sábado, 24 de febrero de 2024

#33. HISTORIA DE ISRAEL Y JUDA A TRAVES DE LOS PROFETAS: Amós 1-3.

En la lección anterior pudimos ver una breve introducción al libro del profeta Amós. Estudiamos que era de Tecoa, una ciudad del reino de Judea y que fue encomendado por Dios para salir a profetizar en el reino de Israel.


Tecoa estaba a mitad de camino entre Hebrón y Jerusalén y se piensa que su Ministerio fue aproximadamente sobre el 760 a.C., durante el reinado de Jeroboán II que reinó en Samaria.

El reino de Israel estaba viviendo un momentáneo tiempo de expansión, recuperando algunas de las ciudades perdidas en manos de los arameos y por el sur llegó su expansión hasta el mar de Arabá.

Esta circunstancia fue por la debilidad de los reinos de alrededor y sobre todo de los grandes imperios de Asiria, Babilonia y Egipto, permitieron un tiempo de paz y riqueza momentánea con Jeroboán II. Una riqueza efímera, porque muy pocos años después se cumpliría la profecía de destrucción y deportación del reino del norte, como fue anunció por Amós y otros profetas.

Durante el reinado de Jeroboán II aumentaron las riquezas, e igualmente la desigualdad social. La corrupción era generalizada e incluso llegó a la vida religiosa.

Los 2 primeros capítulos empiezan con el anuncio del castigo a los pueblos y naciones de alrededor, así como a la propia Judea, para finalmente centrarse en Israel.

Como es normal, el libro de Amós empieza presentándose él mismo y diciendo en durante qué reyes fue su Ministerio. Y continúa mostrando que su mensaje no será nada agradable.

2 Él dijo: «Ruge el Señor desde Sión; truena su voz desde Jerusalén. Los pastizales de los pastores quedan asolados, y se seca la cumbre del Carmelo».

El rugido del que habla es como el de un león, que truena desde Jerusalén y llega hasta el punto más lejano y alto del reino, dejándolo todo seco a su paso. Dicen que el león sólo ruge cuando ya tiene a su presa y no antes como el resto de los felinos.

¡Menuda forma de empezar! Ya con sólo este versículo se intuye que Dios no estaba nada contento con ellos. ¿No te parece? Me temo que la profecía será muy dura contra su pueblo...

Os aseguro que después de haber leído con detenimiento el libro, en estos momentos para tomar un poco de fuerzas prefiero leer los últimos versículos del libro en Amós 9:11-15, porque en ellos puedo ver en esos versículos que Dios prometió que en su tiempo vendría la restauración de Israel. 

El castigo no es el fin, sino la consecuencia del pecado y de la rebelión.





Amos 1:3 – 2-5.     Juicio a las naciones vecinas.

En los siguientes versículos podemos ir viendo el juicio de Dios a cada una de las naciones circundantes: Aram (Damasco), Filistea (Gaza), Fenicia (Tiro), Edom, Amón, Moab y Judá, para terminar con la propia Israel.


Juicio de Dios contra Damasco.

3 Así dice el Señor: «Por tres pecados de Damasco y por el cuarto, no anularé su castigo: Porque trillaron a Galaad con trillos de hierro. 4 Por eso yo enviaré fuego sobre el palacio de Jazael que consumirá las fortalezas de Ben Adad. 5 Romperé el cerrojo de la puerta de Damasco, destruiré al rey que está en el valle de Avén y al que empuña el cetro en Bet Edén. Y el pueblo de Aram será desterrado a Quir», dice el Señor.

Los diferentes comentaristas que he consultado sobre los 3 pecados de Damasco dicen que es una forma de expresar la repetitividad de ellos, más que por ese número concreto. Y que si 3 ya parecía imperdonable, 4 sería insalvable.

En otras palabras, la medida de la culpa no es simplemente plena, sino más que plena. “Las tres transgresiones representan una suma total de pecado, que aún no había acarreado un castigo extremo; el cuarto fue el pecado supremo, después del cual Dios ya no perdonaría más”.

Enviará fuego a Jazael (ese que tanto daño hizo contra Israel) y el pueblo arameo será desterrado. Y ocurrió a los pocos años en manos de los asirios.


Juicio de Dios contra Gaza.

6 Así dice el Señor: «Por tres pecados de Gaza y por el cuarto, no anularé su castigo, porque tomaron cautivas poblaciones enteras para venderlas a Edom. 7 Por eso yo enviaré fuego sobre los muros de Gaza que consumirá sus fortalezas. 8 Destruiré al rey de Asdod y al que empuña el cetro en Ascalón. Volveré mi mano contra Ecrón, y perecerá hasta el último de los filisteos», dice el Señor y Dios.

Es curioso que el versículo 7 es idéntico al 4. Sólo cambian los nombres. Y como en todas naciones se repito lo de los "tres pecados y el cuarto".

Gaza era la ciudad más meridional de los filisteos. Se encontraba sobre una colina que se elevaba unos 100 pies sobre la llanura, a tres millas del mar y a unas 50 millas al suroeste de Jerusalén. Por entonces, 15 pozos de agua dulce brotaban del suelo arenoso y hacían posible amplios jardines y una gran población.

Gaza debía su importancia a su posición. Era un lugar fértil al borde del desierto y dominaba la ruta entre Egipto y Siria. No sólo tuvo importancia estratégica, sino que también fue un centro comercio en la frontera del desierto, con caminos y caravanas regulares, que unía las ciudades del norte (Tiro, Damasco, Jerusalén, etc), con las del sur (Petra, Elat, etc.).

Pero fue culpada no por el comercio en general, sino por el comercio de esclavos. Hacían incursiones en las aldeas cercanas de Judá y se los llevaban esclavos para comerciar con ellos.

Pues también la historia nos enseñó que los filisteos fueron liquidados de allí. El juicio justo de Dios.


Juicio de Dios contra Tiro.

9 Así dice el Señor: «Por tres pecados de Tiro y por el cuarto, no anularé su castigo: Porque le vendieron a Edom poblaciones enteras de cautivos, olvidando así una alianza entre hermanos.

10 Por eso yo enviaré fuego sobre los muros de Tiro que consumirá sus fortalezas».

Es curioso que el versículo 10 es idéntico al 7. Sólo cambian los nombres.

Tiro era la gran ciudad comercial del norte y también recibe el juicio de Dios de parte del profeta.

Se considera que fue la cuidad más importante de Fenicia. Tiro estaba fuertemente fortificada, pero los fenicios no eran un pueblo agresivo, porque se dedicaban al comercio. La ciudad era como un “mercado de naciones”, donde todo tipo de comercio confluían tanto por tierra como por mar. De ahí que sus relaciones con los hebreos fueran pacíficas ya desde los tiempos de David y Salomón.

No se les acusa de tomar esclavos como cautivos, sino de comerciar y actuar como agentes de quienes realmente los tomaban.

Y fue otro pueblo que recibió su castigo.


Juicio de Dios contra Edom.

11 Así dice el Señor: «Por tres pecados de Edom y por el cuarto, no anularé su castigo: Porque persiguió a espada a su hermano y mató a las mujeres del país; porque dio rienda suelta a la ira y no dejó de alimentar el enojo. 12 Por eso yo enviaré fuego sobre Temán que consumirá las fortalezas de Bosra».

Como todos los anteriores pueblos empieza con los tres pecados y el cuarto. Y el versículo 12 es muy similar al 10, para mostrar el castigo de Dios sobre ellos.

Edom a diferencia de todos los anterior no es un pueblo ajeno del todo a Judá e Israel, porque todos ellos tienen un tronco común, es decir, son familia.
  • Los edomitas son los descendientes de Esaú.
  • Y los judíos e israelitas son los descendientes de Jacob.
Luego Jacob y Esaú eran hermanos e hijos de Isaac y por tanto nietos de Abrahán. En la Biblia se habla en varias ocasiones como de pueblos hermanos y estaban más estrechamente relacionados que con el resto de los pueblos, pero aún siendo un pueblo hermano y en los momentos que no estuvo a raya, Edom fue un serio problema.

Por ejemplo cuando Jerusalén fue tomada y destruida, los edomitas fueron especialmente violentos y no respetaron a los judíos. Por todo ello y mucho más es por lo que Amós también le habló de los tres pecados y del cuarto, así como de las consecuencias de todo lo que hicieron contra el pueblo de Dios.


Juicio de Dios contra Amón.

13 Así dice el Señor: «Por tres pecados de Amón y por el cuarto, no anularé su castigo, porque abrieron el vientre a las mujeres embarazadas de Galaad a fin de extender sus fronteras. 14 Por eso yo prenderé fuego a los muros de Rabá que consumirá sus fortalezas entre gritos de guerra en el día de la batalla, y en el rugir de la tormenta en un día de tempestad. 15 Su rey marchará al destierro, junto con sus oficiales», dice el Señor.

También tenemos el mismo castigo que a los anteriores: fuego en los muros para consumir sus fortalezas.

Amón como el siguiente que es Moab, también era familia de Judá e Israel. Fueron otros 2 pueblos bastante "incómodos", como lo suelen ser los “cuñados” en las familias actuales. Amón y Moab fueron hijos de Lot, sobrino de Abrahán.

Cuando en la Biblia se habla del Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, es precisamente para decirnos que los demás familiares (estos otros pueblos de alrededor) no son el pueblo elegido por Él. Lo podemos comentar juntos.

Pues se describe a los amonitas como un pueblo extremadamente violento en la batalla cuando fue contra Galaad. Ocuparon gran parte de la zona de la tribu de Rubén y llegaron hasta Galaad que pertenecía a la tribu de Manasés.

Por todo ello y mucho más, Dios profetizó a través de Amós su castigo.


Juicio de Dios contra Moab.

1 Así dice el Señor: «Por tres pecados de Moab y por el cuarto, no anularé su castigo, porque quemaron los huesos del rey de Edom hasta calcinarlos. 2 Por eso yo enviaré fuego sobre Moab que consumirá las fortalezas de Queriot. Y morirá Moab en medio del estrépito de gritos de guerra y toques de trompeta. 3 Destruiré al gobernante en medio de su pueblo y junto con él mataré a todos sus oficiales», dice el Señor.

A este pueblo se le enviará fuego, pero morirán con mucho más sufrimiento que todos los anterior.

Es bien conocida la reverencia con que en la antigüedad se consideraba las tumbas y a las antiguas inscripciones sepulcrales, que a menudo invocan terribles maldiciones sobre quienes perturban los restos depositados en su interior.

El que Jeroboán II conquistara territorios al este del Jordán no demuestra que también se quedara con tierras de Moab para poder llegar al mar de Arabá, pero sería una posibilidad.

En conclusión, todos estos pueblos (Aram, Fenicia, Filistea, Edom, Amón y Moab) recibieron el castigo de Dios porque pecaron más allá de lo que él podría permitir contra su pueblo.

Pero aquí no queda la cosa, porque también tenemos el juicio contra Judá y finalmente contra la misma Israel.


Juicio de Dios contra Judá.

4 Así dice el Señor: «Por tres pecados de Judá y por el cuarto, no anularé su castigo, porque rechazaron la Ley del Señor y no obedecieron sus estatutos; porque se dejaron descarriar por falsos dioses, tras los que anduvieron sus antepasados. 5 Por eso yo enviaré fuego sobre Judá que consumirá las fortalezas de Jerusalén».

No parece justo poner en pie de igualdad a Judá respecto al resto de las naciones juzgadas. ¿No te parece?

Sin embargo, el juicio contra ellos fue diferente como era de esperar: no anularé su castigo, porque rechazaron la Ley del Señor y no obedecieron sus estatutos;

Así es, no siguieron la Ley de Dios y por contra se fueron tras los falsos dioses. No obstante el castigo también fue el mismo: yo enviaré fuego sobre Judá que consumirá las fortalezas de Jerusalén.

¿Terminaría el juicio de Dios con Judá? Pues no, porque también le llegó a Israel y contra ellos fue mucho mayor.


Juicio de Dios contra Israel.

6 Así dice el Señor: «Por tres pecados de Israel y por el cuarto, no anularé su castigo: Venden al justo por plata y al necesitado, por un par de sandalias. 7 Pisan la cabeza de los desvalidos como si fuera el polvo de la tierra y niegan la justicia al oprimido. Padre e hijo se acuestan con la misma joven, profanando así mi santo nombre. 8 Junto a cualquier altar se acuestan sobre ropa que tomaron en prenda, y el vino que han cobrado como multa lo beben en la casa de su dios.

La corrupción en todos los ámbitos y la depravación era muy común en el pueblo. También la idolatría era común a todos, tras tantos años desde Jeroboán hasta esos días.

9 »Fui yo quien destruí a los amorreos delante de ellos; aunque eran altos como el cedro y fuertes como la encina; destruí su fruto arriba y sus raíces abajo. 10 Yo mismo los saqué a ustedes de Egipto y los conduje cuarenta años por el desierto para que tomaran posesión de la tierra de los amorreos.

Les recuerda de donde vinieron y quien les salvó de las manos de los Egipcios. Los sacó de la esclavitud para que fueran un pueblo: su pueblo elegido.

También habla de los gigantes amorreos y de su destrucción (uno de los pueblos que poblaban el sur de Canaán cuando la conquista. ¿Fueron ellos los gigantes que se encontraron los 12 espías mandados por Moisés? Lo podemos comentar juntos.

11 »También levanté profetas de entre sus hijos y nazareos de entre sus jóvenes. ¿Acaso no fue así, israelitas?», afirma el Señor. 12 «Pero ustedes hicieron beber vino a los nazareos y ordenaron a los profetas que no profetizaran.

No sólo el pueblo adoraba a falsos dioses, sino que no permitían el normal desarrollo de la adoración al Dios de Israel, impidiendo el trabajo a los profetas y a los nazareos. Es como si no hubiera libertad religiosa. ¿No crees?

13 »Pues bien, estoy por aplastarlos a ustedes como aplasta una carreta cargada de trigo. 14 Entonces no habrá escapatoria para el ágil, ni el fuerte podrá valerse de su fuerza, ni el guerrero librará su vida. 15 El arquero no se mantendrá firme, ni escapará con vida el ágil de piernas, ni se salvará el que monta a caballo. 16 En aquel día huirá desnudo aun el más valiente de los guerreros», afirma el Señor.

Pues por todo esto “estoy por aplastarlos a ustedes, como aplasta una carreta cargada de trigo”. El castigo también recaerá sobre Israel y con más fuerza por ser el pueblo de Dios. Y no habrá escapatoria para nadie.





Amós 3:1-8.     Vocación del profeta Amós.

A continuación veremos el motivo del castigo contra Israel. Se parece al que vimos en 2ª Reyes hace unas semanas.

1 Escuchen, israelitas, esta palabra que el Señor pronuncia contra ustedes, contra toda la familia que saqué de Egipto:

2 «Solo a ustedes los he escogido entre todas las familias de la tierra. Por tanto, les haré pagar todas sus perversidades».

Esto me recuerda cuando mi madre me castigaba de pequeño. Cuando me juntaba con mi primo éramos temibles y hacíamos muchas travesuras. Pues mi castigo siempre era mayor y su explicación era porque yo era el mayor de los dos y por ello yo era más conocedor de las consecuencias de hacer las travesuras. Pero lo cierto es que aún con castigo no me podía impedir de seguir haciendo travesuras. 

Pues eso mismo pasaba con ellos. Conocían a Dios y las consecuencias por no seguirlo a Él y sus mandatos.

3 ¿Pueden dos caminar juntos sin antes ponerse de acuerdo? 4 ¿Ruge el león en la espesura sin tener presa alguna? ¿Gruñe el cachorro de león en su guarida sin haber atrapado nada? 5 ¿Cae el pájaro en la trampa si no fue armada? ¿Salta del suelo la trampa sin haber atrapado nada? 6 ¿Se toca la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Ocurrirá en la ciudad alguna desgracia que el Señor no haya enviado?

7 En verdad, nada hace el Señor y Dios sin antes revelar sus planes a sus siervos los profetas.

8 Ruge el león. ¿Quién no temblará de miedo? Habla el Señor y Dios; ¿quién no profetizará?

Puesto que Dios revelaba siempre sus planes, debieron dejar a los profetas realizar su trabajo y por lo que se pudo ver antes, no siempre fue así.

¿Y por qué temblaban ahora de miedo? Porque cuando ruge el león es porque ya tiene a su presa en el punto de mira y como vimos al principio, con el león se está refiriendo a Dios mismo rugiendo.

El castigo es inminente y esto fue predicado durante el reino de Jeroboán II, donde la paz y la efímera expansión estaba aturdiendo al pueblo. No escucharon su voz, como si hicieron los Ninivitas a través de Jonás.

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El próximo día terminaremos el capítulo 3 y seguiremos con los 2 siguientes.

¡¡¡Bendiciones!!!


25/02/2024
ESCUELA BIBLICA DOMINICAL





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