MITO:
«La OLP no desempeñó ningún papel en fomentar la violencia de la intifada».
«La OLP no desempeñó ningún papel en fomentar la violencia de la intifada».
REALIDAD:
A través de la intifada, la OLP desempeñó un papel directivo al orquestar la insurrección. Por ejemplo, el Liderazgo Unificado de la Intifada (UNLI, por su sigla en inglés) dominado por la OLP, imprimía sueltos con frecuencia dictando qué días debía acrecentarse la violencia, y quién había de ser el blanco.
En 1989, por ejemplo, la OLP declaró el 13 de febrero como un día para «escalar los ataques a los colaboradores y traidores» que trabajan para la Administración Civil en los territorios. La estación de radio de la OLP en Bagdad describió los métodos incendiarios mediante los cuales «los huertos y campos del enemigo sionista podían quemarse»
El New York Times describió el descubrimiento de «un alijo de detallados documentos secretos que mostraba que la OLP contrataba matones locales para asesinar a otros palestinos y llevar a cabo “actividades militares” contra los israelíes». Un documento describía cómo la OLP quería que los ataques se les atribuyeran a agrupaciones ficticias de manera que no afectaran el diálogo entre EE.UU. y la OLP.
Yasser Arafat defendió el asesinato de los árabes que se consideraba que estaban «colaborando con Israel». Él delegó en el liderazgo de la intifada la autoridad de llevar a cabo ejecuciones. Después de los asesinatos, el escuadrón de la muerte de la OLP en la localidad le enviaba un expediente del caso a la OLP.
«Hemos estudiado los expedientes de ésos que fueron ejecutados, y encontrado que sólo dos de los 118 que fueron ejecutados eran inocentes», dijo Arafat.
La OLP declaró a las víctimas inocentes «mártires de la revolución palestina».
Los palestinos eran apuñalados, ultimados con hachas, muertos a tiros o a palos y quemados con ácido. Se ofrecían diversas justificaciones para estos crímenes. A veces, ser empleado de la Administración Civil en Cisjordania y la Franja de Gaza era una razón suficiente. En otros casos, el contacto con judíos garantizaba una sentencia de muerte. En octubre de 1989 un padre palestino de siete hijos fue muerto a cuchilladas en Jericó luego de venderles adornos florales a judíos que estaban construyendo una succah. Las acusaciones de «colaboración» con Israel a veces se usaban como un pretexto para actos de venganza personal. Las mujeres de quienes se sospechaba una conducta «inmoral» también se contaban entre las víctimas.
Las UNLI pidieron una escalada de la violencia después del motín en el Monte del Templo en 1990, en el cual 17 árabes resultaron muertos. Yasser Abd-Rabbo —que anteriormente había sido interlocutor de la OLP en su diálogo con EE.UU.— declaró que «la guerra de puñaladas contra los usurpadores de Jerusalén acaba de empezar».
La OLP continuó sus esfuerzos de fomentar la violencia a lo largo de 1991.
El 3 de marzo, la UNLI emitió un comunicado en que pedía que «aumentara la confrontación» con las fuerzas israelíes en Cisjordania y Gaza. Otro suelto de la OLP, publicado en septiembre, demandaba la «ejecución» de cualquiera que vendiera propiedades a los judíos en Jerusalén.
Según el gobierno israelí, sólo el FPLP llevó a cabo 122 ataques terroristas durante 1991, dando lugar a los asesinatos de 18 residentes de Israel y los territorios. Los crímenes cometidos por Fatah incluyeron el asesinato el 4 de julio de un aldeano árabe de 61 años cerca de Jenín, la muerte en septiembre del sargento israelí Yoram Cohen, y el asesinato en octubre de un hombre que apareció apuñalado en una calle de Gaza, con la cabeza cubierta por un saco. En el cadáver se encontró una nota con las palabras «Fuerza 17», denotando que se trataba de un guardaespaldas de Arafat.
Posteriormente, Hamás comenzó a contender con la OLP por el control de la intifada. En diciembre de 1992, por ejemplo, Hamás comenzó a agredir a las tropas de las FDI, matando a cuatro soldados en varias emboscadas temerarias.
Extracto del libro Mitos y Realidades de la Jewish Virtual Library.
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