jueves, 17 de julio de 2014

MITOS Y REALIDADES. #175. Jerusalén.

MITO:
«Estados Unidos no cree que Jerusalén debería ser la capital unida de Israel».
 

REALIDAD:
Sólo dos países tienen embajadas en Jerusalén "Costa Rica y El Salvador". De las 180 naciones con las cuales Estados Unidos tiene relaciones diplomáticas, Israel es la única cuya capital no es reconocida por el gobierno de EE.UU. La embajada norteamericana, como la mayoría de las otras, se encuentra en Tel Aviv, a 40 millas de Jerusalén. Sin embargo, Estados Unidos sí mantiene un consulado en Jerusalén Oriental que trata con los palestinos en los territorios y que funciona independientemente de la embajada, reportándole directamente a Washington. En la actualidad, pues, tenemos la anomalía de que los diplomáticos norteamericanos rehúsan reunirse con los israelíes en su capital porque el status de Jerusalén es negociable, pero hacen sus contactos con los palestinos en la ciudad.
 
   Embajada USA en Tel Aviv.

En 1990, el Congreso aprobó una resolución en que declaraba que «Jerusalén es y debe seguir siendo la capital del Estado de Israel» y «debe permanecer como una ciudad indivisa en la cual los derechos de todas las etnias y grupos religiosos sean protegidos». Durante la campaña presidencial de 1992, Bill Clinton dijo: «reconozco a Jerusalén como una ciudad indivisa, la eterna capital de Israel, y creo en el principio de trasladar nuestra embajada a Jerusalén». El nunca reiteró esta opinión como presidente; en consecuencia, la política oficial de EE.UU. sigue siendo que el status de Jerusalén es un asunto de negociaciones.
 
   Bill Clinton.

En un esfuerzo por cambiar esta política, el Congreso aprobó por abrumadora mayoría la Ley de la Embajada de Jerusalén en 1995. Esta ley excepcional enunciaba que, como declaración de la política oficial de EE.UU., Jerusalén debía ser reconocida como la indivisa y eterna capital de Israel y exigía que la embajada de EE.UU. en Israel se estableciera en Jerusalén a más tardar en mayo de 1999.

La ley incluía también una dispensa que facultaba al presidente a ignorar esencialmente la legislación si consideraba que al hacerlo actuaba a favor de los intereses de Estados Unidos. El presidente Clinton ejerció esa opción.

Durante la campaña presidencial del 2000 George W. Bush prometió que como presidente «comenzaría inmediatamente el proceso de trasladar al embajador de Estados Unidos a la ciudad que Israel ha escogido como su capital». En junio del 2001, sin embargo, Bush siguió el precedente de Clinton y ejerció la dispensa presidencial para evitar que la embajada fuera trasladada.
 
   George W. Bush.

Mientras los críticos de los empeños del congreso para obligar a la administración a reconocer a Jerusalén como capital de Israel insisten en que tal medida afectaría el proceso de paz, los partidarios de la legislación arguyen que ocurriría lo contrario. Al hacer diáfana la posición de Estados Unidos de que Jerusalén debe permanecer unida bajo la soberanía israelí, dicen, las poco realistas expectativas palestinas respecto a la ciudad pueden moderarse y, por consiguiente, ampliar las posibilidades de un acuerdo definitivo.


     Fuente:
     Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.


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