La diputada Miri Regev, del partido Likud, impulsa un proyecto de ley que prohíba al primer ministro negociar con la Autoridad Palestina (AP), sobre Jerusalén y la cuestión de los refugiados palestinos sin obtener antes el consentimiento de la Knéset (Parlamento). La ley, de ser aprobada, obligará al titular del Ejecutivo obtener la aprobación del Parlamento, para poder llevar esos dos asuntos conflictivos a la mesa de negociaciones con los palestinos. De hecho, este proyecto legislativo atará las manos del Ejecutivo en las próximas conversaciones con los palestinos.
El diario Yediot Aharonot subraya que de acuerdo con el proyecto de ley, "las negociaciones sobre esos dos asuntos no serán vinculantes".
"En tales instancias el gobierno no se verá obligado por el resultado [de las negociaciones]. Tampoco [las negociaciones y sus resultados] tendrán validez para el gobierno israelí o para cualquier otra autoridad gubernamental".
La propuesta se basa en un proyecto de ley anterior preparado por el ministro de Comunicaciones, Gilad Erdan, pero que nunca fue presentado para una votación plena, según Regev.
"El objetivo es crear una situación en las que las negociaciones sobre concesiones extremas que dañen la identidad judía del Estado y provoquen una amplia desavenencia en el pueblo de Israel no pueda proseguir sin el consentimiento de la mayoría de los miembros de la Kneset", expresó Regev. "Un acto de ese tipo sería inválido, no democrático, y según la propuesta, también ilegal - si la negociaciones prosiguen sin el consentimiento de la Kneset, no tendrán ninguna validez".
Sin embargo, muy probablemente el proyecto de ley enfrentará una firme oposición y tiene pocas posibilidades de ser aprobado. Se trata del último entre una serie de intentos de la derecha política de limitar la autoridad del Gabinete en el manejo de las conversaciones de paz y el ofrecimiento de concesiones.
Israel afirma que Jerusalén seguirá siendo indivisible; en tanto que los palestinos reclaman el este de la ciudad para establecer su futura capital. Con respecto al presunto "derecho de retorno" de los refugiados palestinos y sus descendientes - que carece de bases jurídicas sólidas-, Israel lo rechaza completamente; en cambio Ramallah lo considera una demanda central.
Una propuesta de ley, promovida por el diputado Yaakov Litzman, del partido ultra ortodoxo Judaísmo Unido de la Torá (Iahadut Hatorá), que exigía la aprobación de los dos tercios de Knéset para que el Gobierno pueda negociar con los palestinos sobre la partición de Jerusalén fue derrotada en primera lectura, el 18 de diciembre pasado.
De cualquier manera, ya existe una ley que requiere que cualquier acuerdo de paz que conceda la soberanía israelí de su territorio debe ser puesto a consideración de un plebiscito nacional.
La diputada Regev también fue la promotora de una ley para anexar el Valle del Jordán, que fue aprobada en diciembre por la Comisión Ministerial sobre Legislación.
Sin embargo, el primer ministro, Biniamín Netanyahu rechazó el proyecto, señalando que violaría el compromiso de Israel de no tomar medidas unilaterales. El nuevo proyecto de Regev enfrentaría un destino similar.
Regev y Netanyahu pertenecen al mismo partido político (Likud).
Algunos observadores ven en la propuesta de Regev un cínico intento para mejorar su posición en la política interna del partido Likud; a la vez que abochorna al primer ministro ante su base política. Aquellos analistas no olvidan que Regev fue portavoz militar del Ejército de Defensa de Israel (Tzáhal) durante la retirada de Franja de Gaza.
Publicado el 07/01/2014 en AURORA DIGITAL.
El diario Yediot Aharonot subraya que de acuerdo con el proyecto de ley, "las negociaciones sobre esos dos asuntos no serán vinculantes".
"En tales instancias el gobierno no se verá obligado por el resultado [de las negociaciones]. Tampoco [las negociaciones y sus resultados] tendrán validez para el gobierno israelí o para cualquier otra autoridad gubernamental".
La propuesta se basa en un proyecto de ley anterior preparado por el ministro de Comunicaciones, Gilad Erdan, pero que nunca fue presentado para una votación plena, según Regev.
"El objetivo es crear una situación en las que las negociaciones sobre concesiones extremas que dañen la identidad judía del Estado y provoquen una amplia desavenencia en el pueblo de Israel no pueda proseguir sin el consentimiento de la mayoría de los miembros de la Kneset", expresó Regev. "Un acto de ese tipo sería inválido, no democrático, y según la propuesta, también ilegal - si la negociaciones prosiguen sin el consentimiento de la Kneset, no tendrán ninguna validez".
Sin embargo, muy probablemente el proyecto de ley enfrentará una firme oposición y tiene pocas posibilidades de ser aprobado. Se trata del último entre una serie de intentos de la derecha política de limitar la autoridad del Gabinete en el manejo de las conversaciones de paz y el ofrecimiento de concesiones.
Israel afirma que Jerusalén seguirá siendo indivisible; en tanto que los palestinos reclaman el este de la ciudad para establecer su futura capital. Con respecto al presunto "derecho de retorno" de los refugiados palestinos y sus descendientes - que carece de bases jurídicas sólidas-, Israel lo rechaza completamente; en cambio Ramallah lo considera una demanda central.
Una propuesta de ley, promovida por el diputado Yaakov Litzman, del partido ultra ortodoxo Judaísmo Unido de la Torá (Iahadut Hatorá), que exigía la aprobación de los dos tercios de Knéset para que el Gobierno pueda negociar con los palestinos sobre la partición de Jerusalén fue derrotada en primera lectura, el 18 de diciembre pasado.
De cualquier manera, ya existe una ley que requiere que cualquier acuerdo de paz que conceda la soberanía israelí de su territorio debe ser puesto a consideración de un plebiscito nacional.
La diputada Regev también fue la promotora de una ley para anexar el Valle del Jordán, que fue aprobada en diciembre por la Comisión Ministerial sobre Legislación.
Sin embargo, el primer ministro, Biniamín Netanyahu rechazó el proyecto, señalando que violaría el compromiso de Israel de no tomar medidas unilaterales. El nuevo proyecto de Regev enfrentaría un destino similar.
Regev y Netanyahu pertenecen al mismo partido político (Likud).
Algunos observadores ven en la propuesta de Regev un cínico intento para mejorar su posición en la política interna del partido Likud; a la vez que abochorna al primer ministro ante su base política. Aquellos analistas no olvidan que Regev fue portavoz militar del Ejército de Defensa de Israel (Tzáhal) durante la retirada de Franja de Gaza.
Publicado el 07/01/2014 en AURORA DIGITAL.
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