MITO:
«Las principales compañías petroleras norteamericanas nunca toman partido en el conflicto árabe-israelí».
«Las principales compañías petroleras norteamericanas nunca toman partido en el conflicto árabe-israelí».
REALIDAD:
El presidente Sadat de Egipto persuadió al difunto rey Faisal, de Arabia Saudita, a amenazar con retirarle el petróleo a Occidente para explotar, por ventajas políticas, la creciente dependencia que tenía el Occidente industrializado del petróleo árabe. La táctica resultó efectiva: pronto las principales compañías petroleras norteamericanas respaldaron en público la causa árabe, y en privado laboraron para debilitar el apoyo de EE.UU a Israel.
Según un informe del Subcomité de Corporaciones Multinacionales del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el consorcio ARAMCO —Exxon, Mobil, Texaco y SOCAL— intentó bloquear el puente aéreo de emergencia que EE.UU. estableció con Israel en la guerra de 1973. Las compañías también cooperaron estrechamente con Arabia Saudita para negarle petróleo y gasolina a la Armada de EE.UU.
En otras ocasiones, las principales firmas petroleras han defendido las posiciones de los países árabes, particularmente de Arabia Saudita. Estas firmas cabildearon enérgicamente en el Congreso en favor de la venta de los aviones F-15 en 1978 y los AWACS en 1981. Junto con agentes extranjeros sauditas, estas corporaciones reclutaron a muchas otras poderosas firmas norteamericanas para cabildear a favor de los sauditas. Arabia Saudita tiene un poderoso lobby en Estados Unidos porque centenares de las mayores corporaciones del país hacen negocios de miles de millones de dólares con el reino. «Y cada una de estas corporaciones», señalaba Hoag Levins, «tenía cientos de subcontratistas y vendedores igualmente dependientes de conservar el favor de los líderes musulmanes cuyos países ahora colectivamente representan el mercado individual más rico del mundo».
Los sauditas con frecuencia atacan lo que según ellos es la excesiva influencia de los partidarios de Israel en los Estados Unidos, pero el periodista investigativo Steve Emerson les pone patas arriba esa afirmación. Luego de detallar muchos de los nexos entre Arabia Saudita y las empresas, universidades, cabilderos y ex altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos, llega a esta conclusión El aliento y la extensión del impacto de los petrodólares escapan a cualquier remedio legal. Con tantas corporaciones, instituciones e individuos codiciando y recibiendo dinero del petróleo, la influencia de los petrodólares es ubicua en la sociedad norteamericana. El resultado es la aparición de un amplio y espontáneo apoyo a las políticas de Arabia Saudita y de los otros árabes productores de petróleo de parte de las instituciones norteamericanas, que se extiende de las universidades al Congreso. La proliferación de estos nexos ha permitido a los intereses particulares confundirse con los intereses nacionales.
Nunca antes en la historia de Estados Unidos ninguna potencia económica extranjera ha sido tan exitosa como Arabia Saudita en conseguir y cultivar poderosos partidarios a través de todo el país.
Los sauditas han descubierto que esa peculiarísima debilidad norteamericana, el amor al dinero, y la conexión con los petrodólares ha llegado a difundirse por todos los Estados Unidos.
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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