerusalem como parte de Israel.

Sin embargo, la legislación de reubicación de la Embajada de Estados Unidos no niega el estatus de Jerusalem como Corpus Separatum (en latín “cuerpo separado”) como término usado para describir el área de Jerusalem en el Plan de Partición de Palestina de 1947. De acuerdo con ese plan, todavía apoyado por EE.UU., la ciudad sería puesta bajo el gobierno internacional como parte de cualquier resolución final del estado de Oriente Medio.

Como periodista, cubrí eventos en la capital estadounidense cuando el Congreso aprobó la ley de reubicación de Jerusalem en octubre de 1995, también conocida como “Ley de Embajada y Reconocimiento de Jerusalem”.

Hubo expectativas en el momento en que la decisión de la embajada significaría que Estados Unidos renunciaría a su posición, adoptada en 1948, de que Jerusalem no debía ser reconocida como parte de Israel y que Jerusalem debía ser una zona internacional.

Sin embargo, la versión final de la Ley de Embajada y Reconocimiento de Jerusalem eliminó todas las referencias explícitas a Jerusalem como “parte de Israel”, sin mencionar que Jerusalem seguiría siendo la capital exclusiva de Israel.

El fallecido Faisal Husseini, que entonces dirigía el comité de Jerusalem de la OLP, estaba presente en Washington en ese momento, al igual que Yossi Beilin, entonces viceministro de Exteriores de Israel.

Tanto Husseini como Beilin aprobaron la redacción de la Ley de Embajada y Reconocimiento de Jerusalem en 1995, cuando fue promulgada como ley, la cual, tal como fue promulgada, declaró:

(1) Jerusalem debe seguir siendo una ciudad indivisa en la cual los derechos de cada grupo étnico y religioso están protegidos.

(2) Jerusalem debe ser reconocida como la capital de Israel.

En otras palabras, la ley de reubicación de la embajada estadounidense no violó dos premisas estadounidenses de 1948; Que Jerusalem no debía ser reconocida como parte de Israel, y que Jerusalem debía ser extraterritorial a Israel.

La política estadounidense continuará aplicándose a los pasaportes y certificados de nacimiento de ciudadanos estadounidenses en Jerusalem, donde la palabra “Israel” no aparece en ningún documento oficial emitido en Jerusalem. Incluso al morir. La familia de un ciudadano estadounidense, Ben Blutstein, asesinado por una bomba terrorista en julio de 2002 en la cafetería Frank Sinatra de la Universidad Hebrea, no logró que el Departamento de Estado de Estados Unidos certificara su certificado de muerte estadounidense diciendo “Jerusalem, Israel”.

En cuanto al resentimiento vocal árabe y al fuerte entusiasmo judío por la posible implementación de la Ley de Embajada y Reconocimiento de Jerusalem, es dudoso que alguna de las partes haya leído el texto de la legislación.

Si la embajada estadounidense se traslada a Jerusalem bajo las actuales restricciones de la ley estadounidense, esa medida establecerá el precedente “de jure” de que una embajada estadounidense en Jerusalem no incluirá el reconocimiento de la soberanía israelí en Jerusalem.

Un no reconocimiento “de jure” estadounidense de Jerusalén como parte de Israel significará que si Israel se opone a un plan de estudios árabe en Jerusalem, o si Israel se opone a una política determinada en el Muro Occidental o el Monte del Templo, diplomáticos estadounidenses pueden repetir el mantra que “Jerusalem no les pertenece”.



21/05/2017 en POR ISRAEL. 




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