MITO:
«Las resoluciones de NACIONES UNIDAS exigían que Israel repatriara a todos los refugiados palestinos».
REALIDAD:
Naciones Unidas abordó el problema de los refugiados y adoptó la resolución 194 el 11 de diciembre de 1948, que les pedía a los estados árabes y a Israel que resolvieran todos los asuntos de importancia a través de negociaciones, ya directamente, o con la ayuda de la Comisión para la Conciliación de Palestina establecida por esta resolución. Además, el punto 11 resuelve:
que a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos debería permitírseles que así lo hagan a la mayor brevedad posible, y que debe pagárseles compensación por propiedades a los que decidan no regresar, y por pérdida de propiedad o daño a la misma, [compensación] que conforme a los principios del derecho internacional o en equidad debe ser hecho buena por los gobiernos o autoridades responsables. Instruye a la Comisión de Conciliación a facilitar la repatriación, reasentamiento y rehabilitación económica y social de los refugiados y los pagos por compensación (énfasis añadido).
Las palabras que hemos enfatizado demuestran que las NU reconocieron que no podía esperarse que Israel repatriara a una población hostil que pudiera poner en peligro su seguridad. La solución al problema, como todos los anteriores problemas de refugiados, exigiría al menos que algunos palestinos fuesen reasentados en territorios árabes. Además, la resolución emplea la expresión «debería permitírseles» en lugar de «se les ha de permitir», que, en términos legales, no es un lenguaje obligatorio.
La resolución responde a la mayoría de las preocupaciones de Israel tocante a los refugiados, a quienes considera como una quinta columna potencial si se les permitiera regresar incondicionalmente. Los israelíes consideraron el problema del asentamiento de los refugiados un aparte negociable de un acuerdo de paz general. Como el presidente Cham Weizmann lo explicara:
«Estamos ansiosos de ayudar a tal reasentamiento siempre que se establezca una auténtica paz y los estados árabes hagan su parte del trabajo. La solución del problema árabe sólo puede lograrse a través de un programa de desarrollo que abarque todo el Oriente Medio, hacia el cual las Naciones Unidas, los estados árabes e Israel harán sus respectivas contribuciones».
Los israelíes no esperaban que los refugiados fuesen un gran problema; creían que los estados árabes reasentarían a la mayoría y que, con los restantes, podría llegarse a algún acuerdo en el contexto de un arreglo general. Sin embargo, los árabes no estaban más dispuestos a un arreglo en 1949 de lo que habían estado en 1947. De hecho, rechazaron unánimemente la resolución de NU.
Las discusiones de NU sobre los refugiados habían comenzado en el verano de 1948, antes de que Israel hubiera concluido su victoria militar; en consecuencia, los árabes aún creían que podían ganar la guerra y dejar que los refugiados regresaran triunfantes. La posición de los árabes la dejó explícita Emilie Ghoury, Secretario del Supremo Comité Árabe:
Es inconcebible que los refugiados deban ser devueltos a sus hogares mientras aún están ocupados por los judíos, ya que estos los tomarían en rehenes y los maltratarían. La propuesta misma es una evasión de responsabilidad de parte de los responsables. Servirá como un primer paso hacia el reconocimiento árabe del Estado de Israel y la partición.
Los árabes exigieron que las NU afirmaran el «derecho» de los palestinos a regresar a sus hogares, y no estuvieron dispuestos a aceptar nada menos hasta después de que su derrota resultaba obvia. Los árabes luego reinterpretaron la resolución 194 como si les otorgara a los refugiados el derecho absoluto a la repatriación y han demandado desde entonces que Israel acepte esta interpretación.
Independientemente de la interpretación, la 194, al igual que otras resoluciones de la Asamblea General, no es legalmente obligatoria.
«La demanda palestina del “derecho a volver” es completamente irreal y tendría que resolverse por medio de compensación económica y reasentamientos en los países árabes».
Hosni Mubarak.
Fuente:
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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