La iglesia del Santo Sepulcro en la ciudad vieja de Jerusalén, considerada el lugar más sagrado del cristianismo, volvió a abrir sus puertas después de un cierre de tres días en protesta contra las medidas fiscales impuestas por Israel y una propuesta de ley.
Los dos hombres cuya misión consiste en guardar la llave de la iglesia, abrieron sus enormes puertas de madera trabajada muy temprano en la mañana, poniendo fin a la protesta que comenzó el domingo último pasado.
Esta iglesia está construida en lugar donde los cristianos creen que Jesús fue crucificado, enterrado y resucitado. La custodia del lugar está compartida por la ortodoxia griega, armenia y católica romana.
Poco después de este acto, un grupo de peregrinos entró a visitar el sitio sagrado. El cierre había dejado a miles de peregrinos y turistas fuera de este importante encuentro con parte de sus creencias.
La decisión de suspender la protesta se realizó luego de que la oficina del primer ministro, anunciara en el día de la fecha, que suprimía la recaudación de impuestos y congelaba la legislación hasta que un comité recién formado, encabezado por el ministro de cooperación regional, Tzaji Hanegbi, resuelva los problemas con las iglesias.
“Luego de la positiva intervención de Biniamín Netanyahu, las iglesias esperan llegar a un acuerdo con el primer ministro y con todos los que aman Jerusalén, para garantizar que la Ciudad Santa, donde nuestra presencia cristiana sigue enfrentando desafíos, siga siendo un lugar donde las tres religiones monoteístas puedan vivir y prosperar juntas”, dijeron los líderes de esta fe en un comunicado.
“Israel se enorgullece en ser el único país de Oriente Medio donde los cristianos y creyentes de todas las religiones tienen libertad de religión y culto. Israel es el hogar de una floreciente comunidad cristiana y da la bienvenida a sus amigos cristianos de todo el mundo”, fueron las declaraciones de la oficina del primer ministro, luego de los contactos que se suscitaron con el Vaticano, países ortodoxos como Rusia y Grecia y de algunos grupos cristianos evangélicos que son firmes partidarios de Israel.
Fuera de que la Municipalidad de Jerusalén, liderada por Nir Barkat suspendiera las acciones de recaudación impositiva, el gobierno suspendió la legislación pendiente sobre las tierras eclesiásticas hasta que el comité examine el asunto, anunció la Oficina del Primer Ministro, Biniamín Netanyahu, aclarando que trabajarán con la participación de todas las partes relevantes, para llegar a una solución sobre los impuestos municipales de las propiedades eclesiásticas que no son lugares de culto.
Según el intendente de Jerusalén, las deudas de las iglesias por sitios que no son de culto, ascienden a más de 650 millones de shekels (186.3 millones de dólares) en sus operaciones comerciales.
Legisladores propusieron en la Knéset, un proyecto de ley que permitiría a Israel confiscar tierras vendidas por las iglesias a promotores privados en los casos en que se hayan construido sobre ellas unidades de viviendas privadas.
El avance de la legislación, iniciado por la diputada de Kulanu Rachel Azaria y respaldado por el Ministerio de Justicia, recibe una fuerte oposición de los líderes de la iglesia, que han criticado lo que consideran intentos de Israel por limitar su capacidad de comprar y vender sus inmuebles.
Azaria dice que su proyecto de ley busca proteger a cientos de israelíes, principalmente en Jerusalén, cuyas casas están ubicadas en tierras que, hasta hace poco, eran propiedad y arrendadas por las iglesias, principalmente la Iglesia Ortodoxa. Griega, en la mayoría de los casos bajo contratos de 99 años, firmados en la década de 1950 entre la iglesia y el estado, a través del Fondo Nacional Judío.
Los residentes esperaban que los arrendamientos se extenderían, pero en los últimos años, con el fin de borrar las deudas masivas, la Iglesia Ortodoxa Griega ha vendido grandes extensiones de bienes inmuebles a inversores privados y nadie sabe si renovarán los arrendamientos y de ser así, bajo qué condiciones.
28/02/2018 en AURORA DIGITAL
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