En un desarrollo impresionante y profundamente significativo, los combatientes de la organización Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) capturaron la ciudad de Mosul. Luego, tomaron sin oposición Tikrit y de acuerdo a los informes se dirigen hacia la capital, Bagdad.
Quinientas mil personas huyeron de Mosul tras la conquista de los jihadistas. La ciudad, que cuenta con una población mayoritariamente árabe, junto a importantes minorías kurdas y turcomanas, es la segunda más grande de Irak. Su captura ha sido el último y más importante éxito de la ofensiva lanzada por los jihadistas del ISIS.
También representa una calamitosa derrota para las fuerzas de seguridad, del primer ministro Nouri al Maliki, entrenadas por Estados Unidos.
ISIS es el grupo más brutal y mejor organizado de todos los elementos jihadistas, que han surgido en Irak y Siria durante la última década. Ahora controla un área contigua de territorio que se extiende desde lo más profundo del oeste de Irak, incluyendo las ciudades de Mosul y Fallujah, atravesando la frontera con Siria, tomando la provincia de Raqqa, incluida su capital Raqqa, y continuando hasta la frontera con Turquía. El movimiento tiene una presencia que se extiende tan a lo lejos como los suburbios del sur de Bagdad.
La ofensiva del ISIS en Irak estuvo bien planeada y su ejecución muestra hasta qué punto esta organización ve sus actividades en Irak y Siria como parte de un mismo conflicto.
El movimiento retiró sus fuerzas de las partes periféricas de las provincias de Idlib y Alepo, en enero pasado.
En aquel momento, ese desplazamiento fue presentado, por los rebeldes sirios, como una derrota que habían infligido al ISIS, pero testigos presenciales confirmaron que casi no hubo ningún combate.
Las operaciones ofensivas contra la milicia kurda YPG en el área de Kobani (Ayn al Arab) también se fueron apagando.
El motivo está claro ahora: el ISIS estaba retirando sus fuerzas y consolidando la frontera occidental de su "estado islámico", para centrarse en la expansión de su frontera oriental en el interior de Irak.
La unidad de los kurdos
La guerra civil "siria" hace mucho que hizo estallar sus fronteras, para convertirse en un conflicto sectario que abarca el territorio de Siria, Irak y el Líbano. La ofensiva táctica del ISIS ha puesto de relieve este hecho.
También, está provocando, por necesidad, la cooperación transfronteriza de aquellos elementos atacados por el ISIS.
El área situada al norte del "Estado islámico" del ISIS está controlada por los kurdos. Pero las relaciones entre el Gobierno Regional Kurdo (GRK) de Massoud Barzani, en el norte de Irak, y las tres áreas controladas por el PYD (asociado al PKK), en el norte de Siria, se habían agravado, en los últimos meses. No se ha producido violencia entre las distintas facciones kurdas, pero el Gobierno Regional de Kurdistán ha mantenido la frontera entre las dos áreas firmemente cerradas – lo que llevó a emitir acusaciones de que a las estrechas relaciones estratégicas del Gobierno Regional del Kurdistán con Turquía lo están llevando a apoyar la posición hostil que Ankara mantiene contra los kurdos de Siria.
La ofensiva del ISIS parece haber reparado las relaciones entre las dos zonas kurdas.
Los últimos avances del movimiento jihadista en Mosul, llevaron al ISIS pocos kilómetros de los primeros puestos de control de las fuerzas “Peshmerga” (combatientes kurdos) de Barzani. Por lo tanto, hay una frontera común ISIS-kurda que se extiende a través de las zonas controladas por el PYD y el GRK.
Como resultado: los comandantes del YPG y la Peshmerga han llevado a cabo reuniones en los pasos fronterizos, en los últimos días, para coordinar sus acciones defensivas contra el ISIS. El paso fronterizo de Samalka, cerrado durante tres meses, fue abierto esta semana para permitir a los refugiados regresar al Kurdistán sirio, según Wladimir van Wilgenburg, un periodista e investigador holandés de la Fundación Jamestown, actualmente emitiendo reportes desde Irak y el Kurdistán iraquí.
Assad a punto de sitiar Alepo
Así que la entidad islamista transfronteriza enfrenta a una renovada alianza kurda al norte. Pero, ¿qué hay del gobierno de Bagdad? Las fuerzas armadas de Maliki pueden haber actuado desastrosamente en los últimos días, pero él sigue siendo parte de la alianza más poderosa que funciona en el Oriente Medio - el bloque regional liderado por Irán -.
La realidad emergente en el oeste de Irak crea dificultades para los iraníes. En los últimos meses, su cliente en Damasco, el régimen de Assad, ha recuperado, en gran parte, su suerte. Con la ayuda del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán y de Hezbollah, las fuerzas del régimen sirio están a punto de rodear el este de Alepo, controlado por los rebeldes.
Este proceso poco difundido está generando una profunda alarma entre los partidarios de la rebelión. En caso de que el presidente sirio, Bashar Assad, tenga éxito en asediar y matar de hambre a Alepo, terminará definitivamente el largo impasse entre el régimen y los rebeldes sunitas, posiblemente allanando el camino para un intento del gobierno de extenderse hacia el resto de Siria, controlado por los rebeldes.
Pero aun si uno de los clientes de Irán triunfa, el otro - Maliki - ha perdido gran parte de su territorio a manos de una fuerza jihadista, en un movimiento de apertura de lo que podría ser una renovada guerra sectaria en el suelo de Irak. Mientras que los rebeldes sirios pueden estar desunidos y mal organizados; eso no es cierto con respecto al ISIS – una fuerza disciplinada, decidida y salvaje -.
Esto significa que los iraníes pueden, en las semanas y meses venideros, verse obligados a aumentar el apoyo y la atención a su asediado cliente en Bagdad, incluso mientras lucha para formar un nuevo gobierno tras las elecciones parlamentarias en abril.
El llamado de Maliki a una movilización general producirá muy probablemente una respuesta militar sectaria chií, y por lo tanto una lucha sectaria continua en un contexto de parálisis política.
Por lo tanto, el punto clave es que el “Estado Islámico en Irak y al Sham” ha dejado de ser el nombre de un movimiento, o la expresión de una aspiración. A partir de ahora, es un término descriptivo aplicado a un espacio de facto soberano, que toma una gran franja occidental de Irak y el norte y este de Siria.
La poderosa alianza chií liderada por Irán tratará sin duda, en los próximos meses, de destruir a ese estado.
Las entidades kurdas del norte tratarán de defenderse en ambos lados.
El resultado de todo esto no puede predecirse. La realidad es la de una guerra sectaria sobre las ruinas de Irak y Siria.
Jonathan Spyer es investigador principal del Center of Global Research in International Affairs Center (GLORIA) en el Centro Interdisciplinario de Herzliya y miembro del Middle East Forum.
19/06/2014 en AURORA DIGITAL.
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