MITO:
«Agrupaciones como Jezbalá, la Yijad Islámica, Hamás y el FPLP debían excluirse de la guerra de EE.UU. contra el terrorismo porque ellos son “combatientes por la libertad” y no terroristas».
«Agrupaciones como Jezbalá, la Yijad Islámica, Hamás y el FPLP debían excluirse de la guerra de EE.UU. contra el terrorismo porque ellos son “combatientes por la libertad” y no terroristas».
REALIDAD:
Cuando Estados Unidos declaró la guerra a los terroristas y a las naciones que les dieran albergue después del 11 de septiembre, los estados árabes y sus simpatizantes arguyeron que muchas de las organizaciones que incurrían en acciones violentas contra los norteamericanos y los israelíes no debían convertirse en objetivos de la nueva guerra norteamericana porque ellos eran «combatientes por la libertad» más que terroristas. Éste ha sido el mantra de los terroristas mismos, que pretenden que sus acciones son formas legítimas de resistencia a la ocupación israelí.
«Uno no puede decir que hay buenos terroristas y que hay malos terroristas».
Condoleezza Rice, Asesora de Seguridad Nacional de EE.UU.
Este argumento es profundamente falaz. Primero, los enemigos de Israel racionalizan cualquier ataque como legítimo debido a los pecados reales o imaginarios cometidos por los judíos desde el comienzo del siglo XX. En consecuencia, el bloque árabe y sus partidarios en las Naciones Unidas han tenido éxito en bloquear cualquier condena de cualesquier ataques terroristas contra Israel. Por el contrario, habitualmente auspician resoluciones criticando a Israel cuando éste toma represalias.
Segundo, en ninguna otra parte del mundo el asesinato de hombres, mujeres y niños inocentes se considera una «forma legítima de resistencia». La larga lista de crímenes nefandos incluye francotiradores disparándoles a bebés, terroristas suicidas volándose en pizzerías y discotecas, secuestradores tomando rehenes y matándolos, e infiltrados asesinando a atletas olímpicos. Jezbalá, Yijad Islámica, Hamás, el FPLP y buen número de otras organizaciones, la mayoría de ellas palestinas, se han dedicado a estas actividades durante décadas y rara vez han sido condenadas o llevadas ante la justicia. Todas ellas pueden clasificarse como agrupaciones terroristas según la propia definición del gobierno de EE.UU.: «Terrorismo es el uso ilegal de fuerza o violencia contra personas o propiedades para intimidar o ejercer coerción contra un gobierno, la población civil o cualquier segmento de la misma, en la promoción de objetivos políticos o sociales» —y por tanto deben ser blanco de los empeños de EE.UU. de privarlos de sostén económico, eliminar a sus líderes y llevarlos ante la justicia.
En el caso de las agrupaciones palestinas, no hay ningún misterio respecto a quiénes son los líderes, de dónde proviene su sostén económico y qué naciones los amparan. Algunas organizaciones caritativas norteamericanas han sido asociadas al financiamiento de algunos de estos grupos y Arabia Saudita, Siria, Líbano, Irak, Irán y la Autoridad Palestina los protegen y económica o logísticamente los sostienen.
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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