jueves, 12 de septiembre de 2019

«Para preservar la vida de nuestros hijos, debemos estar dispuestos a ceder territorios bajo nuestro control»

El reconocido analista Gabriel Ben-Tasgal presenta en Buenos Aires su última publicación editorial: "300 Preguntas sobre el Conflicto Palestino Israelí en 300 palabras''. Entrevista exclusiva de Ynet Español.


Gabriel Ben-Tasgal se ha transformado, desde hace algunos unos años, en uno de los portavoces más reconocidos y valorados en el continente hispanoamericano a la hora de explicar lo que ocurre en el Medio Oriente frente a públicos comunitarios y también no judíos. Liderando la ONG israelí Hatzad Hasheni – La Cara de la Verdad, Ben-Tasgal deambula por los medios de comunicación y centrales de inteligencia intentando ayudar a prevenir la penetración del radicalismo islámico

Este próximo jueves a las 19.30 hs, en la sede de AMIA en Buenos Aires, Ben-Tasgal presentará su nuevo libro en donde responde a 300 preguntas del conflicto palestino israelí y cada respuesta la ejecuta en breves 300 palabras. El juez en lo criminal de la Nación, Franco Fiumara y el presidente de la OSA (Organización Sionista Argentina), Sergio Pikholtz acompañarán al autor en su disertación.

En diálogo exclusivo con Ynet Español, este especialista recorre los pormenores de su última publicación editorial

– ¿Por qué, a lo largo del libro, criticás a los periodistas latinoamericanos cuando hablan del Medio Oriente?

A decir verdad no critico “a los periodistas” sino especialmente a algunos analistas (como el argentino Pedro Brieger) que traducen el conflicto palestino israelí al marxismo. Estos sienten una imperiosa necesidad de justificar los conflictos por razones materiales y cuando llegan a Israel argumentan que todo el problema es por tierras, por colonialismo, y todo lo califican de “ocupación”. Más aún, cuando no existe ocupación alguna, como por ejemplo en la Franja de Gaza, entonces no les queda otra que inventar lo que no existe, porque de lo contrario la disonancia destruiría sus prejuicios. Debo aclararte que la mayoría de los periodistas reconocen las limitaciones a la hora de hablar del Medio Oriente ya que comprenden que en esa región tú debes especializarte en conflictos tribales y religiones comparadas.

Y sin embargo, hay muchos israelíes que también piensan que todo el problema es por la ocupación (de Cisjordania)…

Aquí hay dos temas separados. Por un lado muchos israelíes consideran que si no nos retiramos de la mayor parte de la Cisjordania, por iniciativa propia, eso terminará destruyendo el ideal de un Estado judío con mayoría judía. Es válido. Muchos de ellos no quieren un Estado binacional y por eso exigen una retirada. Por otro lado, muchos otros israelíes consideran que, como para ellos el conflicto es por tierra, entonces también lo es para los palestinos y la verdad es que para los palestinos -y así lo demuestran sus incitaciones y sus narrativas- el conflicto es esencialmente religioso.

Gabriel Ben-Tasgal (Gentileza)

– ¿Cómo se justifica que el conflicto sea religioso cuando el occidente hace siglos que no existen disputas religiosas?

El islam tradicional considera que el judaísmo no es un pueblo sino que es una religión falsa (Din Al-Batel). Además el Estado de Israel ocupa tierra santa islámica (Dar El-Islam) y propiedades heredadas del islam para la eternidad (Waqf Al-Islaimyah). Todos estos son argumentos religiosos y en la práctica lo que ocurre es que cuando las autoridades palestinas deciden incitar a que se produzcan atentados reproducen y repiten el mito (usado desde 1928) que “La Mezquita de Al-Aqsa está en peligro porque así la quieren destruir los judíos”. En la actualidad, dicha incitación se conoce con el nombre de “Habba”. En los medios de comunicación palestinos se acusa a los soldados y a los judíos ortodoxos de estar detrás del intento de destruir la mezquita y cuando desean provocar disturbios cambian la forma de incitar preguntando al público “¿Acaso no harás nada para defender las Mezquitas?”… Si se entiende esto se deduce porque la mayoría de los acuchillados y asesinados son ortodoxos y soldados, como el asesinado hermano (ortodoxo) del genial escritor argentino Marcelo Birmajer.

– ¿Acaso no hay israelíes que también creen que el conflicto es religioso?

Por supuesto que sí, pero son una pequeña minoría representada casi nulamente en el parlamento. Debemos recordar que en el judaísmo clásico la tierra es menos importante que la vida y confío que la mayoría de los israelíes entendamos que para preservar la vida de nuestros hijos, debemos estar dispuestos a ceder territorios bajo nuestro control.

– En el libro desarrollas un montón de propuestas de paz ofrecidas por Israel…

La última de ellas ocurrió a mediados del 2008 cuando el primer ministro Ehud Olmert ofreció el 100% de los territorios a los palestinos, incluyendo un intercambio de territorios del 6% (Israel se quedaría con la mayoría de los civiles israelíes y entregaría casi todo el territorio pero compensaría con tierras dentro de Israel), Olmert también propuso dividir Jerusalem entre la parte árabe y la judía respectivamente, aceptó captar 100.000 refugiados palestinos dentro de Israel en cinco años e incluso unir la Franja de Gaza con Cisjordania por una carretera a usar solamente por palestinos. Todo esto fue rechazado por el presidente palestino Abbas. Y este rechazo se suma al de 1939, 1947, 1948, 1979, 2000, 2001… Es por eso que resulta extraño que se culpe a Israel de no desear la paz.

Gabriel Ben-Tasgal presenta en Buenos Aires su última publicación: “300 Preguntas sobre el Conflicto Palestino Israelí en 300 palabras” (Gentileza)

– ¿Es correcto afirmar que el antisemita hoy es “antisionista”?

Se ha transformado en una forma de demonizar al Estado judío utilizar el término “sionismo” para calificar todo lo malo. Si un equipo de fútbol viola las reglas de buen comportamiento, el antisemita no tendrá problemas en acusar a este de “sionismo deportivo”. La intención de demonizar al sionismo es facilitar la destrucción del mismo. El sionismo no es otra cosa que estar convencido que los judíos somos un pueblo y tenemos derecho a un Estado propio como otros, incluyendo a los palestinos. Si todos los pueblos del mundo tienen derecho a un Estado propio menos los judíos, y si todos los pueblos pueden “creerse pueblo menos los judíos”, y si solamente los judíos no pueden contar con doble identidad nacional (argentino y judío, por ejemplo) entonces se está discriminando al judío y es por eso que el antisionismo no es otra cosa que antisemitismo pero “políticamente correcto”.

– ¿Y cómo se combate al antisemitismo?

El mejor método es la educación y el segundo es demandar y exigir rendir cuentas a los antisemitas. Hay que tener en cuenta que Israel cuenta hoy con muchos más amigos de los que nos imaginamos. De hecho, toda persona afín al progreso y a la tecnología, muchos creyentes del mundo, y otras miles de personas que se interesan por la ley internacional, apoyan al Estado de Israel de forma contundente.

– La última pregunta de tu libro enuncia si el tiempo juega a favor o en contra Israel… ¿Cuál es tu sensación al respecto?

El tiempo juega a favor de Israel, no tengo la menor duda. Somos una potencia militar regional y en algunas cosas también una potencia mundial, hemos desarrollado una gran capacidad para suplir innovaciones de alta tecnología, poseemos una enorme posibilidad de desalinizar agua que es crucial para un Medio Oriente carente y somos un país capaz de desarrollar agricultura en condiciones desérticas. Sin duda, todo esto juega a nuestro favor. La contracara… nuestras disputas internas. Tenemos que esforzarnos mucho más para unirnos entre judíos y con las minorías de Israel que desean formar parte del Estado hebreo. Así como el Segundo Templo de Jerusalem cayó por el “odio gratuito”, hoy es el momento de expandir “amor gratuito” a nuestros pares.


11/09/2019 en POR ISRAEL





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