Los palestinos distorsionan la situación en el Monte del Templo. El grueso de esta nota fue publicado ya tiempo atrás. Decidimos volver a publicarla ahora ya que este jueves la Juez Biha Yahalom, de un juzgado de Jerusalem, tomó una decisión que exasperó a los musulmanes en relación al rezo en el Monte del Templo, y es oportuno ponerla en las proporciones debidas.
Tiempo atrás la policía israelí alejó del lugar a un judío que fue «acusado» de haber rezado en secreto en el lugar , a pesar de que el status quo aprobado en 1967 determina que los judíos no pueden más que visitar allí, no rezar.
La jueza revocó la prohibicón afirmando que el acto del individuo en cuestión no fue para exteriorizar nada en un acto público sino algo particular en un rincón junto a uno o dos amigos, como algo íntimo.
Recibimos todos los días en nuestro celular informes de fuentes palestinas sobre distintos hechos acaecidos en el marco del conflicto con Israel. Sería largo de detallar. Hoy quisiera referirme a un fenómeno preocupante relacionado a las visitas de judíos al Monte del Templo en Jerusalem, el sitio más sagrado del judaísmo, presentado por diferentes servicios de información palestinos de una forma absolutamente tendenciosa y maligna.
Tendenciosa decimos, no porque esperamos que reflejen la posición israelí, sino porque simplemente mienten, distorsionan la realidad, y usan términos destinados abierta y claramente a fomentar el odio. De fondo hay un deseo evidente de incitar al odio religioso, a fomentar un conflicto en uno de los lugares más delicados del planeta.
Desde que los paracaidistas de Tzahal conquistaron el Monte del Templo (Haram al-Sharif en la terminología islámica) en junio de 1967 al liberar Jerusalem de la ocupación jordana, el manejo del lugar fue dejado, por decisión del entonces Ministro de Defensa Moshe Dayan, en manos del Waqf islámico, encargado de los sitios sagrados del Islam. Si bien formalmente la soberanía es de Israel, el manejo de rutina es los musulmanes, con lo cual Dayan quiso evita el estallido de tensiones religiosas, dado que siglos después de la destrucción del Templo judío, fueron erigidas allí la mezquita de Al Aksa y la de cúpula dorada llamada el Domo de la Roca.
El rol jugado allí por los extremistas musulmanes y por la Autoridad Palestina en los últimos ya muchos años, ha exacerbado los ánimos. Por otro lado, se han multiplicado las visitas en el Monte de grupos de judíos. En días de fiesta en el calendario hebreo, como los recientes, y muy especialmente en fechas como Sucot, eso es más notorio aún, dado que es una de las tres fiestas de peregrinación (junto con Pesaj y Shavuot) o sea fechas en las que se recuerda que en la antigüedad, cuando estaba en pie el Templo sagrado , los judíos llegaban a Jerusalem a orar en él.
Tanto en estas ocasiones como en la rutina, durante las visitas comunes de judíos a la explanada de las mezquitas (nunca entran a los templos musulmanes) , los reportes palestinos al respecto son absolutamente mentirosos y con muy mala intención. Los tenemos en nuestro celular, escritos, no los estamos mencionando en el aire.
“Hordas de colonos judíos profanaron los patios de la mezquita de Al Aksa bajo protección policial”, decía uno de los comunicados estos días.
“Colonos irrumpen a los patios de la mezquita de al Aksa bajo la protección de la policía de la ocupación israelí”, decía otro.
“Con protección de las fuerzas israelíes de ocupación, fanáticos israelíes judíos llevan a cabo rituales durante irrupciones la mezquita de Al Aksa, celebrando las fiestas judías”.
Asquerosamente mentirosos.
Que los judíos visitan el Monte sagrado, claro que sí.
Que suben con la policía, sí.
Que muchos quisiera rezar allí y algunos seguramente lo intentan, tratando de ocultarlo, sí.
Pero la verdad es que ni “irrumpen”, ni son “hordas”, sino judíos religiosos que quieren visitar su lugar sagrado, y llegan con la policía no sólo para que los proteja, sino para que garantice que no rezan, a fin de respetar el así llamado status quo según el cual sólo musulmanes tienen permitido rezar en el lugar. ¿Por qué? Porque así decidió Israel para minimizar el riesgo de problemas.
Estos días, se agregó otra flagrante mentira, al alegar uno de los comunicados, que para permitir las visitas de los judíos en la semana de Sucot, se cerró el monte a los musulmanes. Falta absoluta de la verdad. Lo confirmamos. Eso no pasó en ningún momento.
La verdad es que los limitados en el monte sagrado son los judíos, no los musulmanes, por lo ya mencionado del “status quo”. Los judíos tienen permitido subir al Monte solamente entre domingos y jueves de 7.30 a 11 y de 13.30 a 14.30, ascendiendo por una sola puerta, la que está ubicada sobre el Muro de los Lamentos. Los musulmanes pueden hacerlo todo el tiempo, por cualquiera de las puertas.
El problema de fondo es que los musulmanes que controlan el lugar, no reconocen siquiera que hubo allí un Templo Sagrado judío, de lo cual deriva la santidad del lugar para los judíos.
Usara palabras como “colonos” y “fanáticos”, no es ni siquiera un truco, sino una táctica abierta para quitar legitimidad y presentar a todos los judíos que suben al Monte, como locos que quieren provocar a los musulmanes.
Lo interesante es que suelen acompañar los comunicados con fotos y videos en los que no se ve ni “irrupción” ni “hordas” fanatizadas, sino gente caminando en los patios, jamás entrando a las mezquitas mismas.
Sí, seguro que más de uno intenta rezar en silencio, lo cual de hecho está increíblemente prohibido. Entre eso y “hordas de fanáticos”, aún hay una enorme diferencia.
Fuente: Semanariohebreojai.com
Por: Ana Jerozolimski
12/10/2021 en POR ISRAEL
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