jueves, 13 de febrero de 2014

MITOS Y REALIDADES. #113. Los refugiados.

MITO:
«Los estados árabes siempre han recibido a los palestinos y han hecho lo más que han podido para reasentarlos».



REALIDAD:

Jordania fue el único país árabe que recibió a los palestinos y les otorgó ciudadanía (hasta el día de hoy Jordania es el único país árabe donde los palestinos como grupo pueden llegar a convertirse en ciudadanos). El rey Abdula consideraba que los árabes palestinos y los jordanos eran un solo pueblo.

Para 1950, él se anexó la Cisjordania y prohibió el término Palestina en documentos oficiales.

Aunque las cifras demográficas indican que existía un amplio margen para un asentamiento en Siria, Damasco rehusó considerar la aceptación de ningún refugiado, excepto los que podrían rehusar la repatriación. Siria también declinó reasentar a 85.000 refugiados en 1952-54, aunque le habían ofrecido fondos internacionales para pagar por el proyecto. También se esperaba que Irak aceptara un gran número de refugiados, pero resultó reacio a hacerlo. El Líbano insistió en que no tenía lugar para los palestinos. En 1950, las NU intentaron reasentar 150.000 refugiados de Gaza en Libia, pero fueron rechazados por Egipto.

Después de la guerra de 1948, Egipto controlaba la Franja de Gaza y los habitantes (más de 200.000) que la poblaban, pero rehusó dejar palestinos en Egipto o permitirles pasar hacia alguna otra parte. El manejo de los palestinos en Gaza fue tan malo que los árabes sauditas compararon al régimen de Nasser en Gaza con el de Hitler en la Europa ocupada de la segunda guerra mundial.

En 1952, la UNWRA estableció un fondo de $200 millones para proporcionarles hogares y empleos a los refugiados, pero se mantuvo intacto.

«Los estados árabes no quieren resolver el problema de los refugiados. Quieren mantenerlo como una llaga abierta, como una afrenta a las Naciones Unidas y como un arma contra Israel. A los líderes árabes les importa un bledo si los refugiados viven o mueren».
(Ralf Garroway, ex director de la UNRWA, en agosto de 1958).

Poco ha cambiado en los años subsiguientes. Los gobiernos árabes con frecuencia han ofrecido empleos, casas, tierras y otros beneficios a árabes y a no árabes, salvo a los palestinos. Por ejemplo, Arabia Saudita decidió no usar refugiados palestinos desempleados para aliviar su escasez de mano de obra a fines de la década del 70 y a principios de los 80. En cambio, miles de surcoreanos y de otros asiáticos fueron reclutados para llenar esos empleos.

La situación se hizo aún peor a raíz de la guerra del Golfo. Kuwait, que empleaba gran número de palestinos pero les negaba la ciudadanía, expulsó a más de 300.000 de ellos. «Si las personas constituyen una amenaza a la seguridad, como país soberano tenemos el derecho de excluir a cualquiera que no queramos», dijo Saud Nasir Al-Sabah, el embajador kuwaití en Estados Unidos.


                                                Saud Nasir Al-Sabah.

En la actualidad, los refugiados palestinos en Líbano no tienen derechos sociales ni civiles, y un acceso muy limitado a las instalaciones sanitarias o educativas. La mayoría depende enteramente de la UNRWA, como el único proveedor de servicios de educación, salud y bienestar social. Considerados extranjeros, los refugiados palestinos tienen prohibido por ley trabajar en más de 70 oficios y profesiones.

Los refugiados palestinos atribuían a las NU el alivio de su situación; sin embargo, muchos palestinos no se sentían contentos con el tratamiento que recibían de sus hermanos árabes. Algunos, como el líder nacionalista palestino Musa Alami, se mostraban incrédulos: «es vergonzoso que los gobiernos árabes les impidan a los refugiados árabes trabajar en sus países y les cierren las puertas en sus narices y los internen en campamentos ». La mayoría de los refugiados, sin embargo, centra su descontento en «los sionistas», a quienes culpan de su situación más que a los derrotados ejércitos árabes.



   Musa Alami


     Fuente:
     Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.


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