Las elecciones presidenciales sirias, y no el proceso de Ginebra-2, abren la perspectiva, pues, de un acuerdo político y han creado una nueva realidad que deberá ser eventualmente aceptada por todos.
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Damasco, Bassam Abu Abdulá considera que el resultado de las elecciones sirias constituye el clavo final en el ataúd del proyecto hostil a Siria y subraya que los comicios han supuesto un paso en el camino de las reformas y el desarrollo del pluralismo político en el país.
En este estadio no cabe duda que Siria ha derrotado el complot internacional, liderado por EEUU y dirigido a derrocar al presidente Bashar al Assad, convertido en el símbolo de la independencia y soberanía del país. Este plan fue implementado mediante el apoyo a grupos terroristas y por medio de la presión diplomática en las conversaciones de paz de Ginebra-2.
La nueva fase incluirá un amplio programa de reconstrucción. Algunos planes han sido establecidos para la reconstrucción de algunas ciudades y regiones y existen rumores de que varios contratos han sido ya firmados con compañías nacionales y extranjeras. Asimismo, existen leyes en preparación para la reforma de algunos sectores económicos, en especial del sector servicios.
Acuerdos políticos
Los analistas sirios hablan de que las elecciones llevarán en buen seguro a un proceso en el que las fuerzas opositoras opuestas a la violencia y el terrorismo y a la injerencia extranjera llevarán a cabo una confluencia con el Estado sirio. Sin embargo, el ciudadano sirio continuará siendo el pilar sobre el que se apoyará el proceso de cambios en el país.
Las elecciones presidenciales sirias, y no el proceso de Ginebra-2, abren la perspectiva, pues, de un acuerdo político y han creado una nueva realidad que deberá ser eventualmente aceptada por todos, incluso los que han rechazado los comicios. Estos últimos ofrecen la posibilidad de nuevas negociaciones, pero dentro de Siria, y no en un contexto dominado por potencias extranjeras, como sucedió en Ginebra-2. A esto se refirió el ministro de Exteriores sirio, Walid Muallim, cuando dijo “Hoy comenzaremos el camino de una solución política a la crisis y comenzaremos un amplio proceso de reconciliación”.
Sin embargo, algunos puntos que podían haber sido aceptados antes de la guerra o incluso antes de que los votantes sirios determinaran en las urnas su destino, ya no será aceptables ahora. Los sacrificios para salvar a Siria han sido demasiado grandes. En segundo lugar, una solución política significa integrar a todos los segmentos de la población siria en en una solución bajo el paraguas de la Constitución y el actual Estado. Y en tercer lugar, cualquier plan de reforma debe ser aceptado por el pueblo sirio.
El diálogo con la Coalición Nacional Siria y otros opositores en el exterior financiados por potencias extranjeras hostiles a Siria ya no tiene cabida después de que hayan rechazado todas las reformas realizadas en la Constitución -incluyendo la creación de un modelo multipartidista que puso fin al monopolio del Partido Baaz y el establecimiento de elecciones presidenciales con varios candidatos- y, sobre todo, de que se hayan negado a reconocer y condenar el terrorismo en Siria con el que mantienen estrechas relaciones.
Lucha contra el terrorismo
Desde su responsabilidad, el presidente Assad continuará liderando, como jefe de las Fuerzas Armadas, el combate contra el terrorismo y los grupos criminales que asolan el país desde hace más de tres años. La debilidad de estos grupos frente al Ejército sirio queda de manifiesto si tenemos en cuenta su incapacidad para sabotear el proceso electoral pese a varios intentos realizados en este sentido en diferentes partes de Siria.
El Ejército continuará con sus operaciones hasta lograr el objetivo de liberar a toda Siria del terrorismo. Las fuerzas armadas han tomado la iniciativa en la mayoría de los frentes y registran continuos avances. Los grupos armados, sin apoyo popular, debilitados por los ataques militares y divididos entre sí son incapaces de resistir los avances del Ejército, apoyado por Hezbolá y las brigadas iraquíes de Abu al Fadl al Abbas. Muchos jóvenes sirios reciben entrenamiento y se unen a las Fuerzas de Defensa Nacional o al recién creado “Hezbolá sirio”.
El Estado sirio está preparando una serie de leyes de amnistía y perdón con el fin de reintegrar a la sociedad a los miembros de los grupos armados que depongan las armas separándolos así de la influencia de sus líderes residentes en el extranjero y de los gobiernos extranjeros que han promovido la agresión contra Siria. Los procesos de reconciliación, ya iniciados en Damasco, se incrementarán, lo cual no sólo fortalecerá el proceso político, sino que también pondrá en las manos del Ejército muchas localidades sin lucha y liberará efectivos para los combates en otros frentes.
07/06/2014 en AL-MANAR.
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