La barrera de seguridad entre Israel y la Ribera Occidental [Cisjordania] constituye uno de los proyectos más prolongados y costosos que Israel ha llevado a cabo, y sus adversas implicaciones para las futuras fronteras de Israel son de profunda importancia. El cruce masivo de la barrera en las últimas semanas por los palestinos de la Ribera Occidental ofrece una oportunidad para abrir los ojos del público a su función real como una peligrosa artimaña política bajo la apariencia de seguridad.
Miles de palestinos de la Ribera Occidental, tal vez incluso decenas de miles, cruzaron recientemente la barrera de seguridad y llegaron en autobuses a varias playas de Israel. La barrera fue cruzada principalmente en el área de Tulkarem-Qalqilya, donde la cerca tiene muchas brechas. Si bien muchos estaban alarmados por este evento, no debería ser una sorpresa.
Una barrera que no es vigilada de cerca en toda su extensión, en todo momento, y con una amplia disposición de tropas no puede obstaculizar a quienes quieran cruzarla. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y la Policía de Israel nunca tuvieron los efectivos necesarios para esto. Hace unos dos años publiqué un estudio detallado del tema que sostenía que la barrera de seguridad se construyó como una artimaña política para explotar el miedo al terror con el fin de establecer unilateralmente una frontera política.
Como obstáculo, una barrera es sin duda beneficiosa para un esfuerzo general de defensa táctica. La cuestión de su utilidad surge cuando esta herramienta táctica se convierte en una orientación estratégica. La pregunta más básica sobre la barrera es ¿qué tan necesaria es realmente para prevenir el terrorismo? El éxito de las FDI y las fuerzas de seguridad en la represión del terrorismo en la Ribera Occidental desde la Operación Escudo Defensivo (2002) indica que el terrorismo se ha visto frustrado principalmente por los continuos esfuerzos diarios en las profundidades de la Ribera Occidental, no por la actividad a lo largo de la barrera. Ahí también reside la importante diferencia entre la eficacia de las operaciones antiterroristas en la Ribera Occidental y la actividad inconclusa de las FDI a lo largo de la barrera de la Franja de Gaza.
El debate sobre la barrera no se trata solo de seguridad, especialmente cuando su ruta corre, en su mayor parte, a lo largo de la Línea Verde. Esto fue señalado con franqueza por el enviado de Estados Unidos para Medio Oriente, Dennis Ross, cuando se comenzó la construcción de la barrera. En un recorrido por la ruta que estaba en construcción, Ross se detuvo, miró con satisfacción la naciente barrera y dijo: “¡Parece una frontera, huele a frontera, es una frontera!”.
La idea de construir una barrera de seguridad comenzó a surgir a principios de la década de 1990, cuando hubo un estallido de atentados suicidas después de la firma de los Acuerdos de Oslo, y en 1995 el Gobierno de Rabin estaba considerando la idea. Sin embargo, la comprensión del primer ministro Rabin de que la construcción de la barrera tendría implicaciones políticas de largo alcance, determinando de hecho la ruta de la frontera política, lo llevó a rechazarla.
Sin embargo, hubo otros en la coalición laborista entonces gobernante que vieron la lucha contra el terrorismo como una oportunidad para lanzar un movimiento importante: una forma simple, rápida y efectiva de separar a los israelíes y palestinos y ceder la Ribera Occidental estableciendo un proceso en marcha sobre el terreno sin tener que preocuparse por un debate público israelí, negociaciones o un acuerdo.
En el debate en curso en Israel entre los defensores de una retirada a la Línea Verde y los proponentes de extender la soberanía a parte de la Ribera Occidental, la decisión de construir la barrera marcó un cambio muy significativo en la dirección de la retirada. Sus arquitectos previeron una solución en dos etapas: primero, se construiría una barrera con las FDI operando en ambos lados; luego, las FDI se desplegarían solo a lo largo del lado israelí de la barrera, creando así una frontera de facto.
La barrera de seguridad es uno de los proyectos más prolongados y costosos que Israel ha llevado a cabo. Su costo se estima hasta ahora en más de 15 mil millones de shekels (más de 4 mil millones de dólares), y sus implicaciones adversas para las futuras fronteras de Israel son de profunda importancia. Su reciente cruce masivo ofrece la oportunidad de abrir los ojos del público a la función real de la barrera como una peligrosa artimaña política disfrazada de seguridad.
Fuente: BESA Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos
El general de división (res.) Gershon Hacohen es investigador senior en el Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos. Sirvió en las FDI durante 42 años. Mandó tropas en batallas con Egipto y Siria. Anteriormente fue comandante de cuerpo y comandante de Colegios Militares de las FDI.
04/09/2020 en AURORA
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