Imagen de satélite de una de las plantas petrolíferas atacadas en Arabia Saudí. AFP
El Gobierno de Estados Unidos parece haber entrado en una especie de ceremonia de la confusión tras el ataque llevado a cabo el sábado al complejo petroquímico de Abqaiq, el mayor del mundo, en Arabia Saudí. Por un lado, sus servicios de espionaje afirman haber descubierto de qué instalaciones militares en el territorio de Irán salieron los aviones sin piloto que impactaron en Abqaiq y, también, en el complejo de Khurais, de menores dimensiones. La acusación realizada por Washington y Riad contra Irán podría abrir la puerta a posibles acciones militares de esos países contra Teherán, que, sin embargo, niega su participación en la operación.
Los únicos que han reivindicado la acción son los rebeldes de las tribus hutíes de Yemen, que mantienen una rebelión contra el Gobierno de ese país desde hace cinco años. Los hutíes, apoyados por Irán, controlan la capital de Yemen, Saná. El gobierno yemení cuenta con el respaldo de Arabia Saudí, que ha invadido el país, y de Estados Unidos, cuyos aviones realizan misiones de apoyo logístico de las fuerzas de Riad en la guerra. Según EEUU, Irán impactó con 17 proyectiles las instalaciones petroleras saudíes; los hutíes, sin embargo, afirman haber lanzado solo 10 drones.
Pero la Casa Blanca no parece estar dispuesta a llevar a cabo acciones militares. El lunes por la noche, en un mitin electoral en el estado de Nuevo México, el presidente Donald Trump, pidió a los estadounidenses "no caer en el pánico". Entretanto, el secretario de Estado, Mike Pompeo, viajará a Arabia Saudí para examinar la situación en detalle con el príncipe heredero y hombre fuerte saudí, Mohamed bin Salman, que es muy próximo al yerno de Trump, Jared Kushner, posiblemente la persona con más ascendente sobre el presidente tras su hija, Ivanka.
Según la cadena de televisión CBS, el ataque no fue con drones, sino con misiles, que salieron del territorio de Irán. Al menos uno de los proyectiles sobrevoló el espacio aéreo de Kuwait, un estrecho aliado de EEUU y un tradicional rival de Irán, pero también de Irak y de Arabia Saudí. CBS, que ha citado a fuentes anónimas de los servicios de inteligencia estadounidenses, sostiene que los sistemas de defensa antiaérea de saudíes estaban orientados hacia el sur, en previsión de lanzamientos de misiles y de drones por los hutíes. En el último año, esta comunidad ha llevado a cabo varios bombardeos sobre Arabia Saudí, llegado incluso a atacar la capital del país, Riad, con misiles y drones de fabricación iraní.
De ser cierta la información de CBS, sin embargo, ésta plantearía nuevas preguntas. La más obvia es cómo es posible que la defensa aérea saudí esté orientada solo para prevenir ataques desde el sur -donde está Yemen- cuando ese país está permanentemente al borde de la guerra con Irán -al norte- y, más aún, cuando los propios Estados Unidos han acusado a las milicias proiraníes de Irak -al noroeste- de haber lanzado ataques con drones contra Riad en el pasado.
La incompetencia saudí en la gestión de la guerra de Yemen ha alcanzado niveles épicos, hasta el punto de que el Gobierno de Riad ha tenido que emplear ex guerrilleros de las FARC, ex soldados, y ex paramilitares colombianos para llevar a cabo las operaciones militares. Los hutíes, por su parte, niegan haber recibido ayuda de Irán. Pero sus drones son, según declararon expertos de la ONU el mes pasado, idénticos a los que fabrican varias empresas iraníes.
17/09/2019 en EL MUNDO
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