jueves, 23 de septiembre de 2021

Cómo un emirato liliputiense tomó de rehenes a dos presidentes estadounidenses

Los ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores de Qatar junto a sus homólogos estadounidenses (Fuente: Aljazeera.com)

Cualquiera que haya sido testigo al excesivo respeto y consideración por parte de los estadounidense hacia Qatar en estos días, desde el presidente hasta el secretario de estado y el secretario de defensa (quienes se reportaron al emir de Qatar y trataron de superarse mutuamente a fin de agradecerle a Qatar) deben haber llegado la conclusión de que Estados Unidos en general venía padeciendo del ya famoso síndrome de Estocolmo.

El secretario de Estado Antony Blinken personificó este servilismo con las siguientes palabras: «Lo que Qatar ha hecho aquí, por los estadounidenses, por los afganos, por los ciudadanos de muchos otros países, será recordado durante mucho, mucho tiempo».[1]

Los medios de comunicación de investigación de la nación también se han esforzado por unirse a the Doha Admiration Society. «Desde Afganistán hasta la Copa del Mundo que, según algunos informes, fue adquirida y pagada por Qatar, el diminuto y opulento estado de Qatar avanza», dice el titular de un artículo del diario El Times de Nueva York.[2] El Washington Post y Reuters siguieron tras su ejemplo.

Los canales de televisión propiedad del gobierno de Qatar no podían hacer menos que el gobierno junto a los medios de comunicación estadounidenses. Estos representaron a Qatar de aliado en igual categoría que los Estados Unidos.

Un extraterrestre, dependiente solo de la cobertura de Al-Jazeera, nunca se hubiese enterado que Qatar es simplemente un emirato habitado por unos pocos cientos de miles de personas, la mayoría de las cuales son extranjeros, cuyos gobernantes, el clan Aal-Thani, sobreviven solo gracias a la presencia de la base aérea estadounidense en su territorio. A este extraterrestre también le resultaría difícil entender el cómo una administración estadounidense elogia a un régimen que le concedió refugio al cerebro que planeó el 11-S, Khalid Sheikh Muhammad en el departamento de aguas municipales en Doha, cuando este ya huía de la justicia estadounidense por planear otros ataques terroristas.

Entonces, ¿por qué Qatar se merece tan amplio agradecimiento? La respuesta es bastante clara: Qatar salvó al presidente estadounidense y a su administración de una crisis de rehenes de facto que involucró a más de 125.000 estadounidenses. Este persuadió a los talibanes para que permitieran que los estadounidenses y algunos de sus ayudantes locales abandonaran el país luego que los talibanes lo conquistaran en su totalidad en feroces batallas en la primera mitad de agosto del presente año 2021. Según el testimonio de Blinken ante el Congreso estadounidense, Estados Unidos tuvo que decidir entre oponerse a la conquista realizada por los talibanes o una rápida huida del país[3] y Qatar le permitió a Estados Unidos ocultar tal dificultad de respetabilidad para dicha salida. Si los talibanes no lo hubiesen aceptado, una crisis de rehenes de facto que involucró a 125.000 personas y una guerra urbana sangrienta y caótica en Kabul contra los talibanes pudo haber estallado. Esto hubiese sido una cortina de humo para la presidencia de Biden. Dada esta pesadilla de escenario, Qatar tiene realmente derecho a todos los aplausos que la administración le ha dado a este. Además, la saga aun no ha terminado ya que Biden dejó atrás a muchos que anhelan marcharse del lugar.

Esto plantea el tema de las fuentes de influencia de Qatar sobre los talibanes. ¿Cómo fue que persuadió el diminuto estado do Qatar a los talibanes para que renunciaran a su recién conquistada soberanía luego de combatir contra los Estados Unidos durante dos décadas? Quizás fue la elocuencia del emir de Qatar lo que derritió el corazón de los talibanes, a pesar de su probado historial de asesinatos. Cualquier observador imparcial descartará tal posibilidad. Todo el mundo sabe que aquello que explica la influencia de Qatar en todo el mundo es su dinero. Entonces, surge otra pregunta: ¿Le prometió Qatar por primera vez a los talibanes una recompensa futura que provocó su acuerdo, o fue la gratitud de los talibanes hacia Qatar por los años de subsidios por parte de los qataríes a los talibanes mientras los talibanes asesinaban a las tropas estadounidenses? La respuesta a esta pregunta es igualmente conocida por todos: Qatar ha sido el sigiloso desestabilizador pro-islamista[4] durante todos sus años de existencia. Este ha financiado constantemente a los talibanes y a sus líderes. En los últimos dos años, demostró su valor por los talibanes más allá del papel que tuvo de ser un ángel financista. También demostró su capacidad para liberar a los estadounidenses y convencerlos de que abandonaran a un aliado leal, el gobierno electo democráticamente afgano y seleccionar en su lugar a los talibanes como su único interlocutor en las negociaciones sobre el futuro de Afganistán.

Mucho más que ello: Qatar le demostró a los talibanes su poder y capacidad para persuadir a los estadounidenses a que coaccione a su aliado en Kabul para que libere a 5.000 combatientes talibanes de las prisiones del gobierno. Además, Qatar logró engañar al autor del libro «The Art of the Deal – El arte del hacer tratos» y convertirlo en el peor trato posible – un acuerdo con los talibanes sobre la retirada estadounidense. La Administración Trump se jactó de que en el acuerdo negociado por Qatar el día 29 de febrero, 2020 los talibanes acordaron no permitir que su territorio sea utilizado por terceros, tales como Al-Qaeda, para así amenazar a los Estados Unidos y a sus aliados[5] Pero, los talibanes no han roto los lazos con Al-Qaeda (no lo hicieron ni están obligados a hacerlo) y en honor al 20avo aniversario del 11-S, Al-Qaeda incluso está amenazando con repetir lo realizado. Una revista pro-Al-Qaeda escribió que ataques similares son muy factibles y que los musulmanes deberían perpetrarlos. Dado el hechizo de Qatar sobre los estadounidenses y su ya probado patrocinio financiero a los talibanes, era natural que los talibanes siguiesen el consejo de Qatar por su propio interés.

Qatar no fue el único que apoyó a los talibanes; Pakistán los apoyó durante años y facilitó su resurgimiento. El jefe del Servicio Interno de Inteligencia de Pakistán (SII), el verdadero ente en Pakistán que sostiene el poder, supervisó personalmente la operación final de limpieza contra la resistencia anti-talibán en Afganistán utilizando drones paquistaníes. El dúo Pakistán-Qatar tenía una clara división del trabajo: Qatar suministró el dinero y Pakistán proveyó una base para la retaguardia, entrenamientos, equipos y orientación militar. Hoy día, ambos países han tomado la iniciativa en presionar a los países en Occidente para que normalicen sus relaciones y apoyen a esta organización terrorista usurpadora y les envíen ayuda humanitaria libre de cualquier demanda política (tal como el respeto a los derechos humanos, el respeto a la mujer y a las minorías). El mensaje dado al unísono por los cancilleres de Qatar y Pakistán fue efectivamente decirles a los gobiernos en Occidente que se callen y entreguen el dinero. El secretario general de la Naciones Unidas Antonio Guterres, se puso del lado de esta postura de ceder ante los derechos humanos de la mujer y de las minorías, todos ellos principios sagrados de las Naciones Unidas. Es de suponer justamente que este repudio a los valores fundamentales de las Naciones Unidas fue sobornado por la reciente contribución hecha por Qatar de 500 millones de dólares a las Naciones Unidas.

Cuando el presidente de los Estados Unidos le otorga crédito a Qatar por su importante papel desempeñado en facilitar las conversaciones entre los afganos,[6] este está reescribiendo la historia, porque Qatar hizo todo lo contrario: indujo a los Estados Unidos a hablar exclusivamente con los talibanes. Desde que los talibanes conquistaron Kabul, Al-Jazeera, el canal de televisión propiedad de Qatar, ha servido como la agencia de relaciones públicas del usurpador al encubrir las violaciones de derechos humanos cometidas por los talibanes, que de hecho ocurren a diario. Las presentadoras de Al-Jazeera, que se hacen pasar por mujeres periodistas occidentales liberales, ni siquiera informaron sobre la masiva manifestación de mujeres afganas en Kabul que los talibanes dispersaron utilizando látigos y palos.[7]

No es demasiado difícil comprender la necesidad política interna del presidente estadounidense de retirar las tropas de Afganistán y abandonar una posición estratégica la cual constituye una continua fuente de disgusto o frustración para Rusia, China e Irán. Lo que es inadmisible es el autoengaño y el querer engañar a otros haciéndoles creer que la retirada promueve las nuevas prioridades estratégicas de la administración, cuando efectivamente lo que hace es sabotearlas.[8] ¿Por qué, al tomar una decisión que daña los intereses globales estadounidenses, la administración tuvo que entregar Afganistán a los talibanes en lugar de respaldar al gobierno aliado en Kabul, sin tropas estadounidenses en el terreno? Contrariamente al desprecio del presidente Biden por el ejército afgano como fuerza que carece de espíritu de lucha, fue Estados Unidos quien le retiró abruptamente el apoyo al ejército afgano mientras este se dedicó a combatir ferozmente contra los talibanes, negándole el apoyo logístico que formaba parte de su doctrina y estructura durante muchos años. ¿Por qué de repente le retiró su apoyo aéreo que solo requería de un minúsculo esfuerzo? Esta fue una repetición de la decisión del Congreso de desconectar al Ejército de Vietnam del Sur (ARVN) precipitando de esta manera su muy rápido colapso.[9]

Solo hay una explicación para elegir a los talibanes en lugar del ya longevo aliado laico de los estadounidenses: las administraciones de Trump y Biden fueron en cierto sentido rehenes de los favores de Qatar[10] y aceptaron los malos consejos de Qatar y además cayeron en la trampa de respaldar a los talibanes. De lo contrario, ¿cómo puede entenderse el apoyo estadounidense a los talibanes, que asesinaron y mutilaron a tantos estadounidenses durante las últimas dos décadas y la humillación ante Qatar, que de hecho ayudó e instigó a los talibanes?

Inevitablemente, esta situación tarde o temprano estallará. El envalentonado clan Aal-Thani que ha tenido tanta influencia o poder tal como se esperaba tuviera, seguramente se olvidó de la historia de la burbuja que se envalentó mucho más allá de su capacidad.

Un error cometido por la arrogancia de Qatar no será ni olvidado ni perdonado. Este error fue marginar y humillar al presidente turco Erdogan, quien fue despojado de su papel previsto como salvador de los estadounidenses de gerente en jefe del aeropuerto de Kabul. Con el papel de este salvador, Erdogan planeó extorsionarle a los estadounidenses varias recompensas políticas: el reconocer su estado territorial en Libia, al norte de Chipre y al norte de Siria, el levantamiento de las sanciones impuestas luego de la compra del sistema de defensa aérea ruso S-400, el reconocimiento de sus extravagantes reclamos en el Mediterráneo Oriental y la aceptación de la Hermandad Musulmana como actor político legítimo. El emir qatarí se robó el papel protagónico de Erdogan y lo abandonó como un despreciado bufón. El emir Tamim no pensó que tal afrenta resultaría en una venganza turca. Su padre Hamad no hubiese cometido el error de provocar la ira del frustrado, avergonzado e impotente sultán.

Cuando la burbuja de Qatar finalmente estalle, la pérdida de poderío estadounidense será solo daño colateral ante la caída de Doha. Tal es la compensación de esta alianza con Qatar.

*Yigal Carmon es presidente de MEMRI.

[1] Aljazeera.com, 7 de septiembre, 2021.

[2] Nytimes.com, 7 de septiembre, 2021.

[3] Bbc.com, 14 de septiembre, 2021.

[4] Informe Diario de MEMRI No. 296 – Qatar: El ‘sigiloso’ estado desestabilizador pro-islamista, 15 de julio, 2021.

[5] State.gov/wp-content/uploads/2020/02/Agreement-For-Bringing-Peace-to-Afghanistan-02.29.20.pdf, 29 de febrero, 2020.

[6] Whitehouse.gov, 20 de agosto, 2021

[7] Cnnturk.com/video/dunya/talibandan-kadinlara-sopa-ve-kirbacli-saldiri, 9 de septiembre, 2021.

[8] Véase el Informe Diario de MEMRI No. 310 – La entrega de Afganistán a los talibanes no promueve nuevas prioridades estratégicas de los Estados Unidos de hecho las sabotea, 2 de septiembre, 2021.

[9] Para obtener más información sobre esta traición, consulte el editorial de portada Nytimes.com, 25 de agosto, 2021.

[10] Qatar obtuvo acceso a la administración Trump gracias a su voluntad de invertir mucho dinero en la compra de hardware estadounidense e invertir en el área de infraestructura, lo que impulsó las estadísticas de empleo y Trump agradeció personalmente al emir Tamim diciéndole que «las inversiones que estos realizan son muy apreciadas». Gulftimes.com, 19 de julio, 2021. Véase la serie Informe Diario de MEMRI No. 197 – Negociaciones Estados Unidos y los talibanes: Una trampa mortal de Qatar, 1 de septiembre, 2019. Otra teoría es mucho más vergonzosa. En agosto del año 2018, Brookfield Property Partners, una empresa en la que el gobierno de Qatar es su segundo mayor inversor, realizó un contrato de arrendamiento de 99 años, pagando el alquiler en su totalidad por adelantado, en la famosa avenida 666 Fifth Avenue, siendo esta propiedad de la familia de Jared Kushner. En diciembre del año 2020, los senadores estadounidenses Ron Wyden (D-OR) y Joaquin Castro (D-TX) iniciaron una investigación sobre si Jared Kushner «aconsejó a Donald Trump que apoyara un bloqueo contra Qatar mientras Kushner Companies se esmeraba por lograr un rescate de 1 billón de dólares de Qatar y posiblemente de otros funcionarios del Medio Oriente, para la costosa propiedad ubicada en 666 Fifth Avenue». Nytimes.com, 3 de agosto, 2018.

Fuente: MEMRI.org


19/09/2021 en POR ISRAEL




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