MITO:
«Jordania se esforzó en mejorar las condiciones en el Jerusalén Oriental árabe. En contraste, las autoridades israelíes derribaron centenares de casas árabes en esa parte de la ciudad, dejando a muchos residentes árabes en la calle».
REALIDAD:
Tal como había ocurrido bajo anteriores gobernantes islámicos, el rey Hussein mantuvo abandonada a Jerusalén. Luego de la toma de la Ciudad Vieja en 1967, se hizo evidente el alcance de este abandono cuando Israel descubrió que gran parte de la ciudad carecía incluso de los más básicos servicios municipales: suministro permanente de agua, acueducto y electricidad. Como resultado de la reunificación, estos y otros servicios municipales que se necesitan perentoriamente se extendieron a los hogares y negocios árabes en Jerusalén Oriental.
Las autoridades israelíes encontraron que centenares de ocupantes ilegales se habían instalado en el Barrio Judío. Los ingenieros civiles israelíes limpiaron las ruinas y reconstruyeron el barrio, pero sólo después de ofrecerles compensación o de buscarles otras viviendas a los ocupantes ilegales.
Fuente:
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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