Los libros introducidos de contrabando en Israel en la década del 90′ son “en beneficio de todo el público, en nombre de las generaciones futuras y para perpetuar el patrimonio de la comunidad judía siria”, dictamina el la Justicia.
Diario Judío México - Las “Coronas de Damasco”, unas biblias raras de cientos de años de antigüedad que fueron introducidas de contrabando a Israel desde Siria por el Mossad, permanecerán en la Biblioteca Nacional de Israel, según dictaminó el lunes el Tribunal de Distrito de Jerusalem. El rabino Avraham Hamra, el último rabino de Damasco y el principal rabino de la comunidad judía siria de Israel, que ayudó a traer las Biblias a Israel a lo largo de los años, ha pedido al tribunal que sean devueltas a la comunidad.
Los libros seguirán siendo una “confianza pública sagrada” y deberán permanecer permanentemente en la Biblioteca Nacional de Jerusalem, donde han estado desde la década de 1990, dictaminó el tribunal.
El juez David Gideoni escribió que esperaba que la declaración de las Biblias, cada una conocida como “corona” (keter), como un fideicomiso de propiedad pública sagrada proporcionaría una base “para proteger, preservar y glorificar este tesoro del pueblo judío, en beneficio de todo el público, en nombre de las generaciones futuras y para perpetuar el patrimonio de la comunidad judía siria”.

Las Biblias fueron escritas por escribas en los siglos XIII al XV, en España o Italia, y a lo largo de los siglos encontraron su camino en varias sinagogas de Damasco. Los libros fueron llevados a Israel desde Siria en una operación secreta de rescate por el Mossad en la década de 1990, cuando la comunidad judía dejó Siria y llegó a Israel.
Hamra desempeñó un papel central en la operación, y llegó a Israel en 1994. Los representantes del Mossad depositaron las Biblias en la Biblioteca Nacional de Jerusalem, donde fueron tratadas, conservadas y restauradas.
En los últimos años se produjo una controversia sobre la cuestión de la propiedad y el control de las coronas. Hamra dijo que el Mossad le había prometido que si lograban rescatarlas de Siria -y si también hacía aliá a Israel- el gobierno le ayudaría a fundar un instituto para el patrimonio de la judería siria, que sería dirigido por Hamra, donde se guardarían las Biblias. Tal institución aún no ha sido construida.
Al mismo tiempo, una organización diferente, la asociación de la judería de Damasco en Israel, apoyó la posición de la Biblioteca Nacional y quiso que las Biblias permanecieran allí. Los representantes de la comunidad judía siria de Nueva York se pusieron del lado de Hamra en la disputa, subrayando los esfuerzos del rabino por llevar los libros a Israel y afirmando que la Biblioteca Nacional quería “hacerse cargo” del control de las Biblias.
El Fiscal General Avichai Mendelblit dijo al tribunal en el pasado que las coronas de Damasco son “bienes culturales de carácter público y nacional, a los que se atribuye una importancia histórica, religiosa y nacional de primer orden”. Las Biblias no son propiedad privada de nadie y deben permanecer en manos de las “instituciones nacionales del pueblo judío y no en manos privadas”, añadió Mendelblit.
En los últimos años, Mendelblit y su ayudante Dina Zilber, han dirigido una política explícita de protección de esos tesoros nacionales de importancia histórica, y de mantenerlos fuera de las manos privadas. Este fue el caso de los borradores de la Declaración de Independencia de Israel que se habían mantenido en manos privadas, que se subastaron, pero que se entregaron al Archivo Nacional el año pasado por orden del Tribunal Supremo. “Los borradores de la Declaración de Independencia son parte de los bienes culturales del Estado de Israel, testimonio de nuestro pasado, parte de nuestra identidad colectiva”, irritó la Corte Suprema, aceptando la posición de Mendelblit.
22/08/2020 en DIARIO JUDIO
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