En una nueva etapa en el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y la Autoridad Palestina, el Presidente Donald Trump dijo que si los palestinos no vuelven a la mesa de negociaciones, Estados Unidos consideraría interrumpir la ayuda exterior que reciben de su país. La embajadora en la ONU fue más explícita y mencionó algo concreto que su presidente no había tuiteado: se interrumpirá la ayuda a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA en su sigla inglesa) si la Autoridad Palestina no vuelve a negociar.
Evidentemente, amenazar con cortar ayuda económica si no se cambia de política , suena-en el mejor de los casos- antipático. Pero más allá de la primera reacción, vale la pena analizar los hechos un poco más a fondo. Lo que Washington está exigiendo, es el fin de la incitación al terrorismo y el regreso a la mesa de negociaciones. Inclusive en su reconocimiento de Jerusalem como capital de Israel que enfureció a los palestinos y fue muy discutida a nivel mundial, había recalcado que serán las partes las que negocien y se pongan de acuerdo sobre sus fronteras definitivas. O sea que inclusive en un tema tan clave para Israel como Jerusalem, dejó en claro que el horizonte debía ser de negociación y entendimiento con los palestinos.
La amenaza de cortar la ayuda económica a la Autoridad Palestina es problemática. Y resulta interesante que justamente del lado israelí estén ahora desplegándose esfuerzos para explicarle a Trump que ello puede ser nocivo y contraproducente. No se habla de ello en forma explícita y oficial, pero los mensajes están siendo transmitidos a Washington por diferentes vías, según trascendió este jueves en Jerusalem. Públicamente, se apoya lo que dijo Trump pero detrás de las bambalinas, el propio Primer Ministro Netanyahu intenta frenar la iniciativa del presidente.
Pero esto no significa que Israel considere, ni de lejos, que todo está bien con la ayuda económica en cuestión, especialmente no con la situación de UNRWA, la agencia especial de la ONU para los refugiados palestinos.
De los aproximadamente 1200 millones de dólares anuales que recibe la AP de ayuda del exterior-suma que constituye cerca del 40% de su presupuesto- cerca de 400 millones llegan de Estados Unidos. Desde la creación de la AP en 1993, Estados Unidos le ha aportado aproximadamente 5 mil millones de dólares. Es un dato que sería interesante que los propios palestinos tengan presentes, cada vez que critican a Estados Unidos por sus posiciones a favor de Israel.
Como es sabido, durante mucho tiempo, no había plena certeza de que el dinero llegara a buen destino, realmente para ayudar al pueblo, pero eso ha mejorado considerablemente en los últimos años, por ejemplo debido a que se canalizan fondos directamente a proyectos llevados a cabo por UsAid .
Ese presupuesto es importante para la AP y sería un error no entender la importancia de poder pagar sueldos a los funcionarios públicos y de mantener a los servicios de seguridad. Lo clave sería tener mecanismos efectivos de control del dinero de modo que se garantice que nada llega adonde no debe, así como la contraparte, por ejemplo en términos de lucha contra la incitación. Quien dona, tiene derecho a exigir determinado nivel de comportamiento.
El tema de la ayuda a los refugiados palestinos, es aparte.
La primera anomalía al respecto es que el caso de los palestinos es el único que tiene una agencia separada en el marco de la propia ONU. Todos los refugiados del mundo son atendidos por una agencia y sólo los palestinos por una separada.
Según un informe del 2011 del “Center for Near East Policy Research” del israelí David Bedein que ha investigado el tema, mientras en la agencia de la ONU que se ocupa de todos los refugiados del mundo (que en ese momento eran más de 15 millones) trabajaban 7.200 funcionarios, en UNRWA trabajaban 29.000 para atender a menos de 5 millones de refugiados palestinos.
El tema más de fondo es preguntarse cómo si en 1948 había 750.000 refugiados palestinos como resultado de la guerra árabe contra Israel, en la actualidad la cifra oficial sea de no menos de 5 millones. El estatuto de refugiado ha pasado a la descendencia porque en lugar de fomentar programas destinados a solucionar su situación , el propio mundo árabe ha perpetuado la condición de refugiados, para utilizarlos como arma contra Israel.
Otro problema serio respecto a UNRWA, han sido los diferentes casos en los que se encontraron claros ejemplos de incitación al terrorismo en sus escuelas, con fotos de “mártires” responsables de atentados colgadas en sus aulas. Y en la guerra del 2014 contra Hamas, en más de una oportunidad fueron hallados cohetes en algunas clases.
Esto no significa, sin embargo, que cada uno de los palestinos que recibe ayuda de UNRWA pueda prescindir de ella , especialmente no en la Franja de Gaza. Más allá de las malas intenciones de autoridades, de gobernantes y dirigentes que los usaron, está el ser humano en el medio, de cuya tragedia personal nadie ganará.
El mundo árabe tendría que haberse organizado para garantizar que a sus hermanos no les falte nada. El dinero que Estados Unidos y Europa pagan desde hace décadas al inflado número de refugiados palestinos, lo podrían haber pagado los petrodólares del Golfo. Y ni que hablar que Hamas, que gobierna Gaza desde hace diez años, podría haber usado recursos para ayudar a los necesitados, merezcan o no el título de refugiados, en lugar de destinarlos a su infraestructura del terror.
Pero más allá de la problemática especial de UNRWA de la que hoy aquí intentamos explicar sólo algunas aristas , no consideramos que un rompimiento total entre Estados Unidos y la Autoridad Palestina, sea bueno para nadie. Poner los frenos, dejar en claro a los palestinos que ellos también deben actuar con responsabilidad y no esperar que el mundo les resuelva las cosas presionando a Israel, es una cosa. Pero el interés debe ser en fomentar el diálogo y no lograr un mayor antagonismo, que sumado a la desconfianza ya existente, no ayudará en absoluto a volver a negociar.
10/01/2018 en POR ISRAEL
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