jueves, 14 de agosto de 2014

MITOS Y REALIDADES. #194. La política norteamericana del Oriente Medio.

MITO:
«Nunca se ha creído que Israel tenga ningún valor estratégico para Estados Unidos».
 

REALIDAD:
En 1952, el general Omar Bradley, jefe del estado mayor conjunto, creía que Occidente necesitaba 19 divisiones para defender el Oriente Medio y que Israel podía suplir dos. Él también contaba con que sólo tres estados, Gran Bretaña, Turquía e Israel, podrían ofrecerle a Occidente apoyo aéreo en defensa del Oriente Medio para 1955. El análisis de Bradley fue rechazado porque la jerarquía política decidió que era más importante para Estados Unidos trabajar con Egipto, y más tarde con Irak. Se temía que la integración de fuerzas israelíes a la estrategia de Occidente alienaría a los árabes.

La aplastante victoria de Israel sobre las fuerzas árabes combinadas en 1967 llevó a revisar ese punto de vista. Al año siguiente, Estados Unidos le vendió a Israel aviones sofisticados (máquinas de propulsión Phamtom) por primera vez. Washington cambió su política del Oriente Medio, de la búsqueda de un equilibrio de fuerzas a la seguridad de que Israel disfrutara de una ventaja cualitativa sobre sus enemigos.

Israel probó su mérito [en esta alianza] cuando Estados Unidos en 1970 recabó su ayuda para respaldar al régimen del rey Hussein. La disposición de Israel de ayudar a Amán, y el movimiento de tropas hacia la frontera jordana, persuadió a Siria a retirar los tanques que había enviado a Jordania para apoyar a las fuerzas de la OLP que desafiaron al rey durante el «septiembre negro».



A principios de la década del 70, resultaba claro que ningún Estado árabe podía ni quería contribuir a la defensa occidental en el Oriente Medio. El Pacto de Bagdad había expirado hacía mucho, y los regímenes amigos de Estados Unidos eran débiles si se les comparaba a las fuerzas antioccidentales en Egipto, Siria e Irak. Incluso después de la reorientación de Egipto luego de que firmara el tratado de paz con Israel, Estados Unidos no contó con ningún gobierno árabe para asistencia militar.

El gobierno de Carter comenzó a poner en práctica una forma de cooperación estratégica (que no se definía como tal) para que Israel pudiera tener derecho a vender equipo militar a Estados Unidos. La disposición de participar en limitados empeños militares conjuntos era vista por el presidente Carter como una manera de recompensar a Israel por su «buena conducta» en las conversaciones de paz con Egipto.

Renuente aún a formalizar la relación, la cooperación estratégica se convirtió en un foco importante de la relación entre EE.UU. e Israel cuando Ronald Reagan llegó al poder. Antes de su elección, Reagan había escrito: «sólo en un pleno aprecio del papel decisivo que el Estado de Israel desempeña en nuestros cálculos estratégicos, podemos echar los cimientos para frustrar los designios de Moscú sobre territorios y recursos vitales a nuestra seguridad y nuestro bienestar nacional».

«Desde el renacimiento del Estado de Israel, ha habido un férreo vínculo entre esa democracia y ésta».                                           Presidente Reagan, discurso en la B’nai B’rith, 03/09/1980.
 
 

El punto de vista de Reagan culminó en la firma de un Memorándum de Entendimiento sobre «cooperación estratégica» el 30 de noviembre de 1981.

El 29 de noviembre de 1983, se firmó un nuevo acuerdo por el cual se creaba la Agrupación Político-Militar Conjunta (JPMG por su sigla en inglés) y un organismo para supervisar la asistencia en materia de seguridad, el Grupo de Planificación Conjunta de Asistencia para la Seguridad (JSAP por su sigla en inglés).

Originalmente, la JPMG se concibió para discutir los medios de contrarrestar las amenazas que presentaba el aumento de la intervención soviética en el Oriente Medio. Sin embargo, se puso un creciente énfasis en las preocupaciones bilaterales sobre la proliferación de armas químicas y misiles balísticos.

La JSAP se creó en respuesta a una crisis económica de Israel a mediados de los años ochenta. Es un organismo binacional que se reúne anualmente en Washington para examinar los requisitos para la obtención de ayuda militar actual y futura de Israel; también formula planes para la asignación de créditos para las ventas de equipo militar extranjero de EE.UU. luego de evaluar las amenazas actuales y las capacidades presupuestarias norteamericanas.

En 1987, el Congreso designó a Israel como el principal aliado (de EE.UU.) fuera de la OTAN. Esta ley estableció formalmente a Israel como un aliado, y les permitió a sus industrias competir en pie de igualdad con los países de la OTAN y otros aliados de EE.UU. por contratos para producir un número significativo de artículos para la defensa.



En abril de 1988, el presidente Reagan firmó otro memorándum de entendimiento que incluía todos los acuerdos anteriores. Este acuerdo institucionalizó la relación estratégica.

Hacia el final del gobierno de Reagan, EE.UU. había emplazado equipos en Israel, llevado a cabo regularmente ejercicios de adiestramiento conjuntos, comenzado el desarrollo bilateral del Misil Balístico Antitáctico Arrow y se había comprometido en numerosos otros empeños militares de cooperación.

Desde entonces, la cooperación estratégica de EE.UU. e Israel ha seguido evolucionando. En la actualidad, estos lazos estratégicos son más fuertes que nunca. Israel es ahora un aliado de facto de Estados Unidos.


     Fuente:
     Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.


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