martes, 25 de febrero de 2014

La tortura del agua para los palestinos.

La discriminación del agua es otra herramienta que se utiliza para desgastar a los palestinos social y políticamente.



¿Por qué el establishment israelí se empeña de tal manera en negar la existencia de la discriminación de agua? Porque esta vez la clase dirigente israelí no puede acudir a las excusas habituales sobre seguridad a las que recurre frente a otros tipos de discriminación flagrante.

Cuando se trata de la situación del agua, la maquinaria de propaganda israelí y los grupos de presión sionista en la diáspora, se encuentran en problemas. Como se ha puesto de manifiesto cuando el alemán Martin Schulz tuvo la audacia de preguntar en la Knesset - ese nido de traficantes del Holocausto - si el rumor que los israelíes se adjudican cuatro veces más agua que los palestinos era cierto. 
 
La sistemática discriminación del agua a los palestinos no es un falso rumor. El suministro de agua israelí no depende de esa distribución, pero sin ella, la política y construcción de colonias sería mucho más costosa y quizás hasta imposible de sostener en su escala actual y futura.

No es de extrañar que Habayit Hayehudi (La Casa Judía), el partido que más se identifica con los colonos, reaccionó con tanta furia a los comentarios de Schulz y abandonó la Knesset.

La discriminación del agua es un instrumento más del sistema de gobierno que se utiliza para desgastar a los palestinos social y políticamente.

En Cisjordania, decenas de miles de familias gastan enormes cantidades de tiempo, dinero y energía emocional y física sólo para realizar las tareas básicas de baño y aseo. Cuando no hay agua en la cisterna del inodoro, incluso las visitas de familiares se vuelven esporádicas.

Las familias del valle del Jordán realizan con disimulo, para no ser descubiertos por la Administración Civil, largos recorridos en busca de acarrear agua potable en tanques. Mientras, el agua fluye abundante por las tuberías de la compañía Mekorot hacia las granjas de cultivo de las colonias adyacentes.

Gaza depende de las plantas de purificación de agua que engullen electricidad, a menudo escasa en la franja. Bien podría tratarse de la India.

El tiempo, dinero y energía necesarios para obtener agua, se da a expensas de otras actividades, tanto en a nivel personal como comunitario: clases para los niños, una computadora, salidas familiares, proyectos de desarrollo industrial, el desarrollo del turismo, la agricultura, y actividades sociales.

Aún cuando los palestinos saben que Israel es responsable de la escasez de agua, su ira se dirige al pararrayos más accesible, la Autoridad Palestina.

Los empleados de la Autoridad Palestina, que pasan sus días en la agotadora batalla contra la burocracia israelí para obtener la aprobación de cada tubería de agua, son considerados poco profesionales y poco eficientes. Conveniente.

La realidad de los enclaves palestinos inconexos que Israel está creando emerge, a través de un mosaico de leyes diferentes y en diferentes grados a ambos lados de la Línea Verde, de la incautación de tierras y fuentes de agua y de la negación a la libertad de movimiento.

La seguridad como religión, que se utiliza para justificar el robo de tierras, puestos de control y el bloqueo, aún tiene que explicar por qué un niño palestino tiene derecho a menos de agua que un niño judío.

¿Qué pueden decir los expertos de diplomacia pública? Que en Jenin el promedio de asignación per cápita es de 38 litros para consumo en el hogar, ya que la ciudad es un bastión de la Yihad Islámica, que amenaza nuestro pequeño país? Que en el verano no hay suministro regular de agua debido a que el servicio de seguridad, Shin Bet, está ocupado descubriendo células de militantes armados, y que en Gaza, más de 90 por ciento del agua no es apta para el consumo debido a que los jefes de Hamas están planeando ataques terroristas en Cisjordania?

Incluso los grupos judíos pro-israelíes tendrán dificultades para justificar las discrepancias. El establishment israelí ha preparado un plan de cuatro puntos para justificarse:
* Bombardear los medios de comunicación con las estadísticas parciales y erróneas;
* Desviar la atención del punto de partida: Israel controla las fuentes de agua. Sobre la base de los Acuerdos de Oslo, que han pasado de temporales a permanentes, los palestinos tienen limitada la cantidad de agua que se les permite extraer de forma independiente de las fuentes de agua y limitada las mejoras que pueden realizar en la infraestructura de agua;
* Confiar en el frente israelí, que desestima los reportes palestinos e ignora los informes de organizaciones tales como B'Tselem, la película documental "El Valle Fading" de Irit Gal y estudios publicados por el Banco Mundial y Amnistía Internacional;
* Contar con que la mayoría de los israelíes no se molestarán en en echar un vistazo por sí mismos a la situación real. Y si lo hacen, y encuentran que existe una discriminación escandalosa, contar con que dirán: "¿Y qué?"

Acerca de la Autora: Amira Hass es una conocida y galardonada periodista israelí, en cuya columna del diario Haaretz suele ocuparse de los temas de la ocupación israelí de los territorios palestinos.


Publicado el 21/02/2014 en PALESTINA LIBRE.
http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=48991&utm_source=Newsletter&utm_campaign=6f57c4383c-2014-02-22&utm_medium=email&utm_term=0_5714c63316-6f57c4383c-307886149

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