Mustafá Adib renunció este sábado al cargo y a la misión de formar Gobierno menos de un mes después de haber sido propuesto en medio de una grave crisis tras una explosión en el puerto de Beirut que causó cerca de 200 muertos
Las autoridades libanesas prometieron ofrecer los resultados de la investigación sobre la brutal explosión del puerto de Beirut que mató a 191 personas y arrasó media ciudad en un plazo cinco días, pero más de mes y medio después no lo han hecho. El 1 de septiembre, prometieron al presidente francés, Emmanuel Macron, que formarían un nuevo gobierno en 15 días, y no solo no la han cumplido sino que la persona designada para esa misión ha presentado su dimisión debido a las fuertes diferentes sectarias. En medio de esta mentira perpetua, Líbano está sumido en una multicrisis política y económica y sufre el azote de la pandemia del coronavirus. La gran tragedia para los civiles es que de la formación de Gobierno depende que el país pueda recibir la ayuda externa prometida por distintos países.
«Pido disculpas de no poder seguir con la tarea de formar gobierno», declaró Mustafá Adib durante un discurso televisado en el que confesó que «cuando los esfuerzos para formar gobierno llegaban a su final, vi claramente que ya no existía consenso y que un equipo con los criterios que he fijado ya estaba condenado al fracaso». Tras 26 días de intensas negociaciones, Adib, el exembajador libanés en Alemania, un desconocido para la mayoría hasta que el Parlamento le ofreció su apoyo, arrojó la toalla y renunció a su tarea, pero pidió a los responsables políticos que se mantengan fieles a la iniciativa impulsada por Francia porque «manifiesta la intención sincera del Estado francés amigo y del presidente Macron en persona de apoyar a Líbano».
Lucha por la economía
El presidente Michel Aoun «aceptó» la decisión de Adib y adelantó que «tomará las medidas apropiadas conforme a las exigencias de la Constitución», sin aportar más detalles. El ministerio de Economía, clave en la actual situación del país, ha sido el detonante de esta crisis según la prensa libanesa. Los problemas en las negociaciones con los distintos partidos empezaron tras la decisión de Donald Trump de sancionar a dos exministros libaneses por su vinculación con Hizbolá. El partido milicia chií y su formación aliada y también chií, Amal, exigieron que la cartera de finanzas fuera para uno de los suyos, a lo que se opusieron entre otros el exprimer ministro y líder de los suníes, Saad Hariri. Adib intentó salvar este bloqueo proponiendo que Economía, Defensa, Interior y Exteriores fuesen ministerios rotatorios, pero su propuesta no tuvo éxito.
Nacido en Trípoli hace 48 años, doctor en Derecho y Ciencias Políticas, Adib aterrizó a mediados de agosto en un país en estado de shock donde las calles exigían a gritos cambios radicales y donde se tomaron a broma su designación. Recogió el testigo de Hasan Diab, quien presentó la dimisión tras la explosión y sus primeras palabras fueron: «no hay tiempo para palabras, promesas o deseos. Es hora de trabajar con toda la fuerza posible y la cooperación de todos para recuperar la esperanza de nuestro pueblo en un futuro mejor». Menos de un mes después sale por la puerta de atrás, incapaz de superar las grietas sectarias que recorren un país ingobernable.
26/09/2020 en ABC
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